X-Men: Cisma

Como dirigente de Utopía y líder de los mutantes, Cíclope se dispone dar una conferencia ante las Naciones Unidas acerca del control de armas y el riesgo que representa para los suyos que los gobiernos de varios países tengan Centinelas. Sin embargo, su intervención es interrumpida por un viejo conocido,  Quentin Quire, que siembra el caos entre los asistentes y provoca un conflicto internacional, de manera que varios países deciden activar sus reservas de Centinelas para protegerse contra la "amenaza" mutante. Una vez más, Cíclope se verá obligado a tomar decisiones complicadas por el bien de los suyos, si bien en esta ocasión puede que no todos los miembros de la Patrulla X estén de su parte. Además, un nuevo y joven Club Fuego Infernal surge de entre las sombras.

Llega el crossover mutante de la temporada, que marcará un antes y un después (al menos de forma temporal) en las vidas de los hombres y las mujeres x. Para encontrar una explicación a los sucesos narrados en Cisma debemos volver hasta el comienzo de la etapa de Matt Fraction al frente de la Patrulla X cuando, diezmados como especie, los mutantes se trasladaron a San Francisco, reencontrándose con algunos viejos enemigos en su nuevo hogar. Posteriormente, la presión de Norman Osborn y sus Vengadores Oscuros les obligó a mudarse a la isla-nación de Utopía, donde Cíclope asumió el mando y comenzó a obsesionarse con la tarea de proteger a los de su especie.

Meses después, Jason Aaron (creador de Scalped y uno de los guionistas actuales favoritos de Marvel) ha sido el encargado de narrar en qué desembocarían todos los conflictos recientes vividos por los miembros de la Patrulla X y cómo dos de sus miembros más icónicos, Cíclope y Lobezno, llegarían a enfrentarse por las diferencias irreconciliables que han surgido entre ambos. Aunque nos quede la impresión de que las consecuencias de Cisma probablemente no duren mucho (como las de casi todos los grandes eventos de Marvel), Aaron ha sabido manejar a los personajes y construir una miniserie muy entretenida, con varios guiños a etapas anteriores, una buena dosis de crítica política actual, y bastante acción.

En cuanto al apartado gráfico, cuesta acostumbrarse a leer una colección tan breve en la que cada número cuenta con un dibujante diferente. Eso sí, los cinco implicados han cumplido con creces, cada uno en su estilo propio. Resulta impecable el trabajo de dos viejos conocidos de los mutantes como los siempre geniales Carlos Pacheco y Alan Davis, pero tampoco hay que restar méritos a los lápices de Frank Cho, Daniel Acuña y Adam Kubert.

Hasta que no leamos los primeros números de las respectivas patrullas de Cíclope y Lobezno no comprobaremos el alcance de los sucesos de Cisma, pero desde luego sí que podremos disfrutar de este cómic, respetuoso con lo que representan los mutantes y cuya lectura es de lo más entretenida.