Dado que los estrenos en el cine de terror actual se componen en su mayor parte de remakes de cintas orientales y secuelas de Saw, se agradecen películas, como la genial La Niebla o El Incidente, que aporten algo nuevo al género. Con Los Extraños sucede algo parecido.
La película nos presenta a la pareja formada por Liv Tyler y Scott Speedman decididos a pasar el fin de semana en una apacible casa de veraneo situada en medio de ninguna parte, lejos de toda civilización. La situación se complica cuando a las 4 de la mañana un grupo de enmascarados comienza a acosarlos sin motivo aparente, convirtiendo su estancia allí en una auténtica pesadilla.
Aunque el argumento pueda no parecer muy innovador, la película tiene una serie de puntos a su favor. Bryan Bertino debuta en su primer filme como director y guionista ofreciendo una historia que mantiene en tensión al espectador hasta el final, sin abusar de salpicones de sangre ni muertes escabrosas como es costumbre en muchos otros títulos del género. A pesar de algún que otro temblor de la cámara, la dirección y actuaciones son correctas y convincentes, y junto con una fotografía repleta de tonos ocres y oscuros consiguen plasmar el horror por el que pasan las víctimas de tan inquietantes acosadores.
Es en ese aspecto donde se encuentra el mayor atractivo de la película: en los Extraños en sí. En ningún momento sabemos nada sobre ellos, ni sus motivos, ni el método que siguen, nada en absoluto, lo que hace que sus acciones sean aún más espeluznantes. Ni siquiera conocemos los rostros que se ocultan bajo las siniestras máscaras que llevan (y que recuerdan al Espantapájaros de Batman), de forma que cada espectador puede elaborar su propia teoría acerca de ellos al terminar la película.
Además, aparecen notables guiños a otras películas como El Resplandor (hachas rompiendo puertas) o Halloween entre otras. Eso sí, visto el éxito de su estreno en EEUU el 30 de mayo, se rumorea que al director le llueven los encargos y que puede que entre ellos esté una secuela de Los Extraños, dadas la frase y escenas finales.
La película nos presenta a la pareja formada por Liv Tyler y Scott Speedman decididos a pasar el fin de semana en una apacible casa de veraneo situada en medio de ninguna parte, lejos de toda civilización. La situación se complica cuando a las 4 de la mañana un grupo de enmascarados comienza a acosarlos sin motivo aparente, convirtiendo su estancia allí en una auténtica pesadilla.
Aunque el argumento pueda no parecer muy innovador, la película tiene una serie de puntos a su favor. Bryan Bertino debuta en su primer filme como director y guionista ofreciendo una historia que mantiene en tensión al espectador hasta el final, sin abusar de salpicones de sangre ni muertes escabrosas como es costumbre en muchos otros títulos del género. A pesar de algún que otro temblor de la cámara, la dirección y actuaciones son correctas y convincentes, y junto con una fotografía repleta de tonos ocres y oscuros consiguen plasmar el horror por el que pasan las víctimas de tan inquietantes acosadores.
Es en ese aspecto donde se encuentra el mayor atractivo de la película: en los Extraños en sí. En ningún momento sabemos nada sobre ellos, ni sus motivos, ni el método que siguen, nada en absoluto, lo que hace que sus acciones sean aún más espeluznantes. Ni siquiera conocemos los rostros que se ocultan bajo las siniestras máscaras que llevan (y que recuerdan al Espantapájaros de Batman), de forma que cada espectador puede elaborar su propia teoría acerca de ellos al terminar la película.
Además, aparecen notables guiños a otras películas como El Resplandor (hachas rompiendo puertas) o Halloween entre otras. Eso sí, visto el éxito de su estreno en EEUU el 30 de mayo, se rumorea que al director le llueven los encargos y que puede que entre ellos esté una secuela de Los Extraños, dadas la frase y escenas finales.
1 comentario:
La verdad es que estoy muy hastiado del cine de terror actual. Le echaré un vistazo a esta a ver que tal. Un saludo.
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