lunes, 31 de diciembre de 2012

Mike Lee's selection for 2012

2012 está a punto de terminar y, como es tradición en este blog, antes de inaugurar el año nuevo daremos un repaso al panorama cinematográfico, haciendo balance de lo que hemos visto y las sensaciones que nos ha transmitido.


Este año ha sido muy variado puesto que hemos encontrado películas de todo tipo y casi siempre había algún título en cartelera que mereciese la pena. Hemos tenido estrenos tan diferentes que comprenden desde el comienzo de exitosas sagas taquilleras (Los juegos del hambre) a tragedias intimistas independientes (la demoledora Shame), pasando por el regreso de personajes muy queridos (The Muppets), comedias agradables y con trasfondo (Intocable, Si de verdad quieres), homenajes al cine (Hugo), sorpresas terroríficas (The Cabin in the Woods), propuestas decepcionantes (The Amazing Spider-man, The Dark Knight Rises, Prometheus), timos monumentales (Luces rojas, Lo imposible), desafíos al espectador (The Master) y el regreso a la interpretación de toda una leyenda como es Clint Eastwood (Golpe de efecto). 

De entre todas ellas, me gustaría destacar 12 películas, una por mes, que por diversos motivos me han parecido muy destacables y altamente recomendables, merecedoras del precio de una entrada de cine en los convulsos tiempos que corren. Vamos con la selección:



*Moneyball: Drama con el mundo del béisbol profesional como telón de fondo en el que un hombre sin rumbo se recuperará de errores pasados. Cuenta con grandes interpretaciones y un guión de dos titanes, Aaron Sorkin y Steven Zaillian.

*Los idus de marzo:  George Clooney dirige con garra este thriller político de tintes shakespearianos que desgrana las luchas por el poder y la corrupción de los implicados en la campaña por las elecciones primarias en Estados Unidos, además de que cuenta con un reparto de verdadero lujo.

*Los Vengadores: Joss Whedon triunfa en una misión imposible y traslada el espíritu de los héroes más poderosos de los cómics Marvel a la gran pantalla en una película capaz de juntar espectacularidad con humor y mucho respeto a los personajes.

*Moonrise Kingdom: El director Wes Anderson lleva su estilo personal un paso más allá a la vez que recupera la mirada de un niño y despliega los temas que pueblan su universo personal.

*Mátalos suavemente: La crisis económica también ha afectado al mundo del hampa, donde los viejos valores y el glamour se perdieron hace mucho. Filmada con una elegancia insólita, contiene interesantes reflexiones de máxima actualidad.

*Frankenweenie: Cuando todo atisbo de personalidad parecía perdido, Tim Burton estrena esta conmovedora película de animación stop-motion que rinde homenaje a los clásicos del terror y a los temas recurrentes en su filmografía.

*Looper: Nueva vuelta de tuerca a los viajes en el tiempo y la ciencia ficción futurista en una historia de fuerte influencia western con interesantes giros. Poblada de personajes ambiguos, el reparto no lo hace nada mal.

*Argo: Ben Affleck se confirma como un director de mucho talento con este thriller de espionaje en la era pre-Bourne, cuando un agente de la C.I.A. debe ingeniárselas para rescatar a seis rehenes de Irán. Mucha emoción, ritmo, buena ambientación y una contundente carga crítica componen una película redonda.

*Skyfall: James Bond celebra sus 50 años renovándose para el siglo XXI en una película de acción filmada con mucho pulso y estilo que vuelve a las raíces del personaje para recuperar elementos clásicos.

*¡Rompe Ralph!: Curioso homenaje al mundo de los videojuegos en una película con mucha magia, nuevos mundos y protagonistas en busca de su lugar en el mundo.

*El Hobbit: Un viaje inesperado: Aunque no iguale la majestuosidad de la trilogía original, es bastante fiel a la novela y nos lleva de vuelta a la Tierra Media en un viaje muy entretenido.

*Silver Linings Playbook: Perfecta mezcla de comedia y drama familiar y personal en una película que cuenta con personajes muy humanos y un reparto formidable, desde la electrizante pareja que forman Bradley Cooper y Jennifer Lawrence a un Robert De Niro que vuelve a dar lo mejor de sí mismo.


Actor del año: Brad Pitt, por la madurez mostrada en trabajos como Moneyball y Mátalos suavemente, en los que llena la pantalla con personajes complejos.

Actriz del año: Amy Adams, capaz de cambiar a registros tan diferentes como los que exigían The Muppets, Golpe de efecto y The Master, y de salir airosa de todos sus trabajos.

Director del año: Ben Affleck, que en Argo realiza todo un ejercicio de estilo clásico, sin efectismos baratos, y homenajea toda una época.

Y vosotros, ¿con qué películas os quedáis? ¿Cuál sería vuestra selección?

¡Feliz 2013!

sábado, 29 de diciembre de 2012

El Hobbit: Un viaje inesperado


"En un agujero en el suelo, vivía un hobbit." Bilbo Bolsón lleva una apacible vida en la Comarca hasta que, un día, el mago Gandalf el Gris aparece en Bolsón Cerrado y le propone salir en busca de aventuras junto a 13 enanos que quieren recuperar Erebor, su antigua morada, de las garras del dragón Smaug. Bilbo finalmente se unirá a la compañía de los enanos, liderada por Thorin Escudo de Roble, y juntos atravesarán la Tierra Media, conocerán nuevos aliados y se enfrentarán a un mal latente que amenaza con poner fin a la paz y traer de vuelta a los orcos y a seres mucho más peligrosos.

Recuerdo con claridad el momento en el que, hace más de diez años, acudí al cine a ver El Señor de los Anillos: La comunidad del anillo. Según avanzaba la película mi asombro iba en aumento, no daba crédito a la historia que estaba presenciando, y aquella sesión acabó convirtiéndose en una de las experiencias cinematográficas más completas e intensas de las que he disfrutado. Durante los dos años siguiente me zambullí en las novelas de J.R.R. Tolkien y, por supuesto, acudí a ver las siguientes dos entregas, ya sabiendo que estaba presenciando todo un hito en la historia del cine como fue la trilogía de Peter Jackson, a la que me gusta aplicar el adjetivo inglés de larger-than-life (más grande que la vida misma).

Por ello, cuando después de muchos rumores se supo que finalmente sería Peter Jackson y no Guillermo Del Toro (cineasta que cada vez me cae peor) quien adaptaría El Hobbit, una de mis novelas favoritas, no dudé en celebrarlo. La espera ha sido larga, los rumores constantes, los videoblogs del proceso de rodaje muy interesantes y muchas las dudas de si el regreso de Jackson a la Tierra Media merecería la pena, sobre todo teniendo en cuenta que de una única novela van a desarrollar una nueva trilogía. Por fortuna, la primera entrega de El Hobbit, titulada, Un viaje inesperado, no está nada mal. No defrauda, consigue entretener y sorprender, si bien es cierto que no llega al nivel de perfección de El Señor de los Anillos, en parte por el tono más distendido y humorístico de la historia (que ya estaba presente en la novela) y en parte por los excesos de la película.


Como adaptación, El Hobbit es bastante fiel a la novela en la que se basa, tenemos a todos nuestros queridos protagonistas y el espíritu aventurero del libro está presente en la película, si bien hay ciertas alteraciones en los sucesos o en la inclusión de personajes que no deberían estar ahí. Ahora bien, es cierto que la duración, casi tres horas, es algo excesiva, hay escenas metidas con calzador y eso repercute en el acabado de la película, que está un tanto inflada (véase la parte de Radagast correteando en su trineo de conejos... en fin). Aun así no se hace muy pesada, entretiene con una historia ligera y consigue sorprender a los espectadores con los parajes de la Tierra Media, mucho menos oscura que la de la saga madre, a lo que hay que añadir el factor nostalgia, pues es inevitable emocionarse al reencontrarse con personajes, escenarios y hasta la música de El Señor de los Anillos (en este sentido juega un papel importante la secuencia de apertura).


Hablando de viejos conocidos, en el reparto también asistiremos al regreso de Hugo Weaving (Elrond), Cate Blanchett (Galadriel), el legendario Christopher Lee (Saruman), el gran Andy Serkis (Gollum) e incluso de Ian Holm (Bilbo) y de Elijah Wood (Frodo). A ellos tenemos que añadirles a los 13 enanos que emprenden el viaje para recuperar su antiguo hogar, interpretados en su mayoría por actores británicos, algunos de los cuales ni siquiera tienen líneas de diálogo en la película. Entre ellos destaca Richard Armitage como Thorin Escudo de Roble, el héroe trágico y desconfiado de esta aventura. Sin embargo, los que más resaltan son Martin Freeman (soberbio haciendo de Watson en Sherlock), todo un acierto como el joven Biblo, hacía tiempo que pedía a gritos un papel protagonista; y por supuesto Sir Ian McKellen, inconmensurable bajo el manto de Gandalf el Gris y capaz de brindarnos algunos de los momentos más emotivos de la película.


La banda sonora también nos trae viejos recuerdos, pues el compositor Howard Shore recicla los temas de las anteriores películas y crea algunas piezas nuevas con mucha fuerza (atención a The World Is Ahead) con influencias de su trabajo más reciente (Hugo). La fotografía y la dirección artística también consiguen trasladarnos una vez más a la Tierra Media, guiados por el auténtico maestro de ceremonias, Peter Jackson, quien recupera el estilo grandioso, de potentes tomas áreas para realzar los decorados, que deja en pañales a los sucedáneos de fantasía que intentaron copiar el toque de la trilogía original (como las últimas partes de Harry Potter), y que cuenta con escenas resueltas de forma brillante, como la presentación del dragón Smaug. Eso sí, el 3D sobra, el sistema patentado por el señor Cameron no aporta nada a los planos de Jackson, que ya de por sí solos son bastante tridimensionales.


A pesar de la excesiva duración, de las escenas y personajes metidos con calzador y de que apenas cubra un tercio de la novela, El Hobbit resulta una película sumamente entretenida, nos deja buenas sensaciones y, lo más importante, nos lleva de nuevo a la Tierra Media de J.R.R. Tolkien para reencontrarnos con personajes muy queridos. Otro asunto será que las secuelas mantengan esta línea y sigan a la altura.

Ficha de la película.

miércoles, 26 de diciembre de 2012

¡Rompe Ralph!: De juego en juego


Cuando el viejo salón de Arcade se queda libre, los personajes de los videojuegos pueden tomarse un respiro y campar a sus anchas por Game Central Station. Rompe Ralph, el villano del juego Arréglalo Félix Jr., lleva más de treinta años haciendo el mismo trabajo y está cansado de que nadie le valore ni tenga en consideración su papel de malo, por lo que decide desafiar las leyes y "saltar de juego" para encontrarse a sí mismo. Por el camino descubrirá nuevos mundos y conocerá a la pequeña Vanellope, un error de programación del videojuego Sugar Rush con quien tiene más en común de lo que pensaba.

Llega a los cines uno de los estrenos más esperados del año: ¡Rompe Ralph!, la nueva película de animación de Disney, un proyecto que lleva años en desarrollo y que ha generado una gran expectación gracias a una elaborada campaña de márketing. Los impulsores de ¡Rompe Ralph!, el productor John Lasseter (mandamás de Pixar con suma importancia en Disney) y el director Rich Moore (director de Futurama y Los Simpson), han logrado sacar adelante una propuesta sorprendente y agradable para todos los públicos, una historia completa que homenajea al mundo de los videojuegos y que gustará por igual a pequeños y mayores.


¡Rompe Ralph! parte de conceptos vistos en películas como Toy Story, Monstruos S.A. o Shrek para introducirnos en un mundo de videojuegos clásicos en el que las referencias están servidas: por la pantalla desfilarán personajes de Pac Man, Mario Bros., Sonic, Street Fighter, Mortal Kombat y hasta el mismísimo Q-Bert, además de divertidas bromas acerca de los "violentos" juegos de última generación. A esto hay que sumarle una entretenida y elaborada historia de descubrimiento personal, pues nuestro protagonista duda de su lugar en el mundo, se siente solo y emprende un viaje para descubrir nuevos horizontes y a sí mismo en el que además aprenderá a no fiarse de lo que los demás opinen de él. Es cierto que este mensaje sigue en consonancia con lo visto en otras películas de Disney, pero hay que reconocer que funciona en una historia trepidante, emotiva, divertida y con buen desarrollo de personajes como es ¡Rompe Ralph!; en la que además se critica lo rápido que uno puede quedarse obsoleto en la sociedad tecnológica actual y el rechazo a aquellos que son considerados "diferentes".


El trabajo de animación en ¡Rompe Ralph! es asombroso, está a la altura de los grandes filmes de Pixar tanto por el diseño de los personajes como por los mundos que nos presenta, llenos de elementos que los hacen únicos y que aumentan la espectacularidad de la película siempre en beneficio de la trama. La banda sonora corre a cargo de Henry Jackman (X-Men: First Class), que realiza un trabajo correcto con toques retro, y en la versión original podemos disfrutar de las voces de los actores John C. Reilly, Sarah Silverman, Jane Lynch, Jack McBrayer y Ed O'Neill


Una de las películas más esperadas del año, ¡Rompe Ralph! se confirma como una de las sorpresas de la temporada y como la película de animación de 2012, superior en calidad a los trabajos más recientes de Pixar al ser capaz de transportarnos a un mundo nuevo poblado de personajes humanos. 

Ficha de la película.

sábado, 22 de diciembre de 2012

The Walking Dead T3: Primera parte


Rick y los suyos se han visto obligados a abandonar la granja de Hershel. Durante meses deambulan por los bosques de Georgia, buscando la forma de esquivar a los hambrientos caminantes, hasta que encuentran una prisión abandonada que podría convertirse en el hogar que les devuelva la esperanza necesaria para sobrevivir al fin del mundo. Mientras tanto, Andrea y la misteriosa Michonne llegan a Woodbury, un pueblo fortificado en el que los supervivientes responden ante el Gobernador, un líder que oculta mucho más de lo que cabría esperar.

La segunda temporada de The Walking Dead, adaptación del brillante cómic post-apocalíptico de Robert Kirkman,  Charlie Adlard y Cliff Rathburn fue bastante desastrosa. Los personajes se quedaron estancados en la granja de Hershel, Shane cobraba una importancia inexplicable y los zombis brillaban por su ausencia mientras se sucedían capítulos en los que los personajes tenían conversaciones intrascendentes mirando al infinito, lo cual se saldó con el despido del productor Frank Darabont y un final bastante abrupto que prometía recuperar el ritmo. Afortunadamente, así ha sido en la primera mitad de la tercera temporada.

Al enfrentarnos al visionado de esta serie debemos tener en cuenta que no seguirá el cómic de forma rigurosa, sino que es una adaptación e interpretación que se toma sus licencias; de modo que no alcanza las cotas de salvajismo del cómic, los sucesos no siguen el mismo orden y ni siquiera los personajes mueren o se comportan de la misma forma. Aun así, en esta tercera temporada sí que podemos disfrutar de una serie que recoge la esencia del cómic de Kirkman, pues en todos los capítulos sucede algo nuevo, hay giros inesperados, los zombis hacen acto de presencia y causan estragos y, lo más importante, los personajes se ven superados por el mundo que les rodea y actúan en consecuencia, recurriendo a su lado más salvaje y dudando si hacen lo correcto.


En los 8 capítulos que componen la primera mitad de la tercera temporada, que volverá a la pequeña pantalla en febrero de 2013, hemos asistido a la llegada y posterior establecimiento en la cárcel (que da comienzo a una de las etapas más memorables del cómic), lo cual tendrá muchas consecuencias para el grupo de Rick, algunas de ellas bastante trágicas. Precisamente Rick, nuestro protagonista, verá cómo su mundo se fragmenta y estará obligado a reafirmar su posición de líder (se lo debe al resto) mientras se distancia de su hijo, Carl. El otro punto de interés de la serie reside en Woodbury (localidad suavizada respecto al cómic), donde descubriremos a la introvertida Michonne, una luchadora nata, presenciaremos el regreso de Merle y la irrupción del manipulador Gobernador, el villano estrella de los cómics.


La ambientación está bastante conseguida, con zonas rurales devastadas y muertos vivientes deambulando al acecho de carne fresca, además se nota que han empleado más medios y efectos especiales para aumentar el tono gore de la serie. El reparto cumple de sobras y los personajes resultan creíbles, en parte gracias a que están mejor escritos que en la temporada anterior y en parte por el trabajo de Andrew Lincoln (Rick), Laurie Holden (Andrea), Steven Yeun (Glenn), Norman Reedus (Daryl) y compañía. De las nuevas incorporaciones destaca sobre todo Danai Gurira (Treme), quien clava al personaje de Michonne, mientras que el actor británico David Morrisey interpreta a un Gobernador bastante sobrio.


La mayor intensidad y calidad de esta primera parte de la tercera temporada ha traído consigo un considerable aumento en la audiencia, hasta el punto de que el episodio final batió los récords del canal por cable AMC. Incluso el escritor Stephen King ha alabado el atrevimiento de The Walking Dead como serie, así que esperemos que la segunda mitad de la temporada esté a la altura y siga dando lo mejor de una propuesta tan contundente y emocionante como ésta.

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Skyfall: 50 años de Bond



El MI 6 está en peligro. Un terrorista internacional conocido como Raoul Silva ha atacado su sede y ha puesto en jaque a M, ahora en el punto de mira de las autoridades británicas, en pleno debate acerca de la seguridad del país frente a este tipo de amenazas. Su única esperanza reside en James Bond, su agente de campo predilecto, quien precisamente no se encuentra en su mejor momento y se cuestiona su papel como espía y máquina de matar. Vuelven los fantasmas del pasado en una carrera contrarreloj que decidirá el futuro de 007 y de todo el MI 6.

Desde que el actor Daniel Craig heredó en 2006 el papel de James Bond, el espía británico creado por el novelista Ian Fleming, tenía ciertas dudas acerca del futuro del personaje en el panorama cinematográfico actual. El estreno de Casino Royale supuso un lavado de cara para la franquicia, pues se huía de la acción rocambolesca de las películas de Pierce Brosnan para presentarnos a un Bond primerizo, que acababa de ganarse el estatus de agente 00 y protagonizaba duras secuencias de acción. El alargado tramo final y ciertos parecidos con la saga de Jason Bourne hicieron que la película no terminara de convencerme, lo cual tampoco pasó con su secuela, Quantum of Solace, demasiado ruidosa y poco respetuosa con el personaje. Por ello, dudaba si el personaje lograría adaptarse a los cambios que el siglo XXI ha traído consigo y si volvería a las pantallas para conmemorar los cincuenta años desde que Sean Connery se metiera en su piel en Dr. No y se convirtiera en todo un icono cultural. Por suerte, Skyfall, la película número 23 de Bond, ha superado las expectativas con creces.


En Skyfall asistimos a una revisión y actualización del personaje de James Bond. Ya no se enfrenta a amenazas concretas y países enemigos, sino a terroristas sin escrúpulos que cuentan con grandes medios tecnológicos para lanzar ataques desde las sombras. En esta situación, incluso la patria de Bond es atacada, su condición de espía es cuestionada y debe volver a sus orígenes si quiere encontrar respuestas, buceando en los métodos de la vieja escuela para combatir a los nuevos. Todo esto y mucho más se desarrolla en el guión escrito por Robert Wade, Neal Purvis (presentes en la saga desde el reinicio de Casino Royale) y John Logan (Rango), quienes han conseguido profundizar en el personaje a la vez que combinan los elementos clásicos de la franquicia con sobrecogedoras escenas de acción y una elaborada trama de alto espionaje. 


El encargado de dirigir el regreso del agente al servicio de su Majestad a la gran pantalla ha sido Sam Mendes, reputado director teatral que se ha labrado una consistente carrera cinematográfica que comprende películas tan interesantes como Camino a la Perdición o Revolutionary Road. En un principio, la elección de Mendes parecía un tanto arriesgada, pero en Skyfall ha demostrado una habilidad asombrosa para combinar  el drama con la introspección de los personajes; secuencias de acción sobrias, rodadas con mucho pulso y sin efectismos; diálogos ingeniosos y hasta acertados puntos de humor. Gracias a su trabajo, las más de dos horas y media de metraje resultan muy equilibradas y no se hacen largas y mezclan una fabulosa puesta en escena (con sus correspondientes escenarios exóticos) con la emoción de los homenajes a los elementos clásicos de Bond que respetan su esencia. Si a esto le sumamos la soberbia fotografía de Roger Deakins (Valor de ley) y la trepidante banda sonora de Thomas Newman (colaborador habitual de Mendes) que recupera la mítica sintonía, no cabe duda de que estamos ante una de las películas de 2012.



En sus anteriores trabajos, Mendes ha demostrado ser un gran director de actores, y en este aspecto Skyfall no es ninguna excepción. Daniel Craig cumple con el estereotipo del Bond mujeriego, arrogante y dado a la bebida, sólo que le añade cierta vulnerabilidad que le hace más cercano. Judi Dench interpreta con maestría a una M cansada de las responsabilidades que le exige su puesto y que muestra mucha complicidad con Bond. Ben Winshaw da nueva vida al responsable de la sección Q (memorable cómo interactúa con 007 en la secuencia de Londres), mientras que Javier Bardem despliega su talento para interpretar villanos con su construcción de Silva, terrorista despiadado y excéntrico de oscuro pasado que sigue la línea del Joker de El caballero oscuro. También merecen especial atención las intervenciones de Naomie Harris y Ralph Fiennes, con dos papeles que guardan ciertas sorpresas, y por supuesto la participación del legendario Albert Finney (quien curiosamente también tuvo un rol de cierta importancia en la saga Bourne).



Además, para sorpresa de muchos Skyfall se ha convertido en uno de los grandes éxitos de taquilla de 2012, amasando una gran fortuna en el poco tiempo que lleva estrenada. Gracias a Sam Mendes y su equipo, la franquicia del espía más famoso del mundo ha sido revitalizada para enfrentarse a las amenazas del siglo XXI sin olvidar sus orígenes. Skyfall se alza como un triunfo cinematográfico, la perfecta mezcla entre acción, desarrollo de personajes, buenas interpretaciones, una trama con trasfondo y el homenaje que se merecía todo un icono cultural como es James Bond.

lunes, 17 de diciembre de 2012

Lobezno y la Patrulla X


La Patrulla X está más dividida que nunca. En contraposición a la nación mutante de Utopía, en la que Cíclope y los suyos se hacen fuertes para resistir la amenaza de los humanos, Lobezno ha decidido proteger a las nuevas generaciones de jóvenes mutantes siguiendo los pasos de Charles Xavier. Para ello, ha fundado el Instituto Jean Grey de Enseñanza Superior, en el que cuenta con la ayuda de viejos amigos como Kitty Pryde, Bestia, el Hombre de Hielo, Doop o Rachel Grey para mantener a los suyos a salvo de una sociedad que les teme y les odia. Sin embargo, las amenazas no tardarán en sucederse y en poner en peligro todo lo que han conseguido juntos.

Los mutantes de Marvel llevaban mucho tiempo sin protagonizar historias verdaderamente interesantes hasta que los eventos de Cisma dividieron al homo superior en dos bandos bien diferenciados: aquellos que abrazaron las ideas de Cíclope, cada vez más extremas y agresivas; y quienes se pusieron del lado de Lobezno, preocupado por las amenazas que persiguen a los suyos desde que se convirtiera en vengador. Mientras que el guionista británico Kieron Gillen ha hecho un buen trabajo de caracterización de personajes en La imposible Patrulla X (que lamentablemente se ha visto truncado por la llegada del soporífero evento Vengadores vs. X-Men), son dos las series mutantes que más han destacado en el panorama Marvel actual: Imposibles X-Force de Rick Remender, y Lobezno y la Patrulla X, de Jason Aaron.

Más adelante hablaremos de las trepidantes y elaboradas historias que Remender ha construido para el comando de operaciones especiales mutantes de X-Force, pero hoy nos centraremos en la cabecera dedicada al reformado canadiense de las garras de adamántium. El responsable una colección tan arriesgada como ésta es el guionista Jason Aaron, autor de Scalped, el mencionado Cisma y la horrenda etapa actual de Hulk. Pues bien, Aaron ha sido capaz de reciclar conceptos clásicos de los mutantes, elementos de la mítica etapa de Chris Claremont e incluso del paso de Grant Morrison por la franquicia para crear un cómic fresco y tremendamente divertido, que mezcla acertadas dosis de irreverencia con alocadas aventuras y personajes bien definidos.


Así, en los primeros números de esta colección, los lectores seremos testigos de la puesta en marcha del Instituto Jean Grey, que honra la memoria del amor platónico de Logan, presenciaremos el primer ataque del nuevo Club Fuego Infernal, una invasión alienígena a pequeña escala, una escapada a un casino interplanetario y el regreso de Dientes de Sable; todo ello mientras los personajes, jóvenes inadaptados, buscan su lugar en el mundo y un modo de convivir con los "dones" que poseen. Sorprende lo bien que Aaron combina todos estos ingredientes, conecta con los sucesos de X-Force, consigue sorprender y divertir constantemente, y sobre todo llama la atención cómo desarrolla la personalidad de Lobezno, convertido ahora en un mentor a la fuerza de la generación a la que pertenece el mutante Quentin Quire, otro de los personajes que más juego dan.

Los únicos puntos negativos de este cómic son, por un lugar, el hecho de que la trama principal se haya visto interrumpida en los últimos meses por los capítulos vinculados al evento de Vengadores vs. X-Men. Aunque la colección sigue estando divertida, se paralizan las subtramas y se nota que a Aaron este conflicto no le importa más allá de lo anecdótico para los planes que tiene para este cómic. El otro punto negativo sería el dibujo de Chris Bachalo, de composiciones de página forzadas y un tono demasiado oscuro  para esta colección.


Por suerte, no es el único dibujante del cómic, sino que se turna con Nick Bradshaw, quien ha sido todo un descubrimiento gracias a su estilo limpio y dinámico que combina lo mejor del dibujante Arthur Adams con fuertes influencias del mundo de la animación y los cartoons. Gracias a su trabajo y al de Jason Aaron, Lobezno y la Patrulla X es uno de los cómics de Marvel actuales más interesantes y divertidos de leer, un soplo de aire fresco para la franquicia mutante que gustará tanto a los nuevos lectores como a los viejos conocidos de Logan y compañía.

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Se buscan colaboraciones

Cuesta creerlo, pero el próximo 26 de enero de 2013 se cumplirán 5 años desde el día en que este humilde blog desembarcó en la web. Con motivo de tan magno evento, me gustaría celebrar la ocasión con una propuesta especial en la que vosotros, los lectores del blog, podáis participar: os invito y animo a todos, ya seáis lectores esporádicos o fieles seguidores, a colaborar en el quinto aniversario de What's the rumpus? enviándome un post vuestro que será publicado en esta bitácora, con sus correspondientes agradecimientos, claro.

¿Que no vais a colaborar?
La temática de vuestros posts deberá estar ligada a los temas tratados en este blog, es decir, cine, cómics, literatura, series de televisión, música... Dentro de estos temas podéis hablar de lo que queráis, ya sea recomendar una película que os haya llegado, hablar de próximos proyectos que os interesen o no, reseñar una novela, dedicar un especial a un autor o a un tema determinado, etc... No hay restricciones formales, podéis añadir las imágenes y vídeos que queráis. El plazo es hasta el día del aniversario del blog, el próximo 26 de enero, y sólo tenéis que mandarme vuestro post a mikeleew(arroba)gmail.com, preferiblemente en word.

¿Os animáis?

domingo, 9 de diciembre de 2012

Golpe de efecto (Trouble with the Curve)


Gus Lobel, un viejo ojeador de béisbol de los Braves de Atlanta, afronta un momento difícil en su carrera. Sus métodos se están quedando obsoletos debido a las nuevas tecnologías que controlan el negocio, tiene problemas de vista y los directivos del equipo han decidido darle una última oportunidad para decidir si renuevan su contrato. Su vida atraviesa un momento delicado, por lo que deberá pedir ayuda a su hija, Mickey, con quien mantiene una relación distante.

Después de su despedida del mundo de la interpretación con la sensacional Gran Torino, a muchos nos pilló por sorpresa la noticia de que Clint Eastwood, leyenda del cine, volvería a ponerse delante de las cámaras. En esta ocasión no sería para un proyecto propio, sino que se trataría de un favor personal, pues protagonizaría el debut en la dirección de Robert Lorenz, su amigo y ayudante de dirección. El resultado ha sido Trouble with the Curve (aquí traducida como Golpe de efecto), una película interesante que bebe de las características del cine de Eastwood y cuenta con buenas interpretaciones.


El guión de Golpe de efecto, escrito por Randy Brown, nos presenta una historia amena que gira alrededor del mundo del béisbol, incluyendo varios tecnicismos con los que es fácil familiarizarse a medida que avanza la película. Sin embargo, el conflicto no surge en torno a este deporte, sino a la relación entre el protagonista y su hija, lo mucho que se han distanciado con los años, las dificultades que tienen para comprenderse y ciertos traumas del pasado que les persiguen. Éste es uno de los puntos fuertes de la película y en él se aprecia la influencia del cine de Eastwood, que trata los conflictos paternofiliales entre otros temas; si bien es cierto que Golpe de Efecto no es tan profunda, tan oscura ni tan redonda como las grandes películas de Clint. Se queda en la superficie del asunto y se echa en falta el simbolismo propio y la humanidad de los trabajos del director de San Francisco. También hay un acercamiento interesante a la vejez, sin llegar al nivel de introspección de Gran Torino, eso sí.


De todas formas, Golpe de efecto entretiene en todo momento, lo cual se debe en parte a la buena labor de Robert Lorenz tras la cámara. Ha optado, y con acierto, por un estilo clásico, nada recargado, que saca buen partido a la historia y centra la atención en los personajes y sus emociones, y hasta incluye un guiño a Harry el Sucio. El apartado técnico está muy cuidado en general, y los colaboradores habituales de Eastwood también trabajan en esta película, como por ejemplo Joel Cox (montaje) y Tom Stern, con una fotografía espléndida. La banda sonora corre a cargo de Marco Beltrami (El tren de las 3:10), que aquí cumple sin más.


El reparto es, din duda, uno de los aspectos más atractivos de esta película. Como protagonista, Clint Eastwood realiza un gran papel, llena la pantalla cada vez que aparece en ella y nos ofrece una interpretación contenida, con mucho carisma y ciertos rasgos de Walt Kovalski, el cascarrabias protagonista de Gran Torino, sólo que esta vez su personaje (curiosamente opuesto al de Brad Pitt en Moneyball, también dedicada al mundo del béisbol) está más suavizado. Eastwood demuestra un saber estar formidable y una gran química con Amy Adams, quien interpreta a su hija. Esta última se ha convertido en una inmensa actriz en los últimos años, demostrando dominar varios registros y siempre dando lo mejor de sí misma en pantalla, ya sea en proyectos tan dispares como The Fighter o Los Muppets. Les acompañan grandes secundarios como Robert Patrick (para mí siempre será el T-1000 de Terminator 2) y un recuperadísimo John Goodman, quien también derrocha carisma como el fiel amigo del protagonista. Por suerte, Justin Timberlake no aparece demasiado en pantalla y está comedido en su papel, aunque no resulta tan acertado como en La red social. Por último, merece la pena mencionar la participación de Kyle Eastwood, hijo de Clint, que ya había aparecido antes en varias películas de su padre.


Inesperado regreso de Clint Eastwood a la interpretación, Golpe de efecto es un drama ligero centrado en la difícil relación entre un padre y su hija con el mundo del béisbol como telón de fondo. Acertado debut en la dirección de Robert Lorenz, resulta una película amena, que comparte rasgos con la filmografía de Eastwood sin poseer tanta fuerza, y además cuenta con un espléndido reparto.

jueves, 6 de diciembre de 2012

Expocómic 2012

Del 29 de noviembre al 2 de diciembre se celebró la XV edición de Expocómic, el salón del cómic de Madrid. Debido a ciertas polémicas políticas y a la patética gestión del ayuntamiento, la celebración del salón estuvo en peligro y finalmente tuvo que cambiar su ubicación a última hora, trasladándose este año a las instalaciones del centro cultural Matadero Madrid. Desde aquí quiero felicitar a la organización de Expocómic por el buen trabajo que han hecho en tan poco tiempo, sacando adelante un salón que significa mucho para los amantes del noveno arte.


Las instalaciones del recinto estaban muy bien aprovechadas (a pesar de las exageradas medidas de seguridad) e incluían una exposición del arte gótico de Victoria Francés y un buen espacio para el escenario y las firmas de los autores, que este año comprendían desde talentos nacionales como Salvador Larroca a dibujantes internacionales como Simon Bisley (cuyo estilo no me gusta nada) y Herb Trimpe, el creador gráfico de Lobezno. 


Entre las sorpresas, me gustaría destacar los encuentros con autores organizados en esta edición. Tuve la ocasión de asistir al de David López junto a un puñado de buenos amigos, y el dibujante nos habló de  su experiencia trabajando en Marvel, de lo que significan para él los superhéroes, del estado del mercado estadounidense y de cómo las grandes editoriales (Marvel y DC) enfocan los reinicios actuales y las películas sobre sus personajes. 


También me llevé una buena impresión de lo bien compensado que estaba este salón, ya que se podía encontrar prácticamente de todo: novedades editoriales, cómics antiguos, rarezas, merchandising y manga, claro. Personalmente pude completar alguna colección, continuar con otras y darle una oportunidad a alguna que otra novedad.


En resumen, a pesar de las adversidades y de un ligero descenso en el número de asistentes, Expocómic 2012 ha sido un éxito rotundo que demuestra la buena salud del salón madrileño, una cita única para todos aquellos que sentimos tanta pasión por el arte de las viñetas. Envío un saludo desde aquí a todos los compañeros de afición con los que me encontré (Oneyros, Yota, The Korinthian, Thanos_Malkav, Fran, Natán...), un placer disfrutar de su compañía.

viernes, 30 de noviembre de 2012

The Black Keys en Madrid

En una era musical en la que predominan el espectáculo estrafalario y los singles simplones y pegadizos por encima de la calidad, la frescura y la creatividad artística de las composiciones, sin duda es motivo de celebración el éxito de un grupo como The Black Keys. El dúo, formado en Ohio en 2001, sorprendió a finales de 2011 con la publicación de su último disco hasta la fecha, El Camino, en el que llevaban un paso más allá su característico rock con fuerte influencia de blues, sonido de garaje y fuerte distorsión, con once canciones de mucha personalidad que lo convertían en un trabajo perfecto e intenso.


Consolidado como uno de los discos del año, El Camino ha llevado a Dan Auerback (voz y guitarra) y a Patrick Carney (batería) a recorrer medio mundo en una interminable gira de conciertos, y el pasado miércoles 28 de noviembre subieron puntuales al escenario del Palacio de Deportes de Madrid en su única y esperada actuación en España. 

Desde la primera canción, la contundente Howlin' for You, The Black Keys demostraron al público que abarrotaba el recinto lo bien que se sienten sobre el escenario, con grandes muestras de complicidad entre Dan y Patrick. Depués de Next Girl, otra de las canciones pertenecientes a su anterior disco, Brothers, llegó el desembarco de El Camino con temas como Run Right Back o Dead and Gone, en los que contaron con la ayuda de otros dos músicos, uno al bajo y otro a los teclados. Uno de los puntos fuertes de la noche llegó con Gold on the Ceiling, espectacular canción coreada por un público entregado que también se emocionó con los impactantes cambios de la sugerente Little Black Submarines. Alternando entre sus dos últimos álbumes, se sucedieron temas como Money Maker, Nova Baby (El Camino); y Tighten Up o She's Long Gone (Brothers), para terminar con la explosiva Lonely Boy, a la que nadie pudo resistirse,  y agradecimientos a los fans, de quienes se despidieron hasta la próxima.


Pero el concierto no acabó aquí, sino que tras un pequeño parón The Black Keys volvieron con dos bises y un buen espectáculo visual: Everlasting Light (una de sus rarezas) y I Got Mine, con la cual despidieron un concierto breve (poco más de hora y media) pero muy intenso. En él, los dos miembros de The Black Keys demostraron que tienen mucha fuerza en directo, hicieron gala de un estilo personal, fresco pero con fuertes influencias del rock clásico y del blues; y además tuvieron el detalle de agradecer a sus seguidores el merecido apoyo que han recibido con sus trabajos más recientes.

lunes, 26 de noviembre de 2012

Lo imposible... es que te emocione



En 2004, una familia pasa las vacaciones de Navidad en Tailanda cuando, inesperadamente, se desata una de las mayores catástrofes naturales de la historia: un tsunami que acaba con la vida de miles de personas. En un paraje desolador, Henry y María lucharán desesperadamente por reencontrarse con los suyos y lograrán una hazaña imposible.


El cineasta Juan Antonio Bayona pertenece a la nueva oleada de directores españoles que optan, con más o menos acierto, por desprenderse de viejos prejuicios y tópicos para adaptar las convenciones del cine de género a la historia que vayan a contar. Ejemplos de este fenómeno son las recomendables Celda 211EVAGrupo 7 o El orfanato, la primera y premiada película de Bayona. Su nuevo trabajo, Lo imposible, ha gozado de una campaña de publicidad abusiva que nos la ha vendido por todos los medios disponibles (y más) como “una emocionante película basada en extraordinarios hechos reales” y que ha desembocado en un éxito de taquilla sin precedentes para una producción española (lo cual tampoco es de extrañar si tenemos en cuenta que el precio de las entradas de cine ha ascendido hasta la altura desde la que saltó Felix Baumgartner).

Por pura curiosidad, decidí darle una oportunidad y descubrí que Lo imposible no me gusta lo más mínimo, me ha parecido una película tramposa, vacía y sobre todo plana por varias razones. Nada más empezar, la película nos presenta a la feliz familia protagonista, de la que no conocemos casi ningún detalle y que resultan tan perfectos en su retrato en pantalla que me resultó difícil sentir empatía alguna por ellos. Después de las presentaciones llega el momento de la catástrofe, con un gran despliegue técnico a la hora de retratar el terrible tsunami de 2004, si bien tampoco aporta mucho más a lo que ya mostró Clint Eastwood en la sobrecogedora secuencia inicial de la irregular Más allá de la vida.


Tras esto, Lo imposible se centra en la parte más escabrosa de los supervivientes a la tragedia: la degradación física (heridas y demás) pero no psicológica que sufren los protagonistas, dando paso a un melodrama barato en el que la familia intenta reunirse sin importar lo más mínimo el verdadero drama humano que les rodea. Los horrores que vivieron los demás afectados por el tsunami, a quienes Lo imposible no presta la más mínima atención, brillan por su ausencia. Así, hasta el final de la película los espectadores presenciaremos el sufrimiento de la familia, que erróneamente no pasa de lo físico debido a lo pobres y planos que resultan los personajes, carentes de trasfondo alguno, mientras una exagerada banda sonora que parece sacada de las últimas películas de Almodóvar se esfuerza en incrementar el inexistente dramatismo y en arrancarnos una lágrima. El final en sí ya me parece bochornoso, no podría ser más forzado el destino de los personajes y la vía de escape que encuentran.

En cuanto al reparto, Ewan McGregor y Naomi Watts hacen un buen trabajo, más por lo grandes actores que son que por los personajes tan pobres y carentes de vida que les ha tocado interpretar. El único momento que me pareció de verdad logrado fue la conversación telefónica de McGregor con sus familiares, y esto se debe más a la pericia del reputado actor que a la situación en sí. Mientras tanto, poco pueden aportar los fugaces cameos de Geraldine Chaplin y Marta Etura, meramente anecdóticos.

Lo único destacable del nuevo trabajo de Bayona es su factura técnica, muy cuidada en todos los aspectos, en especial en la edición de sonido y en los efectos especiales, si bien en la dirección no arriesga demasiado y juega con tomas sencillas.


Habrá quien critique el cine de Steven Spielberg por sensiblero, pero desde luego ha demostrado en varias películas que sabe tratar el drama familiar con personajes humanos llenos de contradicciones con quienes todos podemos sentirnos identificados. No sucede lo mismo con Lo imposible, en la que unos personajes vacíos protagonizan una historia efectista que basa todo su potencial en lo escabroso y en la premisa de “basada en hechos reales”. Yo desde luego me emociono mucho más con Super 8District 9 o con un buen capítulo de Perdidos, donde los personajes tienen trasfondo y cometen errores humanos.

viernes, 23 de noviembre de 2012

Evil Dead: El glorioso musical


El bueno de Ash y sus amigos deciden tomarse un descanso de las clases universitarias y relajarse pasando un fin de semana en una vieja cabaña perdida en medio del bosque. Allí encuentran el Necronomicón, un libro que despierta un mal ancestral: los demonios de Cándar, terroríficos seres que poseerán a Ash y los suyos y convertirán su fin de semana en un auténtico y sangriento infierno.

Desde su estreno en 1981, Evil Dead (Posesión infernal) no sólo supuso el debut del director Sam Raimi, sino que se ha convertido en todo un clásico del cine de terror, referente del gore y del humor negro que ha sido homenajeado en multitud de ocasiones; sin ir más lejos, este año pudimos disfrutar de The Cabin in the Woods, donde la película protagonizada por Bruce Campbell jugaba un papel especial. De hecho, la "magia" de Posesión infernal incluso saltó a los escenarios en 2003 en forma de un divertido y disparatado musical que desde entonces lleva recorriendo los confines del mundo. Tras mucho trabajo y algunas complicaciones, en noviembre de 2012 el musical por fin desembarcaba en Madrid, en la sala 18 de Kinépolis, por lo que no pude resistirme a darle una oportunidad, si bien no tenía ninguna certeza de qué me iba a encontrar.


Según avanzaba la función, debo reconocer que no cabía en mi asombro. Evil Dead: el musical no dejaba de sorprenderme, hasta el punto de convertirse en uno de los espectáculos más originales y divertidos que he tenido la oportunidad de presenciar. Para empezar, hay que reconocer la gran labor realizada por el equipo capitaneado por los directores Chemari Bello y César Bleda, quienes han conseguido, con pocos y bien aprovechados recursos, permanecer fieles a la obra original de Raimi y ofrecer un musical dinámico, muy divertido y libre de prejuicios que encantará al público más diverso. Tomando como base la historia de las dos primeras películas de la trilogía de Sam Raimi e incluyendo guiños a la tercera parte, Evil Dead: el musical nos cuenta la disparatada batalla de Ash y sus amigos contra los seres demoníacos de forma amena y desternillante, incluyendo multitud de bromas sobre los clichés del género de terror, guiños a Bruce Campbell, al Spider-man de Sam Raimi y hasta al Thriller de Michael Jackson, a los que hay que sumar ciertas referencias a la cultura popular española; todo ello acompañado por delirantes números musicales entre los que me gustaría destacar Vamos de excursión, ¿Qué co#@ ha pasao'? y Demonios de Cándar, al más puro estilo del musical de Broadway.



El reparto, encabezado por un más que adecuado Pablo Puyol en el papel de Ash, hace un buen trabajo y desde el primer momento consigue transmitir al público la sensación de que no deben tomarse demasiado en serio lo que van a ver sobre el escenario, sino disfrutar y pasar un buen rato. Además, Evil Dead es uno de los primeros musicales en contar con una splatter zone, el área de las cinco primeras filas que será inundada por las salpicaduras de la sangre de los personajes, así que se recomienda acudir bien provistos de chubasqueros.

Cargado de respeto y admiración a las películas originales, Evil Dead es un musical delirante, repleto de canciones surrealistas y pegadizas, sangriento, original y ante todo divertidísimo. No perdáis la ocasión de disfrutarlo como se merece.

martes, 20 de noviembre de 2012

Argo: Misión encubierta


En 1979, los defensores de la revolución iraní irrumpen en la embajada estadounidense en Teherán, tomando como rehenes a quienes allí encuentran. Sólo seis empleados de la embajada consiguen escapar y refugiarse en casa del embajador canadiense. Intentando evitar una inminente crisis internacional, la CIA organiza una peligrosa misión de extracción de la que se encargará el agente especial Tony Méndez, quien necesitará algún truco hollywoodiense para que semejante misión sea posible.

La carrera de Ben Affleck cambió para siempre cuando se hizo con el Oscar al Mejor Guión Original por el trabajo realizado en El indomable Will Hunting junto a su amigo Matt Damon. Desde ese momento, Affleck trabajó como actor en un buen número de películas, normalmente de calidad mediocre (véase Daredevil). Sus cualidades interpretativas fueron duramente criticadas y, justo cuando parecía encasillado definitivamente, sorprendió con actuaciones comedidas en películas interesantes como La sombra del poder y, lo que es más importante, debutó en la dirección con dos de mis películas favoritas de la década pasada: Adiós pequeña, adiós, potente thriller negrocriminal con ecos del desarraigo social actual; y The Town, drama criminal ambientado también en Boston. Ambas contaban con repartos excepcionales y personajes que representaban un universo moral ambiguo, además de un pulso incuestionable tras la cámara que destilaba ciertas reminiscencias del cine clásico. En 2012, Affleck vuelve con su consagración definitiva como director: Argo.


Nada más comenzar, Argo nos traslada al pasado reciente y nos informa acerca del complejo contexto político de Irán a través de unos elaborados storyboards para acto seguido dar paso a una sensacional secuencia de apertura que da pie a una enrevesada e interesante trama. Basado en los artículos que recogen en caso real, el guión escrito por Chris Terrio para Argo recurre a las convenciones del cine de espionaje de la década de los 70 y 80 (la era pre-Bourne y efectos especiales a la que ya recurrió Steven Spielberg en Munich) para sumergirnos de lleno en una misión casi imposible que nos emocionará y sorprenderá hasta el último minuto. Además, la trama de Argo se enriquece gracias a los elaborados toques de humor, en especial los que critican duramente a la industria cinematográfica de Hollywood; el retrato humano que ofrece de los personajes (no hay lugar para los grandes héroes) y el reflejo que ofrece del fundamentalismo islámico predominante en la revolución iraní, con el que, por desgracia, se pueden extraer muchos paralelismos respecto a los sucesos de nuestros días.


La labor de Ben Affleck tras la cámara es magnífica, maneja a la perfección el ritmo, equilibra las partes dramáticas de la trama con el humor y los homenajes al cine de ciencia ficción (guiños a Star Wars incluidos), da a cada personaje su espacio para que desarrolle sus matices y formalmente huye de efectismos para emplear trucos clásicos que funcionan como un mecanismo de relojería. Tanto la fotografía de Rodriego Prieto (Brokeback Mountain) como el montaje de William Goldenberg (Heat), la ambientación y especialmente la adecuada la banda sonora de Alexandre Desplat (Moonrise Kingdom) contribuyen a elevar la calidad de Argo, que, como curiosidad, inicialmente iba a ser escrita y dirigida por George Clooney y Grant Heslov, productores del filme.

Affleck ha demostrado ser un gran director de actores, y el caso de Argo no es ninguna excepción. El reparto se compone de grandes secundarios como Bryan Cranston (Contagio), un divertidísimo Alan Arkin (Pequeña Miss Sunshine) y un carismático John Goodman (recuperado tras su paso por The Artist). Les acompañan en papeles menores Victor Garber (Alias), Scoot McNairy (Mátalos suavemente), Clea DuVall (The Faculty), Titus Welliver (The Town) y Kyle Chandler (Super 8). Mientras tanto, Affleck se reserva el papel protagonista y hace un trabajo correcto, dando cierto trasfondo a su personaje.


Cine de calidad capaz de atrapar, emocionar y divertir durante dos horas, Argo es uno de los títulos más destacables de 2012, una gran película que supone la consolidación de Ben Affleck como director, uniéndose al grupo de actores que demostraron su valía tras la cámara como Geoge Clooney, Robert Redford y el legendario Clint Eastwood.