lunes, 30 de diciembre de 2013

De dioses y mayordomos

Este 2013 hemos tenido todo tipo de películas en el cine, unas cuantas de ínfima calidad, y algunas que son verdaderas joyas, pero también hemos presenciado el estreno de algunos títulos que se han quedado a medio camino de lo que prometían, de la contundencia del tema que trataban, o de la calidad que se esperaba de los nombres implicados en ellas.


Una de ellas ha sido Sólo Dios perdona, la nueva y esperada colaboración entre Ryan Gosling y el director Nicolas Winding Refn después de deslumbrarnos con Drive. Dos años después, Refn vuelve con una historia propia acerca de un joven involucrado en los bajos fondos de Bangkok que se las verá con un implacable e invencible policía. La película tiene rasgos muy interesantes, entre los que destaca el carácter onírico y simbólico de la trama, el complejo de Edipo que padece el protagonista, la cualidad todopoderosa del policía, el juego de luces rojas y azules, o la exposición sin tapujos de violencia cruda en la línea de Drive. Sin embargo, Sólo Dios perdona termina perdiéndose demasiado, la historia pasa a un segundo plano, los conflictos de los personajes son algo insulsos, y acaba resultando cargante, con un Gosling más sobrio que de costumbre que apenas se luce en el papel. Una lástima que no ofreciera un resultado final más contundente y pulido.


La siguiente película que me decepcionó bastante fue El mayordomo, el nuevo trabajo de Lee Daniels, quien saltara a la fama gracias a Precious. El mayordomo nos cuenta la historia de Cecil, un joven afroamericano que pasa a servir en la Casa Blanca durante la segunda mitad del siglo XX, por lo que experimentará en primera persona cambios políticos y sociales vitales. La película contaba con una trama interesante y un reparto de nivel a su favor, pero debido a una puesta en escena demasiado básica, que no arriesga nada, se convierte en una mera imitación de Forrest Gump sin personalidad alguna. A pesar de los hechos que narra, ofrece una mirada vacía sobre ellos, exenta de crítica o contundencia (con la excepción de alguna escena dedicada al nacimiento del movimiento por los derechos civiles), y los personajes de Forest Whitaker, Oprah Winfrey y Cuba Gooding Jr. resultan bastante planos. Lo único que se salva es la sucesión de presidentes representados por actores como Robin Williams (Eisenhower), James Marsden (Kennedy), Liev Schreiber (Johnson), John Cusack (Nixon) y Alan Rickman (Reagan). Una pena que semejante historia y actores nos dejen una película insulsa.


Y a vosotros, ¿qué películas de 2013 os han dejado mal sabor de boca?

sábado, 28 de diciembre de 2013

The Walking Dead T4: Primera parte

Rick y los suyos han acogido a los supervivientes de Woodbury para tratar de crear una comunidad próspera en la prisión. Cuando la situación parece mejorar, surge la amenaza de una epidemia de gripe que causa estragos, diezma a los supervivientes y termina con sus recursos. Mientras luchan por sobrevivir, algunos todavía se preguntan qué ha sido del Gobernador.


Llegamos al ecuador de la actual cuarta temporada de The Walking Dead y, antes de que la serie regrese con su segunda tanda de episodios en febrero de 2014, es el momento de pararse a reflexionar unos instantes acerca de lo que hemos presenciado en lo que llevamos de temporada. En líneas generales, esta primera mitad me ha parecido un tanto irregular. Desde luego, la serie ha mejorado después de la mediocre segunda temporada, y esta cuarta entrega parece seguir el camino marcado por el comienzo de la etapa en la cárcel, con el grupo de supervivientes enfrentándose a dificultades internas, planteándose hasta qué punto están preparados a recurrir a la violencia y dejar atrás su humanidad, mientras que los zombis y sus incursiones pasan a un segundo plano. Sin embargo, en apenas ocho episodios que llevamos ya hemos presenciado varios momentos vacíos, aquellos que cuentan con diálogos algo insulsos que no aportan nada a la trama ni la hacen avanzar, logrando que la serie se gane el sobrenombre de The Talking Dead en Twitter.


Aun así, estos momentos se compensan con capítulos tensos y emocionantes, giros inesperados relacionados con personajes que llevan tiempo acompañándonos, y un final que se acerca a la brillantez del cómic original de Robert Kirkman, recuperando al personaje del Gobernador, su enfrentamiento con Rick y la dramática conclusión de la estancia en la prisión, que nos obligará a despedirnos de algunos personajes muy queridos. Visto el comienzo de esta cuarta temporada, queda demostrado que The Walking Dead no es la serie más profunda o perfectamente estructurada que podemos encontrarnos hoy en día, pues ese honor les corresponde a Breaking Bad y algunas otras pocas, pero sí que se trata de una serie que engancha, sabe aprovechar su formato y consigue congregar a millones de espectadores ante la emisión de cada nuevo episodio, lo cual ya le ha asegurado una quinta temporada.


Esperemos que a su regreso en febrero podamos disfrutar un poco más de la lucha por la supervivencia de Rick, Carl, Michonne, Daryl y los suyos, además de que tal vez nos sorprenda la inclusión de algún nuevo personaje como Abraham y de nuevos escenarios.

jueves, 26 de diciembre de 2013

Lobezno y la Patrulla X: La saga del Fuego Infernal



El joven Kade Kilgore pone en marcha el plan que lleva meses tramando para acabar con la Escuela Jean Grey de Estudios Superiores. A través de distintos métodos, ha conseguido convencer a varios estudiantes de que se unan a las filas de su Academia Fuego Infernal, que cuenta con profesores como Mística, Saurón, Dientes de Sable o Perro Logan, y constituye una pieza más de su plan para desprestigiar a los mutantes y lucrarse en la venta de Centinelas.


Llegamos a un punto clave en la colección de Lobezno y la Patrulla X, que surgió hace ya año y medio tras los sucesos del Cisma mutante. Como hemos comentado en anteriores ocasiones, el guionista Jason Aaron, una de las estrellas en alza actuales de Marvel, consiguió aprovechar el interesante panorama mutante para poner en marcha un cómic fresco, divertido y gamberro en el que reciclaba conceptos de las etapas de Claremont y de Morrison para ofrecernos historias más que entretenidas que conectan con los sucesos de otras colecciones como Imposibles X-Force. Lamentablemente, el desarrollo de los acontecimientos se vio paralizado por el cruce con el insulso evento de Vengadores vs. Patrulla X, que poco aportó más allá de la enésima muerte de Charles Xavier, si bien sus consecuencias posteriores sí que están dando bastante juego. Los homenajes a etapas pasadas continuaron en el intenso arco argumental dedicado al monstruo de Frankenstein y su feria de horrores ambulante, y después presenciamos el regreso del hermanastro de Lobezno a través del tiempo en una saga ambientada en la Tierra Salvaje que dejaba bien clara la preocupación y la responsabilidad de Logan como mentor de las nuevas generaciones de mutantes. 


Después de esto, Aaron empieza a atar cabos y recupera la subtrama de los niños que forman el actual Club Fuego Infernal y que juraron vengarse de Lobezno y su escuela en los primeros números. Así comienza una saga que homenajea directamente a la gloriosa primera aparición de esta sociedad secreta escrita por Chris Claremont. Aaron combina el desarrollo de personajes como los jóvenes Quentin Quire y Oya con un despliegue de villanos y de rarezas casi sin límites. De este modo, presenciaremos la irrupción de nuevos mutantes, las clases que se dan en la recién fundada academia, y una batalla final por todo lo alto que incluye a viejos integrantes de la Hermandad de Mutantes Diábolicos, a la Patrulla X de Lobezno y a gigantescas islas mutadas. La diversión no cesa en ningún momento, y el cierre final abre puertas a futuras tramas.

En el apartado gráfico tenemos una breve y correcta intervención de Pasqual Ferry, Pepe Larraz y Salva Espín en el prólogo, quienes después dan paso a Nick Bradshaw, el alma de la colección junto a Aaron. Bradshaw ofrece un festival de detalles y saca el máximo partido a su estilo animado y desenfadado, con páginas para el recuerdo como las de la batalla final. Su labor a los lápices es sin duda una de las señas de identidad de esta colección.


La Saga del Fuego Infernal supone un nuevo hito dentro de esta colección, que cierra algunas de las tramas que arrastraba desde el comienzo. Sin embargo, después de su cruce con La batalla del átomo, Jason Aaron ha anunciado que tiene pensado concluir este volumen de la colección. por suerte, no abandonará la franquicia mutante, sino que lanzará una nueva serie titulada Amazing X-Men, en la que retomará los personajes y las aventuras de esta recomendable Lobezno y la Patrulla X.

lunes, 23 de diciembre de 2013

Batman Inc. Volumen 2: La despedida de Morrison


Una vez ha descubierto que su amada y rival Thalia al Ghul está detrás de la organización criminal conocida como Leviathan, Bruce Wayne pone en marcha todos los recursos a su disposición para coordinar a las versiones internacionales de Batman en un ataque final que restaure el orden y del que puede que no todos salgan con vida.

La etapa de Grant Morrison al frente de Batman ha llegado a su fin. Muchas cosas han ocurrido desde que tomara las riendas de la colección principal del hombre murciélago en 2007, con la introducción del personaje de Damian. Poco a poco se fueron desplegando las tramas, con la presencia de fantasmas del pasado y del futuro, la aparente muerte de Bruce Wayne, el relevo por parte de Dick Grayson y Damian Wayne como  los nuevos Batman y Robin, el regreso de Bruce y la puesta en marcha de la liga de luchadores contra el crimen internacionales. Justo en esta parte de etapa, al comienzo de Batman Inc., fue cuando las tramas comenzaron a diluirse, dejando paso a las rarezas que caracterizan al guionista escocés y difuminando la importancia de los personajes. Entonces llegó el temible relanzamiento de todo DC Cómics y el reinicio de la continuidad. Por suerte, los directivos de la editorial dieron a Morrison la oportunidad de poner un punto y final a su etapa escribiendo a Batman, que comenzó con el especial Leviathan Strikes. Una vez descubierta la identidad de su enemiga en las sombras, Batman y los suyos comenzaron a atar cabos que estaban sueltos desde la llegada de Morrison en el segundo volumen de Batman Inc., ya inmersos en los nuevos 52 de DC.


Aun estando dentro del reinicio editorial, Morrison respeta y mantiene la historia del caballero oscuro en los 13 números y el anual que ha durado este segundo volumen. Las piezas del gigantesco rompecabezas empiezan a encajar, personajes emblemáticos de la Batfamilia como Dick Grayson, James Gordon, Tim Drake, Alfred o Jason Todd tienen sus momentos de gloria, se profundiza en la relación paternofilial de Bruce y Damian, y se resalta una de las constantes de etapa de Morrison: la característica de Batman como mito imperecedero, pues no importa el tamaño de la amenaza o lo mucho que sufra, Bruce Wayne seguirá manteniendo la promesa de proteger a los inocentes de Gotham City después de presenciar el terrible asesinato de sus padres. Así, Batman siempre se levantará y volverá para luchar contra la adversidad e inspirarnos, tal y como queda reflejado en el tramo final de Batman, Inc., donde nos despediremos de algunos personajes de forma inesperada mientras hallamos solución a algunas incógnitas que hacía tiempo que nos acompañaban.


El encargado de la apartado gráfico es Chris Burnham, que parece la versión feísta de Frank Quitely por el acabado que da a los rasgos de sus personajes. No obstante, narra con soltura, consigue dar forma a algunas de las composiciones de página más arriesgadas de Morrison, y las escenas de acción son bastante dinámicas. 


Con sus más y sus menos, sus aciertos e idas de olla, la etapa de Grant Morrison al frente de Batman concluye de forma consecuente con todo lo que le ha pasado al hombre murciélago hasta la fecha, poniendo a prueba las convicciones de Bruce Wayne, sacudiendo su mundo y resaltando su cualidad de mito contemporáneo, además de su determinación para sobreponerse a cualquier amenaza y salir victorioso del encuentro con sus enemigos. Ahora que está completa, sería recomendable leer la etapa de principio a fin y ver cómo encajan las piezas.

sábado, 21 de diciembre de 2013

12 años de esclavitud: Odisea humana


A mediados del siglo XIX, Solomon Northup, un violinista negro que disfruta de su libertad en Nueva York, es secuestrado y vendido como esclavo en el sur de Estados Unidos, donde trabajará para distintos amos en las plantaciones de Luisiana. Mientras experimenta distintas vejaciones y torturas, jamás se rendirá en su incansable lucha por la libertad.

Estamos ante la película del año, un triunfo cinemtaográfico, un ejemplo de cine con mayúsculas capaz de emocionar, ilustrar, conmover, enseñar humanidad y denunciar a través de la historia de unos personajes con quienes podemos sentirnos identificados. 12 años de esclavitud es la tercera película de Steve McQueen, director inglés formado en el terreno del vídeo-arte que en 2008 nos descubriría al actor Michael Fassbender en la pequeña película Hunger. A finales de 2011 volvió a cautivarnos con Shame, el desgarrador relato contemporáneo protagonizado por unos sobresalientes Carey Mulligan y de nuevo Fassbender, y ahora regresa con su proyecto más ambicioso hasta la fecha, que supone su consagración como uno de los directores jóvenes más brillantes que tener en cuenta.


12 años de esclavitud adapta la autobiografía homónima de Solomon Northop, quien narró las circunstancias de su cautiverio y después pasó a defender el movimiento abolicionista en Estados Unidos en los albores de la Guerra de Secesión. La historia de Northop es uno de los varios testimonios que se conservan de los horrores de la esclavitud en el sur de Estados Unidos, y gracias al trabajo del guionista John Ridley y de McQueen se ha convertido en una película excelente en todos los aspectos. La historia avanza con firmeza, combinando a la perfección el desarrollo de los personajes, en especial de su protagonista y de sus amos, con episodios que narran sin tapujos las atrocidades cometidas contra los esclavos. De este modo, 12 años de esclavitud presenta un valor histórico adicional al mostrar los horrores de este período de la historia reciente con la mayor fidelidad a los testimonios que hoy conservamos (precisamente, este aspecto lo pasaba por alto la reciente Django desencadenado con su enfoque distendido). McQueen opta por un estilo de dirección sereno y visceral, capaz de ofrecer escenas de un realismo y de un dramatismo insólito. A esto hay que sumarle la prodigiosa ambientación, capaz de recrear el funcionamiento de una plantación de algodón con detalle, de mostrar las condiciones infrahumanas en que vivían los esclavos, y de retratar el aura extrañamente mágica de los pantanos de Luisiana, a lo cual hay que sumar la tenue pero acertada banda sonora de Hans Zimmer, otra vez con ecos de Origen.


Un proyecto de estas características requería un reparto entregado, y en 12 años de esclavitud todos sus integrantes están inspirados: desde la debutante Lupita Nyong'o a la breve pero conmovedora participación de Brad Pitt, también productor de la película. Sorprenden las intervenciones de Paul Dano, del siempre cumplidor Paul Giamatti, de un más que convincente Benedict Cumberbatch, de una perturbadora Sarah Paulson, e incluso los breves papeles de Garret Dillahunt (Raising Hope) y de Scoot McNairy (Monsters). Dejamos para el final los halagos para los dos protagonistas de la función, puesto que 12 años de esclavitud supone la confirmación de dos grandes actores: por un lado la de Chiwetel Ejiofor, actor británico que lleva años regalando papeles más que convincentes en películas como Plan oculto, Cinturón rojo o American Gangster, y que aquí da vida al sufrido protagonista, cuya cultura y fuerza de voluntad le ayudarán a sobrevivir las atrocidades que padece como esclavo, esperemos que a partir de ahora pase a la primera línea de actores y podamos verle más a menudo en la pantalla grande; y por otro lado presenciamos la consagración de Michael Fassbender, quien merece todo reconocimiento posible por dar vida al enfermizo, cruel, despiadado pero también humano terrateniente Edwin Epps.


No puedo sino recomendar que acudan a ver en pantalla grande 12 años de esclavitud, pues para mí películas como ésta demuestran cuál es el poder del cine, con historias humanas capaces de sacar a la luz lo mejor y lo peor de nosotros mismos. Le deseo todo lo mejor en la temporada de premios. No se pierdan una de las películas del año.

Ficha de la película.

jueves, 19 de diciembre de 2013

Thor 2: El mundo oscuro


Thor regresa a Asgard para que Loki se enfrente a la justicia por sus crímenes cometidos contra la Tierra. Mientras intenta mantener la paz en los Nueve Reinos, una nueva amenaza surge de las sombras del Universo: Los elfos oscuros, derrotados hace eones por el padre de Odín, regresan capitaneados por Malekith, quien planea abrir un portal entre dimensiones y alzarse como señor de los Nueve Reinos. Ahora en solitario, Thor se enfrentará a esta vieja amenaza, a su propia familia y se reencontrará con su amada Jane Foster.

Después de Iron Man 3, Marvel Studios cierra este 2013 con una nueva entrega de su saga cinematográfica de Los Vengadores, en esta ocasión dedicada al dios del trueno. La primera parte de las aventuras del hijo de Odín me pareció una película muy digna, con sus más y sus menos, que conseguía capturar el espíritu del protagonista, retratar a los personajes fielmente y ofrecernos una buena dosis de entretenimiento sin pretensiones. Lo mismo sucede con su secuela, sólo que esta vez se eleva la escala del filme: una amenaza mayor que implica más despliegue de medios y muchos más efectos especiales.


Como ya sucediera con Iron Man 3, Thor: el mundo oscuro se posiciona como un ejemplo de entretenimiento de buena factura, tiene sus defectos pero se trata de una película concebida por el estudio para contribuir a la saga y contentar al público con espectáculo eficaz, lo cual cumple con creces. En esta ocasión, Kenneth Branagh abandona el puesto de director, que recae en las manos de Alan Taylor, que viene del mundo de la televisión, donde se ha encargado de varios episodios de la aclamada Juego de tronos. Taylor cumple su función sin más, aporta ritmo a la trama diseñada por Christopher Yost y compañía y se desenvuelve bien en las escenas de acción y de batallas, reflejando la grandeza de la Asgard cósmica que hemos disfrutado en historias clásicas de Thor; a mí particularmente me recuerda a la de los Relatos de Asgard (uno de mis cómics de Thor favoritos) y a la etapa de Stan Lee y Jack Kirby. Además, los personajes están retratados con pinceladas básicas pero certeras: tenemos a un Thor noble y heroico, a una atrevida Jane Foster, a un Loki maquiavélico, y a secundarios con más presencia como Sif o Heimdall, mientras que Malekith se limita a ser el villano de función, que no aporta demasiado. Quien tampoco brilla mucho es Brian Tyler con una banda sonora que acompaña sin más a la acción, sin resaltar tanto como la de Patrick Doyle en la primera parte.


El reparto también está bastante acertado, con Chris Hemsworth consagrándose como el hijo de Odín, Natalie Portman moviéndose con soltura como su amada humana, Stellan Skarsgard con un papel divertido, Kat Dennings resultando cansina a más no poder, y el gran Anthony Hopkins dando vida a un Odín que inspira respeto y majestuosidad. Quien roba la función, una vez más, es Tom Hiddleston, que ha hecho suyo el personaje de Loki desde que lo interpretara con inteligencia en la primera parte. Al contrario que Malekith, Loki es un villano con personalidad  y motivaciones propias, no busca el mal por el mal, tiene su lado humano y una interesante relación de amor-odio con Thor que pocos guionistas han sabido explorar. En El mundo oscuro se alza como un gran secundario, así que esperamos con ganas su futuro papel en la secuela o sus apariciones en Los Vengadores.


Sin llegar a la altura del triunfo de Joss Whedon con los héroes más poderosos de la Tierra, Thor: El mundo oscuro supone una película muy entretenida que captura con respeto y diversión el mundo del dios del del trueno. Poco más que destacar de ella, a parte de algún guiño a Los Vengadores y de un adelanto de lo que nos puede esperar el próximo año en Los Guardianes de la Galaxia.

Ficha de la película.

viernes, 13 de diciembre de 2013

Capitán Phillips: Tensión en alta mar


Mientras bordea el cuerno de África en una jornada de trabajo rutinaria, el carguero Maesrk Alabama es abordado por un grupo reducido de piratas somalíes, que planean pedir un rescate a cambio de liberar a la tripulación. El capitán del barco, Rich Phillips, se verá inmerso en una situación que supera con creces sus conocimientos y habilidades, pero deberá mantener la compostura para salvar a su tripulación y evitar un conflicto internacional.

El director británico Paul Greengrass, famoso por el ritmo que le imprime a sus thrillers y por su capacidad de desarrollarlos en el seno de acontecimientos históricos, ha regresado este 2013 con Capitán Phillips, ampliamente reconocida como una de las películas más destacadas del año. Tras su paso por la saga Bourne, donde firmó esa pequeña joya que es El ultimátum de Bourne, y después de reflejar las contradicciones de la guerra de Irak en la más que decente Green Zone, Greengrass adapta los sucesos de 2009, cuando el carguero estadounidense Maesrk Alabam fue abordado por piratas somalíes, llamando la atención sobre un conflicto que todavía perdura hoy en día, como es la piratería en el cuerno de África.


Capitán Phillips funciona de principio a fin, pues Greengrass pone en marcha el mecanismo de un thriller bien engrasado, en el que la tensión crece desde el principio y no abandona a los espectadores hasta los créditos finales. Gracias a los rápidos pero certeros movimientos de cámara de Greengrass y a una historia que avanza pausamente, pero con seguridad, vivimos la incertidumbre y la claustrofobia que se apoderó de la tripulación del Maersk Alabama, y también de los piratas que lo abordaron. Precisamente es en este aspecto en el que más destaca Capitán Phillips, en su imparcialidad a la hora de retratar a los dos bandos inmersos en el conflicto. De este modo, el capitán y la tripulación no son héroes valientes y decididos, sino personas cotidianas haciendo su trabajo que se ven envueltas en una situación extraordinaria; ni tampoco los piratas son demonios desalmados, sino personas de carne y hueso en circunstancias desesperadas, que les superan hasta límites insospechados, como la película deja entrever.


En la puesta en escena contrastan los amplios exteriores marítimos con los asfixiantes espacios cerrados de las entrañas del barco y del módulo de salvamento, lo cual ayuda a incrementar la tensión, mientras que la banda sonora de Henry Jackman complementa con corrección el desarrollo de la trama, si bien no sobresale como algunos de sus anteriores trabajos. En Capitán Phillips llama la atención el grupo de actores primerizos que da vida a los piratas, entre los que destaca Barkhad Abdi, una de las sorpresas de la función por cómo combina la brutalidad de su personaje con un trasfondo humano y desesperado. Eso sí, quien más brilla con luz propia en la película es Tom Hanks dando vida al protagonista. Desde hace bastante tiempo se echaba de menos el talento interpretativo de Hanks, pues quien nos ofreció algunas de las mejores interpretaciones de los 90 (Philadelphia, Forrest Gump, Salvar al soldado Ryan, La milla verde) desapareció engullido por roles menores en películas insulsas. En Capitán Phillips recuperamos al mejor Hanks, aquel capaz de dar vida a personajes de carne y hueso que se ven envueltos en situaciones que les superan con creces, como le pasaba al protagonista de Náufrago. Hanks aguanta el tipo toda la película de forma envidiable, y justo cuando se acerca el desenlace ofrece una interpretación de un realismo desgarrador que nos deja clavados en la butaca. Toda una alegría tener al Tom Hanks de Camino a la Perdición de vuelta, y parece que sigue en forma en su siguiente papel en Saving Mr. Banks, de próximo estreno.


Puede que a Capitán Phillips se le eche en falta algo más de desarrollo de personajes, si bien tiene bastante para tratarse de un thriller, o que ahonde todavía más en las motivaciones y la compleja situación que mueve a los piratas, aunque esto daría para una película aparte. Muchos la mencionan como una de las películas del año, y su nombre aparece ya en varias listas de nominados a galardones. Aunque todavía es pronto para tales halagos, con la cantidad de estrenos que faltan por llegar, Capitán Phillips se alza por méritos propios como un ejemplo de cine con mayúsculas.

domingo, 8 de diciembre de 2013

Actores en ascenso, derroche de talento

Mientras el mundo del cine continúa configurándose para inundar la taquilla de 2015 y en adelante de nuevas, y en muchos casos innecesarias, entregas de sagas de adaptaciones de cómics, novelas juveniles o videojuegos, hoy traemos un post especial para entrar de lleno en los estrenos que suenan con más posibilidades de alzarse con algún que otro galardón en la venidera temporada de premios. Así, en ese artículo comentaremos brevemente los logros de un pequeño grupo de actores cuyo trabajo admiro cada vez más, y cuya presencia en una película suele ser motivo suficiente para ir al cine a sorprenderme con la intensidad de sus nuevos papeles. Empecemos con la tanda de actores que continúan el legado de intérpretes brillantes que consiguieron cautivar a generaciones de espectadores, dignos herederos de Cary Grant, Gregory Peck o Paul Newman:

·Michael Fassbender: En los últimos dos años, el ascenso del actor irlandés de origen alemán ha sido imparable. Comenzó como secundario en la brillante miniserie Hermanos de sangre, y poco más se supo de él hasta que Tarantino le ofreció un breve papel en Malditos Bastardos. Su año de esplendor fue 2011, cuando mostró su versatilidad en papeles que incluían al señor Rochester de Jane Eyre, a un joven y vengativo Magneto en X-Men: First Class, o al protagonista de la demoledora Shame. Este joven actor, que guarda cierto parecido con Charlton Heston, fue lo más destacable de la irregular Prometheus, y en 2013 ha vuelto con su impresionante trabajo en 12 años de esclavitud, por el cual merece una nominación al Oscar como mínimo. Próximamente le veremos en proyectos tan dispares como X-Men: Días del futuro pasado, una nueva versión de MacBeth, o en la adaptación del videojuego Assassin's Creed.


·Tom Hiddleston: Este joven actor británico fue descubierto por Kenneth Branagh, junto a quien empezó a trabajar en la serie Wallander. Bajo sus órdenes, Hiddleston se alzó como una de las sorpresas de Thor al dar vida a Loki, el dios de las mentiras y el engaño, con un papel contenido y serio en el que muchos habrían caído en la sobreactuación. Repitió el papel como villano de Los Vengadores, en la reciente Thor 2 y, mientras sus legiones de seguidores crecen, directores de la talla de Steven Spielberg, Woody Allen o Jim Jarmusch se han apresurado a trabajar con él en War Horse, Medianoche en París, y en la todavía pendiente de estreno Only Lovers Left Alive, respectivamente. Además, es todo un personaje gracias a sus imitaciones y su participación en vídeos virales.


·Benedict Cumberbatch: Su caso es parecido al de Hiddleston, pues después de varios papeles secundarios en cine y televisión, fue su interpretación en Sherlock la que puso la atención del público en él. Gracias al comienzo de esta magistral serie, en la que Cumberbatch bordaba la personalidad del detective por excelencia, empezaron a lloverle papeles en películas como War Horse o El topo. Este 2013 nos ha sorprendido con su gran aporte a la saga de Star Trek, con su participación en 12 años de esclavitud, y pronto le veremos en la secuela de El Hobbit, poniendo voz al dragón Smaug; y en el esperado regreso de Sherlock.


·Ryan Gosling: Quien empezara como uno de los niños actores apadrinados por Disney junto a Justin Timberlake y Christina Aguilera para después convertirse en El joven Hércules, pronto se labraría un nombre dentro del circuito independiente. Tras protagonizar películas tan recomendables como Half Nelson o Lars y una chica de verdad, en 2011 Gosling brilló con luz propia gracias a sus papeles en películas tan diferentes como Los idus de marzo, Crazy Stupid Love, o la magnífica Drive. Todo un ejemplo de contención y naturalidad, en 2013 ha tenido algún traspiés con Gangster Squad y la irregular Only God Forgives, para después ofrecer un pequeño gran papel en The Place beyond the Pines. Ahora mismo se está tomando un descanso mientras prepara su debut en la dirección.


·Bradley Cooper: Todo un ejemplo del sueño americano, y del hollywoodiense en particular. Cooper llevaba años luchando por ganarse la vida como actor, con papeles secundarios en series como Alias y en comedias como Di que sí, pero no fue hasta el estreno de Resacón en Las Vegas, la comedia sorpresa de 2009, cuando despuntó como el guaperas del grupo. Después se le pudo ver en El equipo A, y Cooper demostró ser un actor con posibilidades para el drama en el thriller Sin límites. Mientras cerraba la trilogía de Resacón, se consagró gracias a sus papeles en El lado bueno de las cosas y en The Place beyond the Pines, tras los que le espera cantidad de trabajo: American Hustle, Serena, y dar voz a Mapache Cohete en Los guardianes de la galaxia.


·Christian Bale: El actor galés lleva mucho tiempo delante de las cámaras, pues Steven Spielberg le eligió para protagonizar El imperio del Sol. Desde entonces, Bale siguió creciendo como actor gracias a papeles secundarios y destellos de genialidad en títulos como American Psycho o El maquinista. Desde que diera vida a un más que convincente Bruce Wayne en Batman Begins, Bale ha sabido combinar a la perfección el cine comercial con la calidad interpretativa. Sus continuas transformaciones y la versatilidad de sus trabajos en películas como Rescate al amanecer, El truco final, El tren de las 3:10 o The Fighter le posicionan como un digno heredero de Robert De Niro. Además, ahora está a punto de estrenar las interesantes Out of the Furnace y American Hustle.


·Jeremy Renner: Un caso similar al de Cooper, pues Renner trabajó durante años como actor secundario en películas tan dispares como SWAT: Los hombres de Harrelson o El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford. No fue hasta el estreno de The Hurt Locker: En tierra hostil, cuando se lució con un papel descarnado. Después, le llegaría la oportunidad de mostrar su furia y contundencia en The Town, y desde entonces ha pasado por distintas franquicias como Misión imposible, Los Vengadores o la saga Bourne. No obstante, promete dar que hablar gracias a su trabajo en las venideras American Hustle y The Immigrant.


·Leonardo DiCaprio: De niño prodigio pasó a convertirse en ídolo adolescente gracias a sus papeles en Romeo + Julieta o en Titanic. Por suerte, con la llegada del nuevo milenio, grandes directores como Steven Spielberg y Martin Scorsese se fijaron en él y decidieron convertirlo en un actor que sufre con cada papel y nos recuerda a la entrega de los clásicos. Desde entonces no ha parado, entregando interpretaciones sobresalientes en películas como Infiltrados, Diamante de sangre, Revolutionary Road, Shutter Island, Origen, J. Edgar o la reciente Django desencadenado. Este 2013 le hemos visto dar vida a un convincente Jay Gatsby, y pronto estrenará su nueva colaboración con Scorsese en The Wolf of Wall Street.


·Matt Damon: Otro que no para. En los 90 trabajó a las órdenes de Coppola y de Spielberg, y ganó un Oscar por escribir el guión de El indomable Will Hunting junto a su amigo Ben Affleck. Después de convertirse en un nuevo héroe de acción gracias a la gran saga de Jason Bourne, Damon aporta entrega y calidad en cada película en la que participa, ya sea Infiltrados, Invictus, Valor de ley, Contagio o la reciente Elysium. En breve podremos verlo junto a su amigo George Clooney en The Monuments Men y en un pequeño papel en Interstellar.


·Bryan Cranston: Conocido por ser el televisivo padre de Malcolm, Cranston alcanzó la gloria al dejarnos a todos con la boca abierta gracias a su papel de Walter White en Breaking Bad, ofreciendo una de las mejores interpretaciones de la historia de la ficción televisiva. La popularidad de la serie y la calidad de su papel, que rivaliza con la de Anthony Hopkins en El silencio de los corderos, brindaron a Cranston la oportunidad de lucirse en la gran pantalla, donde ha demostrado su maestría con pequeños pero nada desdeñables papeles en Drive y Argo. Mientras se presta a aparecer en todo tipo de parodias, en 2014 le veremos en la nueva versión de Godzilla.


·Brad Pitt: A punto de cumplir los 50, el rumbo que ha tomado su carrera en los últimos años ha sido sorprendente. En los 90 ya nos cautivó con papeles como los de Seven o Doce monos, pero desde que tocara fondo con la bochornosa Sr. y Sra. Smith, Pitt se ha reinventado como actor y productor, capaz de ofrecer papeles de gran intensidad dramática como los de Babel, El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford o Moneyball, y de combinarlos con otros más divertidos (Malditos bastardos, Quemar después de leer) e incluso con superproducciones con personalidad, como Guerra Mundial Z. En breve disfrutaremos de su breve participación en 12 años de esclavitud, de la que también es productor.


·Matthew McConaughey: Dejamos para el final el caso que me parece más espectacular. El texano McConaughey despuntó a finales de los 90, cuando trabajó con directores como Steven Spielberg (Amistad) o Robert Zemeckis (Contact). Desde entonces su carrera cayó en picado, protagonizando ridículas comedias románticas y aventuras insulsas por las que nadie le daba ningún crédito, hasta que, en 2011, protagonizó El inocente, un solvente thriller criminal. Su papel serio y contenido no tardó en llamar la atención de varios directores, como Steven Soderbergh, que le ofreció un pequeño papel en Magic Mike. La carrera de McConaughey ha experimentado un ascenso meteórico que nos ha descubierto a un actor capaz de ofrecer papeles de gran carga dramática y de aguantar el peso de una película sobre sus hombros. Este 2013 nos ha deslumbrado con la genial Mud, la desgarradora Dallas Buyers Club, y todavía le falta por estrenar The Wolf of Wall Street, a las órdenes de Scorsese. Por si esto no fuera poco, en 2014 protagonizará True Detective, la nueva serie de la HBO, y también Interstellar, el proyecto que Christopher Nolan rueda actualmente.


A la espera de poder disfrutar de sus nuevas películas, concluimos aquí el repaso. Y para vosotros, ¿cuáles son los actores del momento? ¿Y actrices?

martes, 3 de diciembre de 2013

Escenas que marcan: Argo

Mientras intentamos revitalizar el blog, inauguramos una nueva sección dedicada a escenas concretas que sorprenden por algún motivo en especial dentro de la película a la que pertenecen. Las escenas que protagonizarán esta sección se quedaron grabadas en nuestra memoria cinéfila gracias a la interpretación de un actor, al giro de los acontecimientos, a unas líneas de diálogo brillantes, a la música que las acompaña, o al significado que dicha escena tiene dentro de la película (o serie) en cuestión.

En nuestra primera entrega, en vez de recurrir a una película clásica, comenzamos con una bien reciente, estrenada hace apenas un año: se trata de Argo, la tercera película de Ben Affleck tras la cámara, que supuso su consagración como director de herencia clásica, buen dominio del ritmo narrativo y de los actores. No son escasos los méritos de esta película, que se alzó merecidamente con el Premio de la Academia a Mejor Película, pero, desde que se estrenara a finales de 2012, una de las escenas que más me ha venido a la mente para acompañarme en distintos momentos ha sido su epílogo. Absténganse de seguir leyendo quienes no hayan visto aún la película, pues en las siguientes líneas desvelaremos detalles de su final.


Tras emplear artimañas propias del mundo de espectáculo de Hollywood, el agente de la CIA Tony Méndez consigue que los rehenes estadounidenses escapen del Irán de la revolución sanos y salvos. Tras charlar con su superior (un impagable Bryan Cranston) y ver cómo su labor en el conflicto ha sido ocultada por los medios, Méndez vuelve a casa. Allí, disfruta de la compañía de su hijo, quien le inspiró indirectamente para poner en marcha el plan de rescate. Mientras suena de fondo una calmada nana chilena, vemos la cantidad de figuras de acción que decoran la habitación del hijo de Méndez, pertenecientes a sagas y películas de ciencia ficción que cuentan con miles de fans como Star Wars, Battlestar Galactica, Star Trek o Planeta Prohibido. Entre las figuras (algunas de las cuales puede que incluso tengamos nosotros mismos) se vislumbra uno de los dibujos originales realizados por Jack Kirby para la falsa película de Argo, en el que un hombre de aspecto similar a John Carter de Marte escapa junto a un niño de una ciudad gigantesca.


Una vez resuelta la trama principal, esta escena supone el final perfecto para Argo, pues el epílogo representa el triunfo de la imaginación, de los mundos de fantasía y ciencia ficción, sobre las trabas burocráticas, representadas en la película por la CIA, sus protocolos y tejemanejes; y por supuesto sobre el fanatismo desmedido personificado en la revolución iraní. Así, Argo nos cuenta que no fue la supremacía o la tecnología de la CIA quien salvó a los rehenes, sino el ingenio de Tony Méndez, resaltando de este modo el poder de la imaginación y de la ficción, el cual hace acto de presencia en el epílogo a través de las figuras de sagas que llevan bastante tiempo acompañándonos e inspirándonos a muchos de nosotros.

Con este canto al poder de la imaginación presente en Argo, y sobre todo en su brillante epílogo, concluye la primera entrega de Escenas que marcan. Y a vosotros, ¿qué escenas os han marcado? ¿Cuáles os gustaría ver en esta sección?

lunes, 25 de noviembre de 2013

Ladrón de ladrones, de Robert Kirkman


Los tiempos de gloria de Redmond han quedado atrás. Del renombrado ladrón de guante blanco de fama internacional apenas queda una sombra, pero la presión constante de viejos compañeros de fechorías, la insistencia de una obstinada agente del FBI y, ante todo, los problemas de su hijo al heredar el negocio familiar, obligarán a Redmond a volver a entrar en acción, despertando viejas deudas y enemistades.

Mientras disfrutaba del éxito sin precedentes de la serie televisiva basada en su propia creación, Los Muertos Vivientes, el guionista Robert Kirkman decidió poner en marcha un nuevo cómic en el que pudiera explorar el proceso creativo que había aprendido en el mundo de la televisión. Así, a mediados de 2012 nació Ladrón de ladrones, colección de la editorial Image en la que el propio Kirkman se encarga del argumento y deja la labor de escribir el guión en manos de escritores que se van turnando por arcos argumentales, mientras que los responsables del apartado gráfico son siempre los magistrales Shawn Martinbrorugh y Félix Serrano. Con esta premisa, el encargado de escribir el primer arco argumental ha sido Nick Spencer, guionista de la irregular Vengadores Secretos. Los primeros números de Ladrón de ladrones no sorprenden demasiado: nos presentan a los protagonistas, sus conflictos personales, nos dejan entrever algunos dolorosos secretos del pasado y cuentan con una trama que bebe de las estratagemas de los canallas de Ocean's Eleven. Así, el cómic cuenta con un desarrollo correcto pero convencional, en el que lo que más llama la atención son los sucesos que han marcado a la familia de Redmond... pero entonces llega el segundo arco.


En esta ocasión, el guión corre a cargo de James Asmus, quien se ha encargado de la colección de Gámbito en solitario, y la historia cobra una nueva dimensión. En la segunda entrega de Ladrón de ladrones entran en juego más fantasmas del pasado, se descubre la carga que Redmond ha traspasado a su hijo, y finalmente se destapan las actividades en las que éste está envuelto, que incluyen negocios con un violento cártel. El cómic adopta el ritmo de un trepidante thriller, repleto de detalles elaborados, subtramas que quedan suspendidas en el aire, y por supuesto de escenas vertiginosas de las que no se sabe cómo saldrán los protagonistas. Después de su final abierto, espero con ganas el tercer volumen, que corre a cargo del siempre estimable Andy Diggle (autor de Los Perdedores).


Emulando de nuevo el formato de las series de televisión, el apartado visual corre a cargo del mismo equipo y son sólo los guionistas quienes van rotando. De este modo, Shawn Martinbrough se encarga de plasmar en viñetas los problemas de Redmond, y lo hace con maestría, haciendo gala de sus personajes bien definidos y de un curioso juego de claroscuros. Personalmente, el trabajo de este dibujante me fascina desde que lo descubriera durante su etapa en Detective Comics y en algunos números sueltos de Los Perdedores. En Ladrón de ladrones sorprende de nuevo con su trazo limpio, si bien se echa en falta que arriesgue algo más con la composición de página, pues a veces da la sensación de estar viendo una serie más que leyendo un cómic. Por suerte, esto se compensa con la paleta de colores de Félix Serrano.

Tras un comienzo lento, Ladrón de ladrones se consolida como un cómic que seguir de cerca dentro del rico panorama de la editorial Image, y también como una nueva jugada acertada de Kirkman, quien ya piensa en llevar el cómic a la pequeña pantalla. Por mi parte, espero con ganas el tercer tomo.

sábado, 23 de noviembre de 2013

Gravity: En el espacio, nadie puede oírte gritar

Durante una misión de mantenimiento, la doctora Ryan y el astronauta Matt Kowalski presencian un terrible accidente que les deja a la deriva en el espacio, sobre la órbita de la Tierra. Contra todo pronóstico, los dos astronautas harán todo lo que está en su mano y más para buscar un modo de llegar a la Estación Espacial Internacional y regresar a la Tierra.


Gravity es la esperada nueva película del director Alfonso Cuarón, la cual llevaba años en desarrollo y de la que se conocía que contaría con un reparto mínimo y con efectos especiales revolucionarios. Cuarón pertenece a la generación de directores mexicanos, junto a Guillermo Del Toro y Alejandro González Iñárritu, que saltaron al mercado del cine estadounidense a mediados de los 90 y desde entonces han filmado películas en las que queda patente su sello particular. En el caso de Cuarón, ha explorado distintos géneros, manteniendo siempre un ligero tono oscuro y la presencia de personajes que buscan conectar con otros tras haber sufrido algún duro trauma en el pasado. En su filmografía destacan la tercera parte de Harry Potter, que rompió con el tono familiar de las dos anteriores entregas, la versión contemporánea de Grandes esperanzas de Dickens, y mis dos favoritas: La Princesita, un durísimo cuento narrado de forma preciosa, e Hijos de los hombres, distopía futurista que cuenta con secuencias que nos dejan sin aliento.


El estreno de Gravity se ha hecho esperar, pero sin duda supone un nuevo éxito en la carrera de Cuarón. Escrita en colaboración con su hijo Jonás, Gravity cuenta una historia aparentemente sencilla que huye del despliegue de pirotecnia y de seres fantásticos de la ciencia ficción para mostrarnos a dos astronautas atrapados en el vacío del espacio, a escasa distancia de la órbita de la Tierra. Con esta premisa se desarrolla una historia de supervivencia extrema, en la línea de grandes películas como Náufrago, Buried o la genial 127 Horas, en la que los protagonistas se ven atrapados en un medio inhóspito y deben enfrentarse a sus propios miedos y dificultades con el fin de sobrevivir. Semejante situación propicia el desarrollo de los personajes a través de pequeñas pinceladas que nos dejan entrever el carácter socarrón de Kowalsky y la pérdida reciente que marcó a la doctora Ryan.

Además de la brillante sencillez de la historia, Gravity sorprende por la forma en que está narrada. Cuarón aprovecha efectos digitales punteros, el vacío del entorno espacial y el 3D para ofrecer imágenes de gran belleza en las que contrasta el brillo de la Tierra con la profunda oscuridad del espacio, resaltando la angustia de los protagonistas. De este modo, tiene ocasión de filmar planos secuencias que nos dejarán clavados a la butaca con la boca abierta, como la secuencia de apertura, y tampoco podemos olvidarnos del ingenioso juego de sonidos con el que cuenta Gravity: en lugar de atronar al espectador, la película nos sumerge en el silencio sepulcral del espacio y nos acerca a los personajes, de modo que sólo escuchamos sus voces a través de las radios de sus escafandras. En este aspecto también hay que destacar la banda sonora de Steven Price, joven compositor que ha trabajado a las órdenes de Howard Shore y de Hans Zimmer que ahora tiene la ocasión de lucirse con una partitura angustiosa.


En cuanto al reducido reparto, sólo se puede alabar el trabajo de George Clooney, tan comedido como en sus papeles más recientes, y sobre todo el papel de Sandra Bullock. Sorprende que una actriz normalmente asociada a comedias estúpidas de vez en cuando nos brinde interpretaciones de gran carga dramática como su trabajo en Crash o la que hoy nos ocupa.


Gracias a la sencillez y humanidad de su angustiosa historia, a la rompedora puesta en escena y al trabajo de los actores, Gravity se alza como un nuevo triunfo de la ciencia ficción (si bien es difícil enmarcarla en este género) y como una de las películas más interesantes del año.

lunes, 4 de noviembre de 2013

El camino de vuelta (The Way Way Back)


El joven Duncan se dispone a pasar el que promete ser el peor verano de su vida, pues debe viajar con su madre y su padrastro a la casa de verano de este último. Aislado en un entorno donde no conoce a nadie, Duncan entablará una curiosa amistad con un socorrista del parque acuático local, que le ofrecerá trabajo y le ayudará a encontrarse a sí mismo y a hacer frente a sus problemas.

Dirigida por Nat Faxon y Jim Rash, actores del circuito independiente que han colaborado en los guiones de películas como Los descendientes, El camino de vuelta pertenece al subgénero de dramedias que nos presentan historias de corte familiar en el seno de la clase media estadounidense, con personajes que tienen ciertas excentricidades que los marcan como diferentes y deben hacer frente a las diversas dificultades que se les plantean, siempre rodeados por sus atípicas familias, no sin sonsacar unas buenas carcajadas a los espectadores en el proceso. A este agradable género, que personalmente me encanta, pertenecen películas como las premiadas Pequeña Miss Sunshine o Juno, y también otras igual de recomendables como Sunshine Cleaning, Crazy Stupid Love, Ruby Sparks o la que hoy nos ocupa.


En El camino de vuelta encontramos todos los ingredientes arriba mencionados propios del dramedia indie, pero la fórmula funciona una vez más: la película consigue emocionarnos, divertirnos y presentarnos a personajes creíbles, por lo que al terminar la proyección salimos de la sala con una sonrisa en los labios. El aislamiento que experimenta Duncan en su propia familia al ver cómo su madre se aleja de él por culpa de la irrupción de su padrastro conmueve, mientras que las situaciones y divertidas ocurrencias que tienen lugar en el parque acuático nos ayudan a empatizar con el protagonista y comprender su entorno.

Además de una historia cuidada y bien llevada, en El camino de vuelta destaca la labor de sus actores, todos muy adecuados a sus papeles; ya sea la pareja formada por Toni Collette (quien también protagonizaba Pequeña Miss Sunshine) y el gran Steve Carell en un registro poco habitual, o bien las intervenciones de Maya Rudolph (Un lugar donde quedarse) o Allison Janney (Criadas y señoras), si bien quienes de verdad destacan son el joven protagonista, el debutante Liam James, y un pletórico Sam Rockwell (inolvidable en Moon), que compone un personaje único que llena la pantalla.


Puede que El camino de vuelta no rompa los moldes del dramedia independiente y que sus situaciones nos recuerden a otras ya vistas, pero desde luego es una película cuidada y recomendable que nos dejará con una sensación agradable.