lunes, 9 de abril de 2012

Hell on Wheels: Primera Temporada

Poco después de la Guerra de Secesión, el ex-soldado confederado Cullen Bohannan recorre los Estados Unidos buscando al grupo de soldados de la Unión que asesinó a su familia a sangre fría. Su búsqueda de venganza le lleva hasta el lejano Oeste, donde consigue trabajo como capataz en la construcción del ferrocarril de la Union Pacific, conocido como "El infierno sobre ruedas" debido al cúmulo de criminales e indeseables que lo acompañan. Sin embargo, Bohannan verá cómo la especulación del propietario del ferrocarril, las disputas en el campamento e incluso la inminente guerra con los indios cheyenne le impiden saciar su sed de venganza.


Tras un complicado proceso de pre-producción y de casting, los hermanos Joe y Tony Gayton consiguieron que el canal AMC diera luz verde al piloto de Hell on Wheels y les encargara diez episodios para la primera temporada. Gracias a una detallada puesta en escena y una trama enrevesada con múltiples cabos sueltos, Hell on Wheels ha conseguido una respuesta más que positiva por parte del público que le ha asegurado su segunda temporada, convirtiéndose en una de las series estrella del canal de The Walking Dead.


Ambientada en 1866, Hell on Wheels aprovecha al máximo su carácter coral para narrarnos las vidas de los distintos personajes que pueblan el asentamiento que acompaña la construcción del ferrocarril que unirá el Este con el Oeste, encontrándonos con personas de todo tipo y condición: desde un magnate corrupto y ambicioso a un indio renegado, pasando por un predicador de oscuro pasado, prostitutas de noble corazón, esclavos liberados con ansias de demostrar su independencia, pistoleros borrachos, y un par de irlandeses emprendedores. Por si esta mezcla no fuera lo bastante interesante, tenemos a la pareja de protagonistas: Lily Bell, joven viuda decidida a ganarse un nombre en el mundo del ferrocarril; y Cullen Bohannan, pistolero fuera de la ley con un fuerte sentido de la justicia que bebe de la imagen de los personajes de Clint Eastwood.


Movidos por la codicia, la hipocresía o la venganza, cada personaje interacciona con los demás en una serie en la que se cuidan todos los detalles, desde la suciedad que reina en el campamento a las escenas de tiroteos y escaramuzas, que no escatiman en violencia y realismo. Además, la música acompaña a la perfección a la puesta en escena, combinando piezas instrumentales con ecos del spaghetti western con canciones de grupos como Mumford & Sons o Gillian Welch.


En el reparto no encontraremos nombres de superestrellas, pero sí de actores curtidos en series y papeles secundarios que aportan credibilidad a sus personajes (por ejemplo, la mezcla de acentos en el campamento es impresionante). Destacan las interpretaciones de Colm Meaney (Thomas Durant), Dominique McElligott (Lily Bell), Christopher Heyerdahl (El Sueco), la aparición especial de Wes Studi (El Último Mohicano) y sobre todo la labor de Anson Mount como Cullen Bohannan, el duro pistolero protagonista. Tal vez el que más desentone sea el rapero Common haciendo de esclavo liberado.


La primera temporada de Hell on Wheels sorprende por el realismo de sus imágenes, su cuidada puesta en escena y una trama sólida capaz de relacionar a los distintos personajes vinculados por diversar razones a la construcción del ferrocarril. Esperemos que la segunda entrega no se demore demasiado, porque la primera no podría haber terminado mejor.

viernes, 6 de abril de 2012

The Artist: Regreso a los orígenes


George Valentin lo tiene todo: a finales de los felices años 20, es la estrella más querida del cine mudo, cuenta con legiones de fans y su sola presencia en una película es capaz de hacer que miles de espectadores hagan cola en la taquilla del cine. Sin embargo, pronto contemplará, atónito, cómo su arrogancia da paso a una profunda depresión al perder todo lo que tenía con la llegada del cine sonoro y de su nueva estrella, la encantadora Peppy Miller.

La crítica la adora y la obsequia con todo tipo de premios, mientras que el público se emociona con ella: The Artist es una de las películas de 2011, el éxito sorpresa del año. Justo cuando los grandes estudios buscan resucitar populares franquicias y explotar las posibilidades del 3D, el director francés Michel Hazanavicius también propone una vuelta atrás, sólo que con un enfoque distinto: adentrarse en los orígenes del cine sonoro y el cambio brusco que supuso para las estrellas de las películas mudas.



Responsable de parodias de películas de espías de las que es mejor no acordarse, Hazanavicius sorprende con una propuesta extremadamente sencilla y nostálgica: rodar una película muda y en blanco y negro en la actualidad que sirva de homenaje al cine del Hollywood dorado. Una empresa muy arriesgada, sin duda, pero que consigue entretener y devolvernos a los tiempos del cine clásico. Precisamente, en este punto radica uno de los mayores inconvenientes que le veo a esta película: su sencillez extrema. Sí, resulta muy curioso que sea una película muda y nostálgica, pero su historia y el modo en que está rodada me parecieron bastante simples en general (historia lineal, personajes estereotipados, dirección correcta sin más...). Me da la impresión de que se ha exagerado un poco con todos los premios que le han dado, no porque sea una mala película, para nada, sino porque se ha dejado de lado a otras propuestas interesantes al llevarse The Artist toda la atención (y eso que 2011 ha sido el año de los homenajes al cine con películas como Hugo, Drive, Super 8 y hasta Los Muppets).


Volviento a The Artist, la ambientación y puesta en escena están muy logradas, y todos los miembros del reparto realizan una labor encomiable al ser capaces de transmitir las emociones de sus personajes sin hablar, desde los veteranos James Cromwell y John Goodman hasta Bérénice Bejo, pasando por el protagonista, Jean Dujardin, a medio camino entre el galán clásico y el cómico de slapstick (si bien tampoco considero que su interpretación se merezca semejante cantidad de premios).

En resumen, The Artist es un homenaje al cine clásico de lo más curioso, sobre todo por tratarse de una película muda rodada en la actualidad capaz de entretener y emocionar al público; si bien considero que se ha exagerado con los premios que se le han concedido.

miércoles, 4 de abril de 2012

The River: Perdidos en el Amazonas

Después de la desaparición del famoso divulgador científico Emmet Cole durante la grabación de su último documental en el Amazonas, todos los miembros de su antiguo equipo se reúnen para organizar una expedición de búsqueda y rescate. En su viaje se adentrarán en una zona desconocida del río donde gobierna un espíritu al que los nativos llaman "La Boyuna", y además descubrirán que el Dr. Cole no había partido con la intención de rodar otro programa de televisión más, sino que buscaba misterios mucho más antiguos y poderosos.

Para encontrar el origen de esta serie tenemos que volver la vista atrás hasta finales de 2009, cuando el fenómeno viral de la película Paranormal Activity condujo a su estreno en salas de todo el mundo y al enorme éxito de taquilla que propició varias secuelas. Uno de los muchos espectadores que quedaron intrigados por este fenómeno fue el cineasta Steven Spielberg, quien no tardó en ponerse en contacto con el director de Paranormal, Oren Peli, para ayudarle con la distribución de su película y desarrollar juntos un nuevo proyecto. De estas reuniones nació The River, serie de la que ambos son productores y que cuenta con una premisa de lo más sencilla a la que aplicar la fórmula de Paranormal Activity.

A lo largo de sus ocho episodios, los espectadores presenciaremos cómo los miembros de la búsqueda del Dr. Emmet Cole documentaron, cámara en mano, todo lo sucedido durante su expedición: no sólo grabaron las tensiones y conflictos entre los distintos miembros del grupo, sino que tambien filmaron las extrañas apariciones de espíritus de la jungla, tribus indígenas hostiles, vampiros, demonios del Amazonas, zombis y demás fenómenos paranormales. Si a esto le sumamos un desarrollo de personajes bastante planos e interpretaciones ajustadas (con la excepción del siempre cumplidor Bruce Greenwood) nos encontramos ante una serie de poca o ninguna profundidad que no produce terror alguno, si bien resulta amena al no tomarse demasiado en serio a sí misma.



Su buena acogida inicial no ha servido para asegurar el futuro de The River, que tras el descenso de audiencia según se acercaba el desenlace (bastante abierto) ve más probable su cancelación que su renovación para una segunda temporada. Una pena, pues a pesar de sus limitaciones, el desfile de criaturas paranormales que pueblan la cuenca del Amazonas resultaba desenfadado y entretenido.

jueves, 29 de marzo de 2012

War Horse: El caballo que susurraba a los hombres

El joven Albert Narracott ve la oportunidad de salvar la granja de sus padres cuando conoce a Joey, un potro de temperamento fuerte con el que mantendrá una profunda relación de amistad. Sin embargo, con el estallido de la Primera Guerra Mundial, los Narracott se ven obligados a vender a Joey al ejército británico. Así, mientras el caballo recorre Europa y presencia los horrores de la guerra, Albert emprenderá un arriesgado viaje por el campo de batalla en busca de su fiel amigo.


Tras una temporada limitándose a las labores de producción en proyectos diversos, Steven Spielberg regresó como director a finales de 2011 con dos películas bien diferenciadas: la recomendable Las aventuras de Tintín, adaptación al cine del cómic de Hergé con un uso rompedor de la animación basada en captura de movimiento; y el filme que hoy nos ocupa, War Horse, el salto al cine de la novela y obra de teatro homónimas de Michael Morpurgo que nos cuenta la Primera Guerra Mundial vista por una de las monturas del ejército británico.

Lo primero que llama la atención de War Horse es su protagonista, un caballo. Aunque al principio pueda parecer que la historia se centrará en Albert, pronto nos damos cuenta de que no será así, sino que los espectadores acompañaremos a Joey en su periplo por Europa y seremos testigos de las distintas tragedias que el animal presencia en compañía de sus distintos amos, que comprenden desde un oficial inglés a una niña francesa, pasando por soldados alemanes y británicos. Precisamente, puede que aquí resida uno de los puntos débiles de la película: al centrarse en la historia del caballo, el factor humano queda diluido y no se explora demasiado, quedando en el polo opuesto de producciones brillantes como Hermanos de Sangre o The Pacific.


Además, el guión de Richard Curtis (sí, el mismo de Cuatro bodas y un funeral) y de Lee Hall (Billy Elliot) se mueve entre los terrenos de la fábula de amistad y del drama bélico sin decantarse por ninguno en concreto. Si a esto le sumamos lo forzadas que resultan ciertas escenas por la música y la paleta de colores elegidas, nos encontraremos con cierto sentimentalismo exagerado que más que emocionar puede sacarnos de la historia.

No obstante, War Horse es una película destacada en el plano técnico. Spielberg recurre a trucos ingeniosos para narrar la crudeza de ciertas escenas y consigue deslumbrarnos con las secuencias de las batallas, sin duda lo más destacado del filme a pesar de que huya del hiperrealismo de Salvar al soldado Ryan o de las miniseries antes mencionadas. También hay que destacar la ambientación, el montaje, la fotografía y la banda sonora de John Williams, si bien estas dos últimas en varias escenas pecan de contribuir al sentimentalismo exagerado arriba mencionado.

Encabeza el reparto el caballo Joey, que al parecer fue uno de los equinos que intervino en Seabiscuit. Le acompaña un elenco que reúne a varias personalidades del mundo interpretativo británico, como la actriz Emily Watson, los actores David Thewlis y Eddie Marsan, el debutante Jeremy Irvine, y los cada vez más en alza Benedict Cumberbatch (Sherlock) y Tom Hiddleston (Loki), que cuentan con dos breves apariciones en esta película.

Sherlock y Loki preparados para la batalla.
Larga pero entretenida, War Horse no termina de convencer por el exagerado sentimentalismo de varias de sus escenas y por su extraña mezcla de fábula con drama bélico, si bien ofrece a los espectadores secuencias muy logradas que reafirman el talento de su director.

jueves, 22 de marzo de 2012

The Walking Dead T2: Segunda Parte

*Este post puede revelar detalles del argumento.


La segunda temporada de The Walking Dead ha llegado a su conclusión. Tras los soporíferos siete capítulos iniciales, la serie volvió a mediados de febrero con una segunda entrega de seis episodios que han conseguido devolver el ritmo a la serie y acercarla un poco a lo que se espera de ella y lo que es el cómic homónimo en el que se basa.

Si la primera mitad de la temporada se centró en dar vueltas a dónde estaba la desaparecida Sophia mientras Rick y los suyos se hacían un hueco en la granja de Hershel, en esta segunda remesa de capítulos por lo menos han sucedido cosas más interesantes: la rivalidad entre Rick y Shane ha aumentado hasta límites inaguantables, el grupo de supervivientes se ha visto obligado a plantearse hasta qué punto está dispuesto a defenderse frente a ataques externos, ha habido bajas irreemplazables, y los cambios del final alteran el destino de los protagonistas y los acercan un poco más hacia una de las etapas más celebradas del cómic de Robert Kirkman y Charlie Adlard.


Respecto al cómic, ha quedado bien claro que la serie se toma sus licencias para incluir ciertas diferencias y seguir un camino paralelo, por suerte más cercano al espíritu del original en estos últimos seis capítulos que en los siete iniciales, que rozaron el absurdo. Además, hay personajes que cada vez se aproximan más al carácter de los protagonistas de las viñetas (Rick y Hershel) y otros que sólo comparten con ellos su nombre, como Andrea, Shane y el pequeño Carl.

Como serie televisiva, The Walking Dead ha conseguido recuperarse del bajón que supuso el comienzo de la segunda temporada, con tanto diálogo vacío y miradas al infinito. En los últimos siete episodios hemos presenciado algo más de acción, un poco de desarrollo de personajes, y escenas más logradas. Por su parte, la música sigue sin encontrar su sitio en la serie, tan pronto escuchamos una canción adecuada a lo que sucede en pantalla (como Civillian, de Wye Oak) como irrumpe una estridente banda sonora instrumental. En cuanto al reparto, cumple sin más, destacando el cambio en los personajes de Rick (Andrew Lincoln) y Hershel (Scott Wilson) y la fuerza que demuestran Maggie (Lauren Cohan) y Daryl (Norman Reedus, cuyo personaje es sin duda la mejor aportación de la serie al universo de Los Muertos Vivientes) frente al resto de sus compañeros.

¿Cuál será el destino de Rick y los suyos?
En conjunto, la segunda temporada de The Walking Dead ha resultado un tanto irregular, con un comienzo que dejaba bastante que desear y un tramo final que ha conseguido devolver la serie a su cauce, haciendo énfasis en los personajes y en la acción a partes iguales y preparando el camino para la llegada de nuevas incorporaciones y una ubicación que dará mucho juego en la próxima temporada.

martes, 20 de marzo de 2012

Intocable: El choque de dos mundos


Contra todo pronóstico, Philippe, un parisino ricachón que se ha quedado tetrapléjico tras un accidente, decide contratar como su asistente personal a Driss, un joven inmigrante de origen africano con una complicada situación familiar. Mientras Driss se encarga de cuidar a Philippe a diario, los dos irán aprendiendo de la vitalidad del otro y desarrollarán una amistad única e inquebrantable.

Llega a nuestras pantallas la película del año en Francia, una comedia de presupuesto ajustado que ha batido todos los récords de taquilla y ha conectado con el público y la crítica de forma unánime. Escrita y dirigida por el dúo formado por Olivier Nakache y Eric Toledano, Intocable se basa en hechos reales para contarnos una historia sencilla pero llena de emoción, la de cómo dos personas de mundos opuestos lograron dejar de lado sus problemas y aprendieron a disfrutar viendo la realidad con otros ojos. Además, uno de los grandes aciertos de esta película es que no cae en las convenciones del drama más sentimental para narrarnos esta historia, sino que lo hace desde la comedia más ingeniosa y desenfadada, con bromas y escenas brillantes (los diálogos de Intocable son verdaderamente ocurrentes).


Los actores soportan una buena parte del peso de la película al conseguir que los ingeniosos diálogos fluyan con naturalidad. Todo el reparto realiza un trabajo estupendo, especialmente el dúo protagonista, formado por Omar Sy (con una bis cómica increíble, sin caer en ningún momento en la sobreactuación) y François Cluzet (quien transmite mucho a pesar de estar postrado en una silla de ruedas y hasta se parece un poco a Dustin Hoffman).

Intocable no recurre en ningún momento a artificios ni efectismos varios, sino que opta por una puesta en escena sencilla y se centra directamente en las relaciones entre los personajes, de quienes iremos descubriendo más detalles y dobleces a medida que avanza la trama. La música también juega un papel esencial en Intocable, ya que en la película se combinan de forma sorprendente famosas canciones de Earth, Wind & Fire con piezas clásicas y las partituras del siempre excelente Ludovico Einaudi.


Sincera y divertida, Intocable se ríe del esnobismo y de distintos estereotipos para presentarnos una historia sencilla y muy humana acerca de cómo dos personas que vienen de mundos opuestos se ayudan mutuamente y llegan a comprenderse a la perfección, forjándose entre ellas una amistad inquebrantable. Altamente recomendable.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Luces Rojas: ¿Juego de percepción?


La doctora Matheson y su ayudante, Tom Buckley, se dedican a investigar fenómenos paranormales y desenmascar los fraudes que ponen a prueba los límites de la parapsicología. Sin embargo, cuando el famoso psíquico Simon Silver reaparece tras más de treinta años retirado, los estudios de Matheson y Silver están a punto de ser invalidados al no poder explicar los poderes de Silver, quien se convertirá en una obsesión personal para Tom y le llevará a cuestionarse los límites de percepción de la mente humana.

A finales de 2010, el cineasta español Rodrigo  Cortés consiguió la fama internacional como director por su trabajo en Buried, película que transcurre íntegramente en el interior de un atáud y que cuenta con un protagonista solvente (Ryan Reynolds) y un guión de lo más entretenido escrito por Chris Sparling. Con el éxito cosechado, a Cortés le llovieron las ofertas, así que él no tardó en reunir a un reparto internacional para un nuevo proyecto basado en un guión propio: Luces Rojas.

Después de las primeras imágenes y tráilers, la película generó bastantes expectativas, las cuales me temo que no se vieron cumplidas en su estreno el día dos de marzo. Luces Rojas cuenta con una propuesta muy interesante y un comienzo prometedor que presenta a los espectadores el trabajo de los protagonistas y los distintos fraudes a los que se enfrentan en el terreno de la parapsicología. La trama no tarda en adentrarse en los terrenos del thriller, consiguiendo escenas de suspense con recursos habituales en el género, pero según se acerca la conclusión la película defrauda por completo. Los giros finales, que supuestamente deberían sorprender a los espectadores, son de los más simplones que se han visto recientemente en una sala de cine, dos golpes de efecto facilones que buscan "impresionar", "desafiar" y jugar con los espectadores pero no consiguen más que avergonzarles por lo tontorrones que resultan estos giros y los pretenciosa que demuestra ser la película. Sinceramente, buena parte de las series procedimentales actuales tienen finales de episodios más elaborados y mejor construidos que esta película.


Una pena, porque Luces Rojas cuenta con una puesta en escena vistosa y no está nada mal llevada hasta el tercer acto, a pesar de que Cortés se pasa con una dirección demasiado barroca en la que los planos fijos brillan por su ausencia y de que la banda sonora recuerda en varias ocasiones a Origen (se nota que Hans Zimmer marcó escuela y que ya no puede haber intriga sin sus famosos "bramidos"). Además, el reparto de Luces Rojas resulta correcto en líneas generales, los actores cumplen aunque sus personajes demuestren ser bastante planos a medida que avanza la trama. El rol protagonista cae en manos de Cillian Murphy, actor en ascenso que ha demostrado su versatilidad en películas como la mencionada Origen o El viento que agita la cebada. Le acompañan, Sigourney Weaver y el legendario Robert De Niro en un papel secundario muy comedido, en la línea de su colaboración en Sin Límites; y también hacen acto de presencia Elizabeth Olsen, el siempre efectivo Toby Jones, y Leonardo Sbaraglia.


Puede que se esperase demasiado de Luces Rojas dadas la publicidad y la fama que obtuvo Buried. Aun así, Cortés y su equipo consiguen poner en marcha una película interesante y entretenida que por desgracia  se ve lastrada por su insulso y bochornoso acto final. Una pena, con los nombres implicados y la expectación que había generado.