lunes, 29 de abril de 2013

Iron Man 3: Extremis


Tras los sucesos de Nueva York, Tony Stark no ha vuelto a ser el mismo. El mundo ha cambiado, y tal vez ni Tony ni su álter ego superheroico estén a la altura de lo que se avecina. Mientras Stark trata de poner a salvo a los suyos, la amenaza del terrorista conocido como El Mandarín y el regreso de un viejo amigo de su pasado harán que Tony se replantee su rol como Iron Man y hasta dónde está dispuesto a llegar para proteger a Pepper Potts.

El vengador dorado regresa a los cines, y lo hace por todo lo alto. Después de que su refrescante primera parte marcara el inicio de la ambiciosa y exitosa Iniciativa Vengador, la segunda entrega de las aventuras de Tony Stark, aunque divertida, convirtió las virtudes de su predecesora en excesos. Tras su glorioso paso por Los Vengadores, Iron Man regresa a las carteleras con un tercer acto que vuelve a la esencia del personaje y del Universo Marvel cinematográfico para ofrecernos una película sumamente entretenida, que combina con oficio las dosis adecuadas de acción, espectáculo, comedia y desarrollo de personajes.


Después de que Jon Favreau abandonara la silla de director en busca de otros proyectos que no le han salido demasiado bien, el encargado de cerrar la trilogía del vengador dorado ha sido Shane Black, guionista de la saga Arma Letal que ha contado con todo el apoyo de Marvel Studios para escribir y dirigir esta película, que funciona como epílogo de Los Vengadores y como preludio a la anunciada fase dos del Universo Marvel cinematográfico. Las expectativas eran muy altas, sobre todo si tenemos en cuenta el éxito rotundo de los héroes más poderosos de la Tierra hace un año, pero Black ha conseguido mantenerse fiel al espíritu del personaje presentándonos las consecuencias que los sucesos de Nueva York y la lucha contra los Chitauri han tenido en la vida del excéntrico multimillonario Tony Stark. Así, mientras presenciamos cómo su mundo se viene abajo con la entrada en escena de El Mandarín y del programa Extremis, los espectadores nos reencontraremos con el Tony Stark sarcástico y arrollador de las anteriores entregas, y con los personajes que conforman su particular familia, Jim Rhodes, Happy Hogan y sobre todo Pepper Potts.


La trama de Iron Man 3, construida en forma de thriller superheroico, fluye con soltura, alternando entre escenas cómicas y secuencias de acción espectaculares que sorprenden pero no abruman al espectador, como el rescate del avión o el tramo final. Además, la introducción de nuevos personajes en la saga no queda forzada, sino que Maya Hansen, Aldrich Killian o El Mandarín tienen sus minutos de gloria en pantalla. En cuanto a este último, es cierto que no se ha respetado a uno de los villanos más emblemáticos de los cómics de Iron Man, pero reconozco que era difícil adaptar al líder chino de los diez anillos y que la visión que se ofrece del personaje en la película me ha convencido, pues beneficia a la trama y de paso ofrece una crítica sutil a la "guerra contra el terror" actual. 


Uno de los aspectos que más logrados están de Iron Man 3 es su capacidad para trasladar la complejidad del Universo Marvel a la película. No sólo está vinculada con los sucesos de la Iniciativa Vengador, a los que se hacen constantes alusiones, sino que el clásico cameo de Stan Lee, lo bien reflejados que están Iron Patriot y el proyecto Extremis, la irrupción de I.M.A., la aparición de Jensen y del Doctor Wu (futuro Hombre Radiactivo), las alusiones a la Roxxon Oil, Rescate, o la Guerra de las Armaduras y la divertida escena post-créditos consiguen captar la sensación de universo cohesionado que se desprende de la lectura de los cómics en que se basan estas películas. Lo único que he echado en falta ha sido la presencia de SHIELD, Nick Furia y el carismático agente Coulson (que por razones obvias no podía aparecer) y alguna canción de AC/DC para acompañar al personaje, si bien la funcional banda sonora compuesta por Brian Tyler (Hawai 5.0) para la ocasión cumple con creces, además nos ofrece un pegadizo tema principal.


El reparto está a la altura del reto y todos sus miembros cumplen sus respectivos papeles. Gwyneth Paltrow cobra más protagonismo como Pepper Potts, Don Cheadle consigue que el bromance entre Jim Rhodes y Tony Stark sea todavía más divertido, Jon Favreau repite con el humor de Happy Hogan y la incorporación de James Badge Dale (The Pacific), Ben Kingsley y Guy Pearce como los villanos de la función resulta más que convincente, sobre todo el papel de éste último, gran actor donde los haya. El reparto se completa con la participación de la siempre correcta Rebecca Hall (The Town) y con el maestro de ceremonia, un espléndido Robert Downey Jr. que se ha fusionado con su personaje de Tony Stark, capaz de reflejar desde sus temores internos hasta la rápida sucesión de bromas que han marcado su carácter desde la primera película.


Sin llegar al nivel de perfección y contundencia de Los Vengadores, Iron Man 3 recupera el espíritu del vengador dorado y del hombre bajo la armadura, Tony Stark, para someterle a una nueva prueba que supera gracias a una película de entretenimiento puro que no se olvida de los espectadores. Digno cierre de la trilogía, esperemos que Downey Jr. vuelva a enfundarse la armadura, mientras tanto disfrutaremos con ilusión de las sorpresas de la recién inaugurada fase 2 de Los Vengadores.
Ficha de la película.

viernes, 26 de abril de 2013

Salvajes: La guerra en casa


Ben, Chon y Ophelia son tres jóvenes que llevan una vida de lujo en Laguna Beach gracias a los beneficios que les reporta cultivar y vender la mejor marihuana de toda California. Esto no tarda en llamar la atención del cártel mexicano de la Baja, quienes se ofrecen a comprar el negocio. Sin embargo, la negativa de los tres amigos derivará en un enfrentamiento violento entre ambos bandos que llevará a Ben y Chon hasta límites insospechados.

Salvajes supone el esperado regreso del director Oliver Stone al tipo de cine por el que alcanzó la fama, lejos de los polémicos documentales en los que ha trabajado durante los últimos años. Para su nueva película, Stone ha colaborado en la elaboración del guión junto a Shane Salerno (Hawai 5.0) y al escritor Don Winslow, autor de la novela homónima en que se basa la película y que goza de gran popularidad gracias el enfoque crítico con el mundo del narcotráfico que presentan sus libros (como El invierno de Frankie Machine, recientemente comentado en este blog). 


En Salvajes encontramos todos los elementos propios de las novelas de Winslow (crimen organizado californiano, surferos y denuncia de la corrupción policial), los cuales le sirven a Stone para construir una película muy entretenida en la que recupera el estilo violento y descarnado de filmes como Giro al infierno. De este modo, Salvajes es capaz de sacudir a los espectadores con escenas bastante crudas mientras se mueve entre las convenciones del thriller, el cine de gángsters (alejados del glamour de El Padrino), e incluso del western; jugando a mezclar la iconografía mexicana de la muerte con las nuevas tecnologías y el montaje de videoclip, obteniendo un contraste curioso.

La película resulta amena y no aburre, pero presenta varios inconvenientes que la impiden ir más allá y contar con un trasfondo interesante. Lo que más llama la atención es que Salvajes no acaba de adoptar un tono realista a la hora de retratar a los personajes y de contar la historia, sino que muchas veces se adentra en el terreno de la caricatura, los hechos se suceden sin más y es difícil tomarse en serio a ciertos personajes, sobre todo al trío protagonista, que queda muy desdibujado. Así, Salvajes tampoco ofrece una visión demasiado crítica con el mundo del narcotráfico y el inmenso poder de los cárteles mexicanos de la droga, sino que se queda a medio camino y le falta ser más contundente, cruda y realista (para quien busque esto último, nada mejor que adentrarse en la maravillosa serie Breaking Bad). A esto tampoco ayudan ni la voz en off, que en ocasiones resulta un tanto cargante intentando ser cool, ni el final, que recurre a un truco sumamente tramposo. 


En el reparto destaca la labor de los secundarios, entre los que nos encontramos a un divertido John Travolta dando vida a un agente de la DEA a quien le atrae la corrupción; a Salma Hayek haciendo de la "madre" despiadada y controladora de un cártel mexicano; y a Benicio Del Toro con un personaje sucio y perturbador. El resto de secundarios (Shea Winghan, Emile Hirsch) cumplen sin más, mientras que el trío protagonista formado por Aaron Johnson (Kick-Ass), Taylor Kitsch (Lobezno) y Blake Lively (The Town) interpreta a personajes un tanto desdibujados con los que al público no le será demasiado sencillo simpatizar.


Aun así, Salvajes tiene detalles interesantes (la brutalidad que muestran ambos bandos en la guerra por el control del narcotráfico o la broma recurrente con la melodía de El Chavo del Ocho), resulta entretenida a pesar de sus más de dos horas de metraje y supone el regreso de Oliver Stone a un tipo de cine más cercano a los trabajos que lo encumbraron, si bien se echa en falta más profundidad en esta película.

martes, 23 de abril de 2013

El invierno de Frankie Machine, de Don Winslow


Frank Machianno es un tipo apacible de 62 años que trabaja como vendedor de carnada en el puerto de San Diego. Todo el mundo le aprecia, desde su ex-mujer Patty y su hija Jill hasta su novia, Donna. Frank sigue una rutina bastante estricta, se toma su tiempo para comer y prepararse un buen café, es un apasionado de la ópera y por las mañanas se reúne con un grupo de amigos para disfrutar de las mejores olas haciendo surf. Pero también es un antiguo asesino a sueldo de la mafia al que se le conocía como Frankie Machine, un implacable sicario que se ve envuelto en un malentendido por culpa del regreso de ciertos fantasmas del pasado. Atrapado entre la policía y aquellos a quienes una vez llamó amigos, Frank deberá decidir si deja salir a "la máquina" para recuperar lo poco que le queda de la vida que tanto esfuerzo le ha costado construir.

Publicada en 2006, El invierno de Frankie Machine es una interesante novela de Don Winslow, escritor estadounidense de género policíaco y negrocriminal que recientemente ha saltado a la fama gracias al éxito de novelas como El poder del perro, Salvajes o la que hoy nos ocupa. En El invierno de Frankie Machine, Winslow desmenuza la vida del personaje que da título al libro, un antiguo e implacable asesino para la mafia de la costa oeste que se ve obligado a repasar su pasado cuando ve cómo éste le persigue y le impide seguir con su día a día. Haciendo gala de un adecuado tono cínico, Frank se ríe de las autoridades y de aquellos que tienen el poder y nos relata sus inicios, cómo demostró su lealtad a la mafia de los puertos de San Diego en los 60, sus coqueteos con el juego de la creciente Las Vegas en los 70, el negocio de los clubes de striptease en los 80, el estallido de una guerra de bandas, y finalmente su retirada del crimen organizado debido a la pérdida de valores que sufrió la mafia. 

Winslow nos narra el periplo de Frank y su ascenso dentro del mundo del hampa con una naturalidad que recuerda a la de la película Uno de los nuestros, en la que el mundo de la mafia perdía todo el glamour clásico y pasaba a ser algo cotidiano, sucio y violento. En El invierno de Frankie Machine, Don Winslow despliega un estilo directo y nada recargado que en ocasiones se asemeja bastante a un guión cinematográfico debido a que está escrito en presente y a la importancia que cobran los diálogos, bastante secos. Además, la novela resulta amena en todo momento, consigue que los lectores simpaticemos con un personaje tan bien construido como el de Frank Machianno, que nos preocupemos por él y su destino, y como buena novela negra contiene ciertas dosis de crítica social al poder establecido y de denuncia a la corrupción que lo inunda.

Directa, violenta y terriblemente entretenida, El invierno de Frankie Machine confirma el talento para la novela criminal de un escritor en ascenso como Don Winslow.

viernes, 19 de abril de 2013

Invencible: La guerra viltrumita


Mark Grayson es el hijo del superhéroe más importante de la Tierra, Omniman, y, al igual que su padre, él también tiene superpoderes. Mientras intenta poner orden en su caótica e incierta vida, Mark aprenderá a controlar sus habilidades, trabajará para el gobierno, se enfrentará a terribles verdades y a todo tipo de amenazas, incluyendo villanos de tres al cuarto, series interdimensionales y una invasión alienígena.

Creada en 2003, Invencible fue uno de los cómics que, junto a Los Muertos Vivientes, relanzó la editorial Image y la convirtió en el sello de calidad que en la actualidad nos ofrece títulos como Chew o Morning Glories. Los responsables fueron el dibujante Cory Walker y un joven guionista llamado Robert Kirkman, que acabaría convirtiéndose en el editor de Image y en el exitoso productor de una serie de televisión del canal AMC. Invencible no revoluciona el panorama superheroico, no cuenta nada nuevo ni da una nueva vuelta de tuerca a la figura del superhéroe humanizado que representan títulos como Spider-man o Watchmen. Nada de eso, sino que basa su éxito en reciclar las convenciones del género, recurriendo a elementos de la mitología del trepamuros o de Superman para insuflarles frescura, construyendo aventuras protagonizadas por personajes carismáticos que se ven superados por las circunstancias, siempre repletas de giros sorprendentes y de diálogos ingeniosos.


Kirkman es un experto en el campo de ponérselo difícil a los personajes y de enrevesar las tramas, y en el caso de Invencible lo hace endiabladamente bien. Éste es el aspecto que más me ha gustado de la colección,  cómo se suceden los arcos argumentales sin pausa, no hay números vacíos, siempre se nos dan pistas a los lectores de lo que vendrá a continuación y de quiénes serán los próximos en entrar en escena. A lo largo del cómic, el universo de Invencible (también conocido como el Kirkmanverso) se va expandiendo cada vez más, la subtramas de los personajes se van interrelacionando y Kirkman recurre a otros individuos del mundo de Image como El Hombre Lobo, Brit o Tech Jacket para añadir intensidad a los cómics protagonizados por Mark Grayson, Oliver, Allen el alien, Debbie o Cyril. Hay historias para todos los gustos, desde triángulos amorosos a viajes interdimensionales, pasando por visitas a otros planetas o la irrupción de nuevos villanos; entre mis favoritas se encuentran la llegada de Conquest a la Tierra y las dedicadas al villano Angstrom Levy, cuya evolución produce verdaderos escalofríos.


El último arco argumental que he podido leer de Invencible (gracias a la infinita amabilidad de Yota, una vez más) ha sido La guerra viltrumita, en el que asistimos al estallido de un conflicto que se lleva fraguando desde los comienzos de la colección. En él, Kirkman aprovecha la influencia de Star Wars, Superman, Dragon Ball y Star Trek para narrar una violenta odisea cósmica que pondrá a prueba a Invencible y a su familia y cambiará su situación para siempre. Un cómic épico e intenso que, no contento con lo que ofrece, todavía plantea nuevas posibilidades para futuros arcos argumentales (no como las repetitivas e insulsas historias de Mark Millar, cada vez más vacías y cansinas).


El co-creador de Invencible, Cory Walker, no duró demasiado en la colección, pero por fortuna fue sustituido por Ryan Ottley, cuyo trabajo se ha convertido en una de las señas de identidad de la colección, justo como pasa con la labor de Charlie Adlard en Los Muertos Vivientes. Sin Ottley, Invencible y todos los que pueblan las viñetas de sus cómics no serían los mismos, no tendrían la misma dinámica ni capacidad para asombrar.


A falta de ponerme al día con la edición americana y descubrir qué le depara el futuro a Mark Grayson y qué nueva amenaza pondrá su mundo patas arriba, aprovecho para recomendar encarecidamente la lectura de este cómic, de lo más refrescante que se puede encontrar en el panorama superheroico, lejos de macrosagas editoriales y de reinicios varios.

lunes, 15 de abril de 2013

Oblivion: El recuerdo de la Tierra


En el año 2077, el planeta Tierra ha sido devastado por la cruenta guerra contra los carroñeros, una raza de invasores alienígenas. La humanidad ganó la guerra, pero no pudo salvar el planeta y se vio obligada a abandonarlo. El técnico Jack Harper y su compañera Victoria son los únicos humanos que quedan en la Tierra, destinados a reparar los drones que se encargan de vigilar las instalaciones dedicadas a recolectar agua para producir energía. Sin embargo, los recuerdos del pasado y un descubrimiento inesperado harán que Jack se replantee la naturaleza de su misión y busque respuestas a lo sucedido con la Tierra y la humanidad.

A finales de 2010, el debutante Joseph Kosinski se alzó como uno de los directores que tener en cuenta gracias a su trabajo en Tron Legacy, innecesaria secuela de Tron por la que nadie apostaba pero que consiguió sorprender gracias a una puesta en escena sorprendente y elaborada, con un despliegue visual que superaba las limitaciones del pobre argumento y nos dejaba una película entretenida. Después del éxito moderado de Tron Legacy, Kosinski ha tenido la oportunidad y los medios necesarios de poner en marcha un proyecto más personal: Oblivion, película de ciencia ficción y aventuras basada en un cómic que escribió él mismo en 2005.


En ella, Kosinski nos traslada a un futuro desolador en el que la Tierra ha sido arrasada por una guerra entre humanos y alienígenas. A través del protagonista, Jack Harper, seremos testigos del paisaje baldío en que se ha convertido nuestro mundo, y también veremos cómo las dudas que le asaltan le llevan a cuestionar su misión y embarcarse en un viaje repleto de sorpresas y revelaciones vertiginosas. Para contarnos esta historia, Oblivion recupera elementos de otras películas de ciencia ficción futurista y post-apocalíptica como Soy Leyenda, WALL·E, Nausicaa, La carretera, 2001: Una odisea en el espacio y en general cierto tono  de las novelas de Arthur C. Clarke, pero consigue combinarlos con el ingenio necesario para narrar una historia absorbente, que atrapa a los espectadores desde el principio, es capaz de asombrar y sorprender no sólo con efectos especiales, sino con giros de la trama, y nos presenta a personajes creíbles en situaciones extraordinarias. 


Si a una base argumental sólida le sumamos la puesta en escena de Kosinski, capaz de llevar la historia con pulso y ofrecernos escenas impactantes rodadas con oficio, Oblivion destaca como un nuevo triunfo del cine de ciencia ficción, en el que actualmente predominan las secuelas y los remakes innecesarios. El diseño de producción y la ambientación elevan la calidad del filme, que nos ofrece imágenes de parajes naturales desolados, de una belleza sobrecogedora, realzadas por la fotografía de Claudio Miranda (reciente ganador del Oscar por La vida de Pi). También volvemos a presenciar otra de las virtudes de Joseph Kosinski como director, el buen uso que hace de la banda sonora, pues en este caso las composiciones de M83 se funden con la estética futurista y las escenas de acción.


El reparto de Oblivion es reducido pero muy adecuado para el tono de la historia. Destaca Tom Cruise como protagonista absoluto de la función, que resulta convincente en su papel y demuestra una vez más su afán por involucrarse en dignos productos de entretenimiento, como la reciente Jack Reacher. Le acompañan Olga Kurylenko (Quantum of Solace) y Andrea Risebororugh, actriz que no conocía pero que cumple con un papel interesante. Sorprende la participación de Morgan Freeman, quien cuenta con un papel breve pero suficientemente relevante para que este gran actor se luzca, y resultan curiosas las breves apariciones de Melissa Leo (The Fighter), Nikolaj Coster-Waldau (Jamie Lannister) y Zoe Bell (Django desencadenado).


Aunque recicla elementos de otras películas de ciencia ficción, Oblivion es capaz de ofrecer un espectáculo digno en el que Joseph Kosinski despliega su potencia visual al servicio de una historia capaz de sorprender y entretener a los espectadores, que quedarán atrapados por el futuro que nos presenta. Un nuevo triunfo del cine de ciencia ficción.

Ficha de la película.

sábado, 13 de abril de 2013

Imposibles X-Force, de Rick Remender


Con su población reducida en extremo, los mutantes están al borde de la extinción, no hay nada que se interponga entre ellos y los enemigos que quieren borrarlos del mapa por distintos motivos. Aquí es donde entra en juego X-Force, un comando de operaciones encubiertas formado por Masacre, Mariposa Mental, Arcángel, Fantomex y liderado por Lobezno que hace frente a amenazas en potencia recurriendo a métodos tan violentos que la Patrulla X desconoce su existencia. Entre sus próximos retos, se encontrarán con una invasión de Deathlocks, un cruce dimensional con el cuerpo de los Capitanes Britania y el regreso de En Sabah Nur, más conocido como Apocalipsis.

Junto a la divertida y gamberra Lobezno y la Patrulla X de Jason Aaron, Imposibles X-Force ha sido la colección que ha conseguido reconciliarme con el universo mutante actual, ofreciendo historias absorbentes y muy bien construidas que recuperan conceptos clásicos. El artífice de este cómic es Rick Remender, que empezó a despuntar en Marvel con su trabajo en Veneno y la cabecera que hoy nos ocupa, dio el salto a Vengadores Secretos y ahora se ha convertido en uno de los guionistas clave de la editorial, pues está escribiendo El Capitán América e Imposibles Vengadores en el relanzamiento de Marvel Now

A la espera de que Panini publique el último volumen de Remender al frente Imposibles X-Force, los cuatro tomos publicados hasta la fecha son altamente recomendables, su lectura atrapa desde el principio y nos ofrece historias épicas en las que un reducido grupo de mutantes (violentos antihéroes alejados de la imagen que acostumbra a dar la Patrulla X) deben enfrentarse en secreto a misiones que les vienen gigantescas, pero de su éxito depende el destino del mundo. Con estas bases, Remender lleva a los personajes a enfrentarse al legado de viejos enemigos como Apocalipsis, a una invasión robótica, a viajar entre dimensiones y universos paralelos e incluso a luchar por el alma de uno de sus compañeros. Mientras tanto, seremos testigos de las dudas que asaltan a un grupo de personajes bastante vulnerables, como Mariposa Mental, Arcángel o Fantomex, a los que Remender presta especial atención sin dejar de lado las personalidades bien definidas de Lobezno y Masacre.


Además del modo en que fluyen y entretienen las historias de Imposibles X-Force, sorprende también la capacidad de Rick Remender para recuperar y reciclar viejos elementos del rico universo mutante. No sólo presenciaremos el regreso, en cierto modo, de Apocalipsis y de su relación con Arcángel, sino que también veremos qué ha sido de El Mundo, aquel extraño complejo tecnológico donde crearon a Fantomex introducido por Grant Morrison; regresaremos a la era de Apocalipsis; daremos una vuelta por Otromundo, la dimensión del Capitán Britania, y de paso seremos testigos de sucesos que tendrán serias repercusiones en el resto de las colecciones mutantes como el nacimiento de Tábula Rasa, la "evolución" de Arcángel, el origen de Génesis, uno de los nuevos alumnos del Instituto Jean Grey; o la aparición de Padre, el misterioso personaje detrás de la saga de Los Descendientes en Vengadores Secretos.


La única pega de esta colección ha sido el dibujo, que no ha acompañado demasiado en calidad a las historias. Jerome Opeña realiza un buen trabajo como narrador, pero sus acabados y el color no terminan de convencer (más bien parecen grabados); además de que el baile de dibujantes tampoco ha favorecido demasiado a este cómic, especialmente la participación de Greg Tocchini en el arco argumental dedicado a Otromundo, con un estilo no muy definido, bastante desganado. 

Aun así, Imposibles X-Force destaca como una gran cabecera mutante, capaz de recuperar el pasado de los personajes y llevarlos en una nueva y sorprendente dirección que emocionará a los lectores, recuperando el sentido de la aventura. Mil gracias a Yota por su amabilidad al prestarme esta colección.

domingo, 7 de abril de 2013

Phenomena: Máximo riesgo y Mentiras arriesgadas


Desde que Nacho Cerdà pusiera en marcha Phenomena a finales de 2010, iniciativa que recupera clásicos de los 70, 80 y 90 en pases dobles, he podido disfrutar en la gran pantalla de películas tan emblemáticas como Parque Jurásico, Terminator 2, Dentro del laberinto, Los cazafantasmas, Alien y Desafío total, estas dos últimas en la reciente muestra de cine fantástico de Syfy. En su hazaña de hacernos revivir películas míticas en su formato original, Phenomena regresó al madrileño cine Palafox el viernes 5 con un pase dedicado a dos héroes del cine de acción: Sylvester Stallone y Arnold Schwarzenegger.

La sesión comenzó con la cabecera de Movierecord, los gloriosos tráilers de La lista negra y Remo  Williams (especialmente este último), y la primera película de la noche: Máximo riesgo (Cliffhanger). Estrenada en 1993, esta película de Renny Harlin acerca de un grupo de guardabosques de las montañas Rocosas que plantan cara a una banda de ladrones sigue conservando su frescura original. Máximo riesgo entretiene y divierte en todo momento, las vertiginosas escenas de acción están resueltas de forma brillante y los personajes tienen el carisma necesario, con héroes inesperados y villanos que imponen y aterrorizan. Además de la presencia de Sylvester Stallone en plena forma, destacan las intervenciones de John Lithgow (El origen del Planeta de los Simios), Janine Turner (Doctor en Alaska) y Michael Rooker (Merle en The Walking Dead), y por supuesto la banda sonora de Trevor Jones; todo a la altura de una película muy superior a la mayoría de los blockbusters de acción actuales.


Después de un descanso y de un tráiler horrible protagonizado por Carl Weathers, llegó el turno de Mentiras arriesgadas, la película de James Cameron estrenada en 1994 en la que un agente secreto debe compaginar su lucha contra unos terroristas que intentan causar estragos en Estados Unidos con los problemas matrimoniales derivados de las mentiras que le cuenta a su esposa. Tan fresca como en su estreno, Mentiras arriesgadas sigue siendo la mezcla perfecta entre acción y comedia, capaz de combinar escenas tan asombrosas como la secuencia de apertura, el tiroteo en los baños, la persecución a caballo o el tramo final con las sobradas del personaje de Arnold Schwarzenegger, las sorpresas que se guarda Jamie Lee Curtis, las bromas de Tom Arnold y Grant Heslov (reciente ganador del Oscar como productor de Argo) y el despreciable papel de Bill Paxton. Las risas no pararon en toda la película, en la que también intervienen una jovencísima Eliza Dushku y el veterano Charlton Heston interpretando a una versión de Nick Furia. Sencillamente, divertidísima.


Como muchos nos quedamos con ganas de más, también se aprovechó la ocasión para anunciar posibles futuros títulos de Phenomena, como The Rocky Horror Picture Show, Aterriza como puedas o Grease, mientras que el próximo viernes volverán a Barcelona con El chip prodigioso y Willow. Esperemos que Phenomena siga acumulando éxitos, porque es una iniciativa muy divertida e indispensable para los cinéfilos.


*Este mes se celebra el aniversario del blog Zona Boom. No dudéis en pasaros a felicitar al autor y echar un vistazo a mi recomendación de los cómics de Image

jueves, 4 de abril de 2013

The Walking Dead T3: Segunda Parte


En enfrentamiento entre los supervivientes de la prisión y las fuerzas de Woodbury es inevitable. Rick ha hecho todo lo que estaba en sus manos para salvar a sus compañeros, pero el Gobernador no les va a dejar escapar tan fácilmente, sino que formará un pequeño ejército y atacará la cárcel hasta que no quede nadie con vida. Mientras Rick se debate entre qué camino debe tomar, Andrea intenta buscar una solución pacífica y Merle lucha por ganarse la confianza de su nuevo grupo.

Después de que muchos casi perdiéramos la confianza en la serie tras varios episodios absurdos de la segunda temporada, The Walking Dead regresó con fuerza adaptando una de las etapas más celebradas del cómic de Robert Kirkman y Charlie Adlard en que se basa, aquella que tiene lugar tras los barrotes de una cárcel. La primera entrega de esta tercera temporada sorprendió por su ambientación, escenas sangrientas, la introducción de nuevos personajes y la despedida de otros que nos acompañaban desde el principio, además de la evolución de Rick y su grupo. Los ocho episodios restantes con los que concluye esta temporada han mantenido el nivel en general, han traído algunas sorpresas, escenas logradas y un final que cierra varias tramas y abre nuevas posibilidades para su ya asegurada cuarta entrega.


Decir a estas alturas que la serie del canal AMC sólo se basa ligeramente en el cómic de Image resulta obvio, pues desde hace tiempo ha demostrado seguir otros caminos, cambiando el destino de algunos personajes e introduciendo otros nuevos, si bien respeta su evolución en líneas generales. La etapa de la prisión me parece una de las más brillantes del cómic, en ella se exploró a fondo el potencial que tenía el mundo creado por Kirkman con conflictos constantes entre los personajes y números tan salvajes como los sucedidos en Woodbury y las represalias posteriores, que a día de hoy todavía me ponen los pelos de punta. Su versión televisiva suaviza los acontecimientos, especialmente el salvajismo de Woodbury, pero ha conseguido captar a la perfección cómo la mayor preocupación de los protagonistas han dejado de ser los zombis, ocupando su lugar otros humanos que habitan lo que queda del mundo.


Aunque según nos acercábamos al final hemos presenciado capítulos algo vacíos, alargados en exceso para cumplir con las 16 entregas, esta segunda mitad puede presumir de un vistoso despliegue de medios (su ambientación está a años luz de nuevas series post-apocalípticas como la fallida e insulsa Revolution) y de un logrado y coherente desarrollo de personajes. Las tribulaciones de Rick quedan en segundo plano y se da más trasfondo a secundarios como Michonne, los hermanos Daryl y Merle, a las motivaciones de Andrea y la transformación en psicópata del Gobernador, que debido a los últimos acontecimientos consigue transmitir verdadero terror con su sola presencia.


Gracias al espléndido trabajo del equipo que está detrás de ella, encabezados por un reparto más que solvente, The Walking Dead ha conseguido alzarse dentro del rico panorama televisivo actual como una serie que merece la pena seguir semana tras semana gracias a los conflictos que afectan a unos personajes muy queridos por los espectadores. Además, el éxito de esta tercera temporada ha abierto la posibilidad a más cómics de saltar a la pequeña pantalla, mientras que la AMC se establece como uno de los estandartes de la calidad televisiva gracias a series como Breaking Bad, Hell on Wheels o The Walking Dead, cuyo regreso esperamos con ganas.

lunes, 1 de abril de 2013

Crónica de un proceso creativo, de Juan Fernández

Llega el momento de despedir la sección de firmas invitadas. Con motivo de la celebración del quinto aniversario de este blog, durante los últimos dos meses hemos disfrutado de artículos muy variados que han combinado literatura, cine, y series de televisión desde distintas perspectivas. Como colofón, hoy contamos con la presencia de Juan Fernández, músico, miembro del refrescante grupo Midgar y gran amigo ante todo. En su artículo nos propone un viaje a través de las distintas fases que componen el proceso creativo para él, ¿estás listos para acompañarle?

*Nota: reproducir de manera simultánea a la lectura:
http://www.youtube.com/watch?v=6tCn-k6eBeE                

Prólogo

Vivimos en un mundo resultadista a todos los niveles, lo que suele provocar que busquemos a toda costa el fruto de todo. Creo que esto ocurre en diferentes aspectos de nuestras vidas, pero quiero tratarlo desde el punto de vista del arte. Si algo he aprendido, y me obligo a recordar de vez en cuando,  es la importancia del proceso creativo.

Desde el momento en que sentimos  la necesidad de comunicar algo, en nuestra mente se forma la imagen final de aquello que queremos crear, la meta, el resultado. Da igual el campo artístico del que estemos hablando, perseguimos tener frente a nosotros el cuadro enmarcado, el disco sonando en la cadena, el relato encuadernado en la repisa. Es lógico y sano querer llevar a buen puerto un proyecto y terminar lo que empezamos, pero cada vez tengo más claro que la satisfacción que produce ese resultado final está directamente relacionada con lo intenso que haya sido el proceso.

Tendemos a menospreciar el camino. En cualquier proyecto nos enfrentaremos a una serie de obstáculos y a la necesidad de tomar decisiones para superarlos. El rumbo que tomemos dependerá en principio de nuestra idea original, pero cambiará conforme vayamos sacando nuevas conclusiones en la práctica y, según lo que encontremos en el proceso, llegaremos a nuestro destino con unas conclusiones u otras. Por otra parte, cuando por fin obtengo ese resultado, la sensación de logro deja paso muy pronto a la necesidad de volver a crear, de comenzar algo nuevo otra vez.

Personalmente me ha ayudado reflexionar sobre esto, ya que me ha hecho valorar ciertos aspectos que a veces paso por alto, pero me resulta muy difícil hablar de esto en términos generales. Es un error categorizar sobre algo tan personal, tan cambiante. Por eso, y desde la visión de alguien que sólo está aprendiendo, quiero compartir aquí una radiografía de mi sucesión de pasos.

No se trata de verdades absolutas. Ni siquiera puedo defender estas líneas como una opinión formada ya que estoy buscando conclusiones que aún no tengo. Sólo pretenden ser una ventana abierta, una reproducción lo más fiel posible de mi evolución enfrentándome a algo, en este caso, a la idea de recrear la sensación de sinestesia.

Crónica de un proceso creativo

I - PERCIBE.

Todo comienza con una sensación. Mente en blanco que inevitablemente recibe aire. Coloreándose. Huellas en la nieve que no hago yo. Yo soy la nieve que el tiempo obliga a dejar de ser. Tierra que, mojada, es olor escrito a mano. Luz que se dibuja sola en el papel. Trazos me llevan campo a través de las ideas que no he decidido recorrer. Respirando luz, planta que brota. Imágenes táctiles que suenan de diferente sabor.

No es voluntario, no es meritorio. Caos sistemático, ahora es orden al azar. 


II - ANALIZA.

La sinestesia -además de una figura retórica- es la facultad de cruzar sentidos, la percepción conjunta o interferencia de varias sensaciones en un mismo acto perceptivo. Ver sonidos, escuchar colores, paladear texturas. Es algo innato, una capacidad que algunas personas poseen y les permite tener una experiencia sensitiva algo más completa. Aunque se trata de un fenómeno neurofisiológico que no se puede forzar, creo que el concepto de sinestesia se puede extender a diferentes campos con resultados interesantes. 

Desde hace tiempo me atrae la idea de aplicar esto al mundo artístico y, en muchas ocasiones, me es inevitable buscar productos (sea consumiéndolos o creándolos) que de una forma u otra hagan que el receptor “mezcle” sus sentidos. Por supuesto, el hecho de que esto ocurra tiene un altísimo grado de subjetividad. Cuando el receptor no es un sinestésico físico realmente, esta relación de sensaciones estará basada muy posiblemente en asociaciones de recuerdos.

Quiero pensar que es posible simularlo. Quiero que el receptor sea al mismo tiempo oyente, lector y espectador. No digo que sea posible, sólo que quiero buscarlo. Quiero entender lo que he sentido para ser capaz de recrear esa sensación.



III - ASIMILA.


No se puede componer desde la frialdad. Si creo desde el análisis, el resultado será un ejercicio, un vacío intento de conseguir unos objetivos. Pero no debo evitar el ensayo-error, todo lo contrario: repetir el proceso hasta asimilarlo, hasta que sea un recurso natural. El hecho de interiorizar lo analizado hará que cuando sienta la necesidad de expresar algo tenga más herramientas para poder hacerlo de forma involuntaria. Si mi vocabulario es extenso y he desarrollado criterio para utilizarlo, será más probable que mi mensaje sea el que quería comunicar y llegue de forma clara.



IV - CREA.

Aunque no siempre soy capaz de encontrarlo, he subido la escalera para llegar justo a este escalón. Olvido todo lo que llevo en la mochila y avanzo movido por algo que ahora creo mío. Un sentimiento que no es de nadie aunque yo pretenda regalarlo. Si supe sacar algo de los pasos anteriores, aparecen las primeras líneas. Sólo es un boceto, pero ya es inminente. La ilusión me resulta adictiva, hace que me obsesione. Siempre es de noche. Horas en blanco que los demás pierden durmiendo mientras yo las invierto soñando. En ese momento, posiblemente, es cuando más feliz soy. No tengo a nadie al lado para compartirlo y por la mañana todo me parecerá desdibujado, pero ahora es cuando me siento más vivo. Sólo es un eslabón de esta cadena, pero da sentido a todos los demás.  ¿He llegado al sitio que buscaba? Seguramente no, pero he conseguido lo que quería y eso, ahora, es lo que me vale.



V - COMIENZA.

Nos movemos en círculos. Todo empieza donde algo acaba y viceversa. Necesitamos cerrar ciclos únicamente para empezar otros. La búsqueda constante es lo que nos mantiene en movimiento. Perseguir algo nos obliga a superar procesos y esto, a su vez, nos hace crecer. El resultado no es un fin, dale únicamente el valor que tiene: el de hacerte recordar el camino que recorriste hasta llegar a él. 

Estoy buscando algo…y espero no encontrarlo nunca. 


        

 Juan Fernández, Febrero de 2013.
                                                                         _ _ _

-Texto: Juan Fernández ( soundcloud.com/juanmidgar ).
-Música: “Nightbook”, por Ludovico Einaudi ( einaudiwebsite.com ).
-Imágenes: Michael Vincent Manalo (michaelvincentmanalo.com).