jueves, 29 de marzo de 2012

War Horse: El caballo que susurraba a los hombres

El joven Albert Narracott ve la oportunidad de salvar la granja de sus padres cuando conoce a Joey, un potro de temperamento fuerte con el que mantendrá una profunda relación de amistad. Sin embargo, con el estallido de la Primera Guerra Mundial, los Narracott se ven obligados a vender a Joey al ejército británico. Así, mientras el caballo recorre Europa y presencia los horrores de la guerra, Albert emprenderá un arriesgado viaje por el campo de batalla en busca de su fiel amigo.


Tras una temporada limitándose a las labores de producción en proyectos diversos, Steven Spielberg regresó como director a finales de 2011 con dos películas bien diferenciadas: la recomendable Las aventuras de Tintín, adaptación al cine del cómic de Hergé con un uso rompedor de la animación basada en captura de movimiento; y el filme que hoy nos ocupa, War Horse, el salto al cine de la novela y obra de teatro homónimas de Michael Morpurgo que nos cuenta la Primera Guerra Mundial vista por una de las monturas del ejército británico.

Lo primero que llama la atención de War Horse es su protagonista, un caballo. Aunque al principio pueda parecer que la historia se centrará en Albert, pronto nos damos cuenta de que no será así, sino que los espectadores acompañaremos a Joey en su periplo por Europa y seremos testigos de las distintas tragedias que el animal presencia en compañía de sus distintos amos, que comprenden desde un oficial inglés a una niña francesa, pasando por soldados alemanes y británicos. Precisamente, puede que aquí resida uno de los puntos débiles de la película: al centrarse en la historia del caballo, el factor humano queda diluido y no se explora demasiado, quedando en el polo opuesto de producciones brillantes como Hermanos de Sangre o The Pacific.


Además, el guión de Richard Curtis (sí, el mismo de Cuatro bodas y un funeral) y de Lee Hall (Billy Elliot) se mueve entre los terrenos de la fábula de amistad y del drama bélico sin decantarse por ninguno en concreto. Si a esto le sumamos lo forzadas que resultan ciertas escenas por la música y la paleta de colores elegidas, nos encontraremos con cierto sentimentalismo exagerado que más que emocionar puede sacarnos de la historia.

No obstante, War Horse es una película destacada en el plano técnico. Spielberg recurre a trucos ingeniosos para narrar la crudeza de ciertas escenas y consigue deslumbrarnos con las secuencias de las batallas, sin duda lo más destacado del filme a pesar de que huya del hiperrealismo de Salvar al soldado Ryan o de las miniseries antes mencionadas. También hay que destacar la ambientación, el montaje, la fotografía y la banda sonora de John Williams, si bien estas dos últimas en varias escenas pecan de contribuir al sentimentalismo exagerado arriba mencionado.

Encabeza el reparto el caballo Joey, que al parecer fue uno de los equinos que intervino en Seabiscuit. Le acompaña un elenco que reúne a varias personalidades del mundo interpretativo británico, como la actriz Emily Watson, los actores David Thewlis y Eddie Marsan, el debutante Jeremy Irvine, y los cada vez más en alza Benedict Cumberbatch (Sherlock) y Tom Hiddleston (Loki), que cuentan con dos breves apariciones en esta película.

Sherlock y Loki preparados para la batalla.
Larga pero entretenida, War Horse no termina de convencer por el exagerado sentimentalismo de varias de sus escenas y por su extraña mezcla de fábula con drama bélico, si bien ofrece a los espectadores secuencias muy logradas que reafirman el talento de su director.

jueves, 22 de marzo de 2012

The Walking Dead T2: Segunda Parte

*Este post puede revelar detalles del argumento.


La segunda temporada de The Walking Dead ha llegado a su conclusión. Tras los soporíferos siete capítulos iniciales, la serie volvió a mediados de febrero con una segunda entrega de seis episodios que han conseguido devolver el ritmo a la serie y acercarla un poco a lo que se espera de ella y lo que es el cómic homónimo en el que se basa.

Si la primera mitad de la temporada se centró en dar vueltas a dónde estaba la desaparecida Sophia mientras Rick y los suyos se hacían un hueco en la granja de Hershel, en esta segunda remesa de capítulos por lo menos han sucedido cosas más interesantes: la rivalidad entre Rick y Shane ha aumentado hasta límites inaguantables, el grupo de supervivientes se ha visto obligado a plantearse hasta qué punto está dispuesto a defenderse frente a ataques externos, ha habido bajas irreemplazables, y los cambios del final alteran el destino de los protagonistas y los acercan un poco más hacia una de las etapas más celebradas del cómic de Robert Kirkman y Charlie Adlard.


Respecto al cómic, ha quedado bien claro que la serie se toma sus licencias para incluir ciertas diferencias y seguir un camino paralelo, por suerte más cercano al espíritu del original en estos últimos seis capítulos que en los siete iniciales, que rozaron el absurdo. Además, hay personajes que cada vez se aproximan más al carácter de los protagonistas de las viñetas (Rick y Hershel) y otros que sólo comparten con ellos su nombre, como Andrea, Shane y el pequeño Carl.

Como serie televisiva, The Walking Dead ha conseguido recuperarse del bajón que supuso el comienzo de la segunda temporada, con tanto diálogo vacío y miradas al infinito. En los últimos siete episodios hemos presenciado algo más de acción, un poco de desarrollo de personajes, y escenas más logradas. Por su parte, la música sigue sin encontrar su sitio en la serie, tan pronto escuchamos una canción adecuada a lo que sucede en pantalla (como Civillian, de Wye Oak) como irrumpe una estridente banda sonora instrumental. En cuanto al reparto, cumple sin más, destacando el cambio en los personajes de Rick (Andrew Lincoln) y Hershel (Scott Wilson) y la fuerza que demuestran Maggie (Lauren Cohan) y Daryl (Norman Reedus, cuyo personaje es sin duda la mejor aportación de la serie al universo de Los Muertos Vivientes) frente al resto de sus compañeros.

¿Cuál será el destino de Rick y los suyos?
En conjunto, la segunda temporada de The Walking Dead ha resultado un tanto irregular, con un comienzo que dejaba bastante que desear y un tramo final que ha conseguido devolver la serie a su cauce, haciendo énfasis en los personajes y en la acción a partes iguales y preparando el camino para la llegada de nuevas incorporaciones y una ubicación que dará mucho juego en la próxima temporada.

martes, 20 de marzo de 2012

Intocable: El choque de dos mundos


Contra todo pronóstico, Philippe, un parisino ricachón que se ha quedado tetrapléjico tras un accidente, decide contratar como su asistente personal a Driss, un joven inmigrante de origen africano con una complicada situación familiar. Mientras Driss se encarga de cuidar a Philippe a diario, los dos irán aprendiendo de la vitalidad del otro y desarrollarán una amistad única e inquebrantable.

Llega a nuestras pantallas la película del año en Francia, una comedia de presupuesto ajustado que ha batido todos los récords de taquilla y ha conectado con el público y la crítica de forma unánime. Escrita y dirigida por el dúo formado por Olivier Nakache y Eric Toledano, Intocable se basa en hechos reales para contarnos una historia sencilla pero llena de emoción, la de cómo dos personas de mundos opuestos lograron dejar de lado sus problemas y aprendieron a disfrutar viendo la realidad con otros ojos. Además, uno de los grandes aciertos de esta película es que no cae en las convenciones del drama más sentimental para narrarnos esta historia, sino que lo hace desde la comedia más ingeniosa y desenfadada, con bromas y escenas brillantes (los diálogos de Intocable son verdaderamente ocurrentes).


Los actores soportan una buena parte del peso de la película al conseguir que los ingeniosos diálogos fluyan con naturalidad. Todo el reparto realiza un trabajo estupendo, especialmente el dúo protagonista, formado por Omar Sy (con una bis cómica increíble, sin caer en ningún momento en la sobreactuación) y François Cluzet (quien transmite mucho a pesar de estar postrado en una silla de ruedas y hasta se parece un poco a Dustin Hoffman).

Intocable no recurre en ningún momento a artificios ni efectismos varios, sino que opta por una puesta en escena sencilla y se centra directamente en las relaciones entre los personajes, de quienes iremos descubriendo más detalles y dobleces a medida que avanza la trama. La música también juega un papel esencial en Intocable, ya que en la película se combinan de forma sorprendente famosas canciones de Earth, Wind & Fire con piezas clásicas y las partituras del siempre excelente Ludovico Einaudi.


Sincera y divertida, Intocable se ríe del esnobismo y de distintos estereotipos para presentarnos una historia sencilla y muy humana acerca de cómo dos personas que vienen de mundos opuestos se ayudan mutuamente y llegan a comprenderse a la perfección, forjándose entre ellas una amistad inquebrantable. Altamente recomendable.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Luces Rojas: ¿Juego de percepción?


La doctora Matheson y su ayudante, Tom Buckley, se dedican a investigar fenómenos paranormales y desenmascar los fraudes que ponen a prueba los límites de la parapsicología. Sin embargo, cuando el famoso psíquico Simon Silver reaparece tras más de treinta años retirado, los estudios de Matheson y Silver están a punto de ser invalidados al no poder explicar los poderes de Silver, quien se convertirá en una obsesión personal para Tom y le llevará a cuestionarse los límites de percepción de la mente humana.

A finales de 2010, el cineasta español Rodrigo  Cortés consiguió la fama internacional como director por su trabajo en Buried, película que transcurre íntegramente en el interior de un atáud y que cuenta con un protagonista solvente (Ryan Reynolds) y un guión de lo más entretenido escrito por Chris Sparling. Con el éxito cosechado, a Cortés le llovieron las ofertas, así que él no tardó en reunir a un reparto internacional para un nuevo proyecto basado en un guión propio: Luces Rojas.

Después de las primeras imágenes y tráilers, la película generó bastantes expectativas, las cuales me temo que no se vieron cumplidas en su estreno el día dos de marzo. Luces Rojas cuenta con una propuesta muy interesante y un comienzo prometedor que presenta a los espectadores el trabajo de los protagonistas y los distintos fraudes a los que se enfrentan en el terreno de la parapsicología. La trama no tarda en adentrarse en los terrenos del thriller, consiguiendo escenas de suspense con recursos habituales en el género, pero según se acerca la conclusión la película defrauda por completo. Los giros finales, que supuestamente deberían sorprender a los espectadores, son de los más simplones que se han visto recientemente en una sala de cine, dos golpes de efecto facilones que buscan "impresionar", "desafiar" y jugar con los espectadores pero no consiguen más que avergonzarles por lo tontorrones que resultan estos giros y los pretenciosa que demuestra ser la película. Sinceramente, buena parte de las series procedimentales actuales tienen finales de episodios más elaborados y mejor construidos que esta película.


Una pena, porque Luces Rojas cuenta con una puesta en escena vistosa y no está nada mal llevada hasta el tercer acto, a pesar de que Cortés se pasa con una dirección demasiado barroca en la que los planos fijos brillan por su ausencia y de que la banda sonora recuerda en varias ocasiones a Origen (se nota que Hans Zimmer marcó escuela y que ya no puede haber intriga sin sus famosos "bramidos"). Además, el reparto de Luces Rojas resulta correcto en líneas generales, los actores cumplen aunque sus personajes demuestren ser bastante planos a medida que avanza la trama. El rol protagonista cae en manos de Cillian Murphy, actor en ascenso que ha demostrado su versatilidad en películas como la mencionada Origen o El viento que agita la cebada. Le acompañan, Sigourney Weaver y el legendario Robert De Niro en un papel secundario muy comedido, en la línea de su colaboración en Sin Límites; y también hacen acto de presencia Elizabeth Olsen, el siempre efectivo Toby Jones, y Leonardo Sbaraglia.


Puede que se esperase demasiado de Luces Rojas dadas la publicidad y la fama que obtuvo Buried. Aun así, Cortés y su equipo consiguen poner en marcha una película interesante y entretenida que por desgracia  se ve lastrada por su insulso y bochornoso acto final. Una pena, con los nombres implicados y la expectación que había generado.