miércoles, 25 de septiembre de 2013

Rush: Rivalidad sobre ruedas


En 1976, dos pilotos diametralmente opuestos compiten por proclamarse campeones del mundial de Fórmula 1. Los distintos caminos que siguen el británico y alocado James Hunt y el disciplinado austríaco Niki Lauda colisionan en la pista, done les une su pasión por la velocidad y les separa una legendaria rivalidad.

Rush supone el nuevo trabajo de Ron Howard, director bastante irregular que ha filmado bodrios como EDtv, El Grinch, o ¡Qué dilema!, y la simplona adaptación de El código Da Vinci. Howard, que ha saltado de un género a otro manteniendo un estilo sencillo, poco arriesgado, en el que predominan soluciones melodramáticas, también nos ha dado algunas alegrías a lo largo de su carrera: en el mundo de la televisión produjo y fue el narrador de esa joya llamada Arrested Development, su aparición en Los Simpson es de las más memorables (la forma en que expone su nuevo proyecto a Brian Grazer sigue despertando carcajadas en muchos de nosotros), y como director es responsable de Una mente maravillosa (protagonizada por un reparto impagable capitaneado por Russell Crowe), del thriller político Frost/Nixon, y de la maravillosa Willow, película mítica donde las haya.

Pues bien, tras varios descalabros, entre ellos intentar llevar al cine la saga de La Torre Oscura de Stephen King con varias series de televisión y con Javier Bardem de por medio, Howard ha vuelto a ponerse tras la cámara en Rush, película semi-independiente en la que se ha reunido con Peter Morgan, el guionista de Frost/Nixon. Morgan ha demostrado ser un experto en el terreno del biopic, sobre todo a la hora de enfrentar a dos personajes históricos de posturas opuestas, como ya se vio en las recomendables El último rey de Escocia o en The Queen. En el caso de Rush, la fórmula vuelve a funcionar y nos encontramos con una historia que nos muestra en líneas generales las carreras por separado de James Hunt y de Niki Lauda, sus ambiciones, métodos y dudas, y hace especial énfasis en la rivalidad que mantuvieron como pilotos de Fórmula 1.


El desarrollo de personajes no desluce en manos de la puesta en escena de Howard, quien maneja con habilidad los saltos en el tiempo, las historias paralelas de los dos protagonistas y la recreación de los años 70, además de que nos ofrece escenas para el recuerdo como la primera carrera de Fórmula 3 (un señor homenaje a Días de Trueno, del tristemente fallecido Tony Scott), el accidente de Niki Lauda y su posterior recuperación en el hospital, o la carrera final bajo la lluvia. Sorprende también la pareja protagonista, no sólo por su parecido físico con los actores reales, sino por su entrega. Tanto Chris "Thor" Hemsworth como Daniel Brühl resultan creíbles en sus papeles, especialmente este último. Les acompaña un reparto de caras no demasiado conocidas entre las que llaman la atención las brevísimas apariciones de Olivia Wilde (Tron Legacy) y de Natalie Dormer (Margaery Tyrell en Juego de Tronos).


No podemos terminar sin alabar la banda sonora de Hans Zimmer, quien por fin deja de lado los tambores y trompetas atronadores de Origen y El caballero oscuro que tanto le gustaban (y nos fustigaban a los espectadores) y firma una banda sonora digna, con toques épicos que les van muy bien a las carreras de Fórmula 1. Por méritos propios, Rush se alza como una de las películas sorpresa de 2013, una historia modesta muy bien llevada cuyo resultado final ni siquiera consiguen empañar los habituales toques melodramáticos de Howard. Mientras Rush goza de una buena acogida, Ron Howard, y su equipo ya preparan su próximo trabajo, In the Heart of the Sea, basada en los hechos reales que inspiraron a Herman Melville a escribir su obra maestra, Moby-Dick.

Ficha de la película.

domingo, 22 de septiembre de 2013

Dolor y dinero: Ambición sin límites


Daniel Lugo trabaja como entrenador personal en un gimnasio de Miami a mediados de los años 90. Su carrera parece estancada, y no recuperará la pasión por su trabajo hasta conocer a Victor Kershaw, un empresario de dudosa reputación que lleva la ambición de Danny hasta límites insospechados. Compinchado con un par de compañeros del gimnasio, Lugo pone en marcha un elaborado plan para hacerse con la fortuna de Kershaw y cumplir así su particular y retorcida visión del sueño americano.

Cuando salieron los primeros avances del nuevo proyecto de Michael Bay, titulado originalmente Pain & Gain, no despertaron en mí el más mínimo interés. Caracterizado por su estilo adrenalítico, confusas escenas de acción, explosiones imposibles y el ensalzamiento gratuito de los militares estadounidenses, las películas de Michael Bay suponen la simplificación de las superproducciones taquilleras. La saga de Transformers me parece abominable, y la única película de Bay que me gusta es La isla, más por su trasfondo de ciencia ficción que por la acción en sí. Sin embargo,tras enterarme del reducido presupuesto de Dolor y dinero (en comparación con sus anteriores películas) y de las primeras reacciones que estaba generando, la curiosidad pudo conmigo y acudí a verla.


Basada en hechos reales, Dolor y dinero supone una comedia negra muy disfrutable acerca de la ambición de un grupo de culturistas y monitores de gimnasio, quienes emprenden un camino sin retorno por la senda del crimen a fin de saciar su codicia, generando una ola de caos a su alrededor. Sorprendentemente, Bay no cae en los excesos de sus anteriores películas, que ya se han convertido en la marca de la casa, y deja fluir una historia que gira alrededor de la estupidez, la avaricia y el ego de sus protagonistas a modo de versión hipermusculada de la mítica Fargo de los hermanos Coen. Así, nos encontramos ante una película que funciona como comedia y nos ofrece momentos tensos y macabros relacionados con las actividades criminales de los protagonistas, en la que además se incluye una ligera pero acertada crítica a los ideales de éxito y triunfo que predica el sueño americano y que mueven a los protagonistas en su delirante incursión en mundo criminal. Para terminar, nos ofrece una exaltación de las pequeñas cosas de la vida, las más sencillas, en contraste con las aspiraciones de los protagonistas, al igual que sucedía en la mencionada Fargo.


Quienes también tienen buena culpa de lo divertida que resulta esta película son sus actores protagonistas: las decisiones y los planes de Mark Wahlberg, las camisetas y lecciones religiosas de un gigantesco Dwayne "the Rock" Johnson, y sobre todo los caretos de Anthony Mackie ilustran el sangriento y oscuro viaje de los personajes. Les acompañan un sufrido Tony Shalhoub (alias Monk), la debutante Bar Pali (no podría faltar una modelo en una película de Bay) y las breves intervenciones del cómico Ken Jeong (Resacón en Las Vegas), de Peter Stormare y del gran Ed Harris, de lo mejorcito de la película dando vida a un veterano detective privado que da caza a estos criminales de poca monta.


La fotografía de Ben Seresin proporciona a la película los colores plásticos y vibrantes característicos de las superproducciones de Bay, además de que la banda sonora de su colaborador habitual, Steve Jablonsky, resulta correcta y no desentona al lado de las canciones de la época. Aunque se hace un poco larga y tiene algún bajón de ritmo según se aproxima el tramo final, Dolor y dinero es, en su conjunto, una comedia alocada, disparatada y muy divertida. Ojalá Michael Bay se dedicara más a este tipo de cine, aunque para compensar ya tendremos la cuarta parte de Transformers dentro de un año.

domingo, 15 de septiembre de 2013

Kick-Ass 2: Con un par


Meses después su enfrentamiento contra la mafia D'Amico y Bruma Roja, Kick-Ass se entrena en la clandestinidad para mejorar como superhéroe y Hit-Girl afronta su mayor desafío al intentar adaptarse al mundo del instituto, mientras que surgen decenas de nuevos superhéroes urbanos que quieren seguir su ejemplo. Debido al regreso de su enemigo, Bruma Roja, que clama venganza por la muerte de su padre, Kick-Ass decide unirse al grupo Justicia Para Siempre con el fin de iniciar una nueva cruzada superheroica.

Conversando con un amigo en mi tienda de tebeos habitual, comentábamos como el guionista Mark Millar se ha convertido en un especialista en publicitar cómics que prometen mucho más de lo que ofrecen, en lugar de cuidar más las tramas y los personajes de sus historias, como ha sucedido con Superior o Supercrooks. Esto nos llevó a Kick-Ass, que posiblemente sea la creación de Millar que más resultona le ha quedado, y al mensaje opuesto que transmiten el cómic y su versión cinematográfica. Por ejemplo, mientras que al final del primer volumen Dave Lizewski debe volver a las miserias y penurias de su vida cotidiana por mucho que se haya convertido en un superhéroe, la película cuenta con un final más espectacular en el que el héroe se alza triunfal sobre el mal y conquista a la chica de sus sueños. Esta diferencia clave entre el cómic y la película nos lleva a la segunda adaptación cinematográfica de esta parodia gamberra y sangrienta de Watchmen.


Kick-Ass 2 se basa en lo narrado en el cómic homónimo y en su precuela, la miniserie dedicada a Hit-Girl, e introduce cambios en la trama que ayudan a que la historia funcione como película y encaje con lo mostrado en la primera parte. Tras la sorpresa que supuso Kick-Ass en 2010, en la que el director y guionista Matthew Vaughn nos ofreció una película divertida y refrescante que pulía los puntos débiles del cómic, la segunda parte ha tardado en ponerse en marcha pues se ha enfrentado a los retrasos en la publicación del cómic e incluso al abandono del proyecto por parte del propio Vaughn, quien también ha dejado de lado a los X-Men para poder dirigir The Secret Service, la adaptación de otro cómic de Millar. Por suerte, Vaughn ha permanecido como productor de la película, lo que ha asegurado el regreso del reparto y del equipo originales.

El encargado de escribir y dirigir Kick-Ass 2 ha sido Jeff Wadlow, artífice de irregulares películas de instituto como Cry Wolf. Si bien es cierto que a esta segunda parte le faltan la frescura y la mezcla de géneros perfecta de la original, hay que reconocer que Wadlow ha hecho un buen trabajo y ha conseguido filmar una secuela digna de su predecesora que retoma la acción justo donde se quedó para combinar con acierto violencia, comedia de instituto, parodia superheroica y escenas gore. Aun así, Kick-Ass 2 está causando división de opiniones entre los fans: hay quienes la desprecian y quienes la alaban por encima de su predecesora. Si bien no resulta tan sorprendente como la de Vaughn, sino que es un poco más burda, es cierto que enlaza muy bien con lo sucedido anteriormente y que suaviza y mejora varios aspectos del segundo volumen de la obra de Mark Millar y John Romita Jr., que a mí me decepcionó bastante.


Repite el reparto de la anterior entrega, aunque esto implique que varios de los actores hayan crecido en estos tres años y no resulten demasiado creíbles como estudiantes de instituto. Nos reencontramos con Aaron Taylor-Johnson como Kick-Ass, a quien se le nota a gusto en el papel, y le acompañan unos correctos Christopher Mintz-Plasse y Clark Duke, a los que hay que sumar los breves papeles de Michael Peña y de Jim Carrey, aquí bastante comedido. A los más seriéfilos les sorprenderá también encontrarse con Donald Faison (Scrubs) y con Iain Glen (ser Jorah en Juego de Tronos), aunque quien vuelve a robar escenas es Chloë Grace Moretz, la joven actriz vuelve a brillar con el personaje que le dio la fama, el de la sanguinaria Hit-Girl. También merece la pena mencionar el papel que juegan la épica banda sonora de Henry Jackman, acompañado esta vez por Matthew Margeson, y temas como la música del Tetris que dan una nueva dimensión a momentos delirantes de la película.


Digna secuela, Kick-Ass 2 nos recuerda la necesidad de los superhéroes en los tiempos actuales, como prueba su secuencia final, al mismo tiempo que nos ofrece abundantes dosis de diversión, violencia y humor gamberro. Nos queda la duda de si habrá una tercera parte que cierre la saga (el tercer y último volumen del cómic acaba de empezar a publicarse), pues su moderado éxito en taquilla y sus diferencias con la obra en que se basa no lo aseguran, además de que se rumorea que Wadlow será el encargado de llevar al cine X-Force.

lunes, 9 de septiembre de 2013

El panorama de Marvel Now

Probablemente buscando una forma de responder al reinicio del Universo DC y el comienzo de los Nuevos 52, en la Casa de las Ideas decidieron llevar a cabo una maniobra editorial similar con el nombre de Marvel Now. Seis meses después de su inicio, con el nuevo panorama asentado, llega el momento de reflexionar acerca del cambio general en la editorial de Spider-man y del estado de las colecciones actuales de Marvel.


Aunque en principio era bastante reticente a la jugada de Marvel Now por miedo a que perpetraran una barbaridad similar al reinicio del Universo DC (si echamos un breve vistazo a los Nuevos 52 no tardaremos en observar que el personaje que ha salido mejor parado es Batman, curiosamente quien ha sufrido menos cambios en su continuidad), borrando años de historias en beneficio de las ventas, debo reconocer que la estrategia editorial no ha resultado tan calamitosa, pues más bien se ha tratado de un lavado de cara a los cómics de Marvel con el fin de nivelarlos con su universo cinematográfico; y de un reajuste de autores, apostando por nuevos guionistas estrella como Jonathan Hickman, Rick Remender y Jason Aaron para encargarse de los pilares de la editorial mientras que Brian Michael Bendis, el arquitecto del Universo Marvel de la última década, ha pasado a explorar nuevos terrenos. En líneas generales, el cambio de equipos creativos ha dado buenos resultados, con giros interesantes para la plana mayor marvelita. En las próximas líneas comentaré mis impresiones acerca de las colecciones que sigo de esta nueva etapa de personajes que nos acompañan desde hace mucho tiempo:

-Nuevos Vengadores: La colección que más me ha gustado hasta el momento. Jonathan Hickman, el maestro de las tramas-puzzle, da un giro radical a los Vengadores urbanos de Bendis y recupera a los Illuminati, quienes se encargan de acabar con las amenazas más peligrosas desde las sombras. En esta ocasión se enfrentan a una crisis en el multiverso que llevará a nuestros héroes a tomar decisiones inesperadas y polémicas. Un cómic de grandes diálogos ilustrado por el siempre elegante Steve Epting. La colección apenas acaba de arrancar y nos deja con montones de incógnitas que tardarán en resolverse.

-Imposibles Vengadores: Nacida de las cenizas del conflicto entre la Patrulla X y los Vengadores, esta serie responde a la necesidad de incorporar mutantes en las filas de los héroes más poderosos de la Tierra. El guionista Rick Remender firma una colección ágil a la que se trae los cabos sueltos de las tramas desarrolladas en sus recomendables etapas en Imposibles X-Force y Vengadores secretos, añadiendo la presencia de villanos como Cráneo Rojo y Kang el Conquistador. John Cassaday (uno de mis dibujantes favoritos) se encarga del primer arco y luego es relevado por Daniel Acuña, que está bastante en forma.



-Capitán América: También escrita por Remender, rompe con el tono de espionaje de la célebre etapa de Ed Brubaker para sumergirnos en una trama de ciencia ficción de serie B en la que se respira el espíritu de Jack Kirby. Aunque comenzó con fuerza, respetando la personalidad de Steve Rogers y mostrándonos emotivos flashbacks de su pasado durante la Gran Depresión, un cambio tan brusco no le ha sentado demasiado bien a la serie, cuyo primer arco argumental se está alargando demasiado. A la espera de su conclusión, podemos disfrutar del dibujo de John Romita Jr., más en forma que en sus último trabajos para Los Vengadores y Kick-Ass.


-Lobezno y la Patrulla X: La divertida revisión de la Patrulla X que nos trae Jason Aaron se vio bastante perjudicada por el conflicto entre mutantes y Vengadores, que retrasó el desarrollo de las tramas. El relanzamiento de Marvel Now ha pillado a este cómic en todo el medio, si bien ha sabido adaptarse, retomar las tramas planteadas al principio, homenajear etapas clásicas, recuperar personajes olvidados (Perro) y mostrar la preocupación de Logan por el futuro de las nuevas generaciones de mutantes. Aunque no goza de la frescura de sus inicios, el trabajo de dibujantes como Nick Bradshaw o Ramón Pérez le ayudan a mantener el nivel. 

-La Nueva Patrulla X: La premisa de traer al presente a la Patrulla X original parecía absurda, pero Bendis ha sabido adaptarse al universo mutante y ha cimentado los primeros números en el fuerte contraste que experimentan los jóvenes Cíclope, Jean Grey, Ángel, Bestia y Hombre de Hielo al presenciar la convulsa situación mutante actual y cómo se han corrompido los ideales del sueño de Xavier. El trabajo de Stuart Immonen, uno de los mejores dibujantes en el panorama superheroico, en el apartado gráfico es otra de las razones que hace que merezca la pena leer este cómic, si bien es cierto que es una serie con fecha de caducidad, pues es muy complicado mantener a los X-Men originales en el presente de forma indefinida sin que la fórmula acabe agotándose.

-Guardianes de la galaxia: Nunca me ha apasionado la vertiente cósmica del Universo Marvel, pero Bendis consigue acercarnos al mundo de los Guardianes de una forma amena, probablemente enfocada a la venidera adaptación cinematográfica, y nos ofrece una lectura gamberra y muy divertida con personajes bien perfilados. Le falla el baile de dibujantes entre Steve McNiven y Sara Pichelli dentro de un mismo número, y la presencia de Iron Man en el equipo no termina de convencer.


-Ojo de Halcón: Matt Fraction, guionista bastante limitado y autor de bodrios como Miedo encarnado, sorprende con esta revisión de Clint Barton, personaje que no ha gozado de demasiado éxito fuera de Los Vengadores. En la misma línea que su trabajo en El Immortal Puño de Hierro, Fraction nos narra las aventuras urbanas de Ojo de Halcón apoyándose en la magistral narrativa de David Aja, heredero de David Mazzuchelli. Un cómic desenfadado y muy divertido.

-Deadpool Kills Deadpool: En pocas ocasiones me había acercado al mercenario bocazas, pero esta miniserie escrita por Cullen Bunn y dibujada por Salva Espín (siempre es una alegría contemplar sus trabajo) es la parodia que necesita el actual Universo Marvel, con paradojas entre multiversos incluidas y el bueno de Wade Wilson en medio de todo.


Me queda la duda de saber qué tal estarán las colecciones de Hulk y de Thor escritas por Mark Waid y Jason Aaron, respectivamente, que todavía no he tenido ocasión de leer. Y a vosotros, ¿qué os ha parecido la jugada de Marvel Now? ¿Qué cómics seguís? ¿Cuáles recomendáis?

sábado, 7 de septiembre de 2013

Sobrevivir al Apocalipsis: Pacific Rim


En el año 2015, los kaijus, criaturas monstruosas de otra dimensión, irrumpieron en nuestro mundo a través de una grieta en el océano Pacífico. Con el fin de detener la ola de destrucción que sembraban a su paso, los dirigentes de diferentes naciones pusieron en marcha la creación de los jaegers, robots gigantescos pilotados por humanos. Años después, las incursiones de los kaijus no hacen más que aumentar, por lo que el Mariscal Pentecost decide contactar con el antiguo piloto Raleigh Becket y lanzar una última ofensiva para proteger nuestro mundo.

Concluimos el especial dedicado a los estrenos post-apocalípticos de este verano con Pacific Rim, la nueva y esperada película de Guillermo Del Toro. Desde que ganara el Oscar con El laberinto del fauno y fuera calificado como "visionario", al director mexicano le han llovido las ofertas hasta el punto de estar vinculado a más de una decena proyectos distintos al mismo tiempo. No obstante, a parte de dirigir Hellboy II y de producir películas que llevan su sello como Don't be Afraid of the Dark o la reciente Mamá, Del Toro ha ido abandonando un proyecto tras otro, desde El Hobbit hasta la esperada adaptación de En las montañas de la locura, pasando por sus versiones de Frankenstein, Tarzán e incluso el cierre de la trilogía de Hellboy, de futuro incierto. Por este motivo, a muchos nos sorprendió que Del Toro regresara en 2013 con un producto en apariencia tan insulso como Pacific Rim, película centrada en robots gigantescos dándose de tortas con monstruos herederos de Godzilla. Por suerte, Del Toro ha conseguido demostrar su talento como cineasta una vez más para ofrecernos uno de los estrenos del verano, si bien no ha gozado de una gran acogida en taquilla.


Bebiendo del cine japonés de monstruos surgido en la década de 1950 con Godzilla y el pánico atómico como telón de fondo, Pacific Rim recupera elementos de películas y series como Mazinger Z, Ultraman, los Power Rangers, Evangelion, King Kong o Aliens, y nos presenta un futuro cercano en el que el fin del mundo se acerca debido a la invasión de gigantescos monstruos interdimensionales y sus oscuros propósitos. Con esta premisa se desarrolla una historia sencilla pero bien llevada, que aprovecha los tópicos del género y nos brinda sorpresas como quiénes se esconden detrás de los kaijus o el trasfondo de personajes como el Mariscal Pentecost y la japonesa Mako Mori. La película no aburre en ningún momento y combina las dosis justas de desarrollo de personajes con escenas cómicas y grandes secuencias de batallas que no aturden y rebosan épica.


El reparto resulta convincente en su conjunto, con un correcto Charlie Hunnam (Hijos de la anarquía) como protagonista que queda eclipsado ante personajes tan interesantes como los de Riko Kikuchi (el gran descubrimiento de Babel) y de Idris Elba (Luther), un nuevo modelo de tipo duro cinematográfico a quien nadie le tose encima. Les acompañan el cómico Charlie Day (Cómo acabar con tu jefe) como asesor científico en la lucha contra los kaijus y, por supuesto, los habituales de Del Toro, el gran Ron Perlman dando vida al traficante Hannibal Chau y Santiago Segura, que goza de un cameo de más duración que su breve aparición en Hellboy II


La potente banda sonora de Ramin Djawadi (Juego de tronos) y el brillante diseño de producción, en el que de nuevo queda patente la pasión de Del Toro por los monstruos, son algunos de los ingredientes que contribuyen a hacer de Pacific Rim una película cuidada hasta el detalle y un espectáculo sumamente divertido que sin duda merece la pena ver en pantalla grande. Esperemos que, tras el triunfo de Pacific Rim, Del Toro no tarde en volver a ponerse tras la cámara y nos traiga películas tan recomendables como ésta. Por el momento, prepara su regreso al cine de terror con Crimson Peak, y ojalá no tarde en cerrar la trilogía de Hellboy.