En enfrentamiento entre los supervivientes de la prisión y las fuerzas de Woodbury es inevitable. Rick ha hecho todo lo que estaba en sus manos para salvar a sus compañeros, pero el Gobernador no les va a dejar escapar tan fácilmente, sino que formará un pequeño ejército y atacará la cárcel hasta que no quede nadie con vida. Mientras Rick se debate entre qué camino debe tomar, Andrea intenta buscar una solución pacífica y Merle lucha por ganarse la confianza de su nuevo grupo.
Después de que muchos casi perdiéramos la confianza en la serie tras varios episodios absurdos de la segunda temporada, The Walking Dead regresó con fuerza adaptando una de las etapas más celebradas del cómic de Robert Kirkman y Charlie Adlard en que se basa, aquella que tiene lugar tras los barrotes de una cárcel. La primera entrega de esta tercera temporada sorprendió por su ambientación, escenas sangrientas, la introducción de nuevos personajes y la despedida de otros que nos acompañaban desde el principio, además de la evolución de Rick y su grupo. Los ocho episodios restantes con los que concluye esta temporada han mantenido el nivel en general, han traído algunas sorpresas, escenas logradas y un final que cierra varias tramas y abre nuevas posibilidades para su ya asegurada cuarta entrega.
Decir a estas alturas que la serie del canal AMC sólo se basa ligeramente en el cómic de Image resulta obvio, pues desde hace tiempo ha demostrado seguir otros caminos, cambiando el destino de algunos personajes e introduciendo otros nuevos, si bien respeta su evolución en líneas generales. La etapa de la prisión me parece una de las más brillantes del cómic, en ella se exploró a fondo el potencial que tenía el mundo creado por Kirkman con conflictos constantes entre los personajes y números tan salvajes como los sucedidos en Woodbury y las represalias posteriores, que a día de hoy todavía me ponen los pelos de punta. Su versión televisiva suaviza los acontecimientos, especialmente el salvajismo de Woodbury, pero ha conseguido captar a la perfección cómo la mayor preocupación de los protagonistas han dejado de ser los zombis, ocupando su lugar otros humanos que habitan lo que queda del mundo.
Aunque según nos acercábamos al final hemos presenciado capítulos algo vacíos, alargados en exceso para cumplir con las 16 entregas, esta segunda mitad puede presumir de un vistoso despliegue de medios (su ambientación está a años luz de nuevas series post-apocalípticas como la fallida e insulsa Revolution) y de un logrado y coherente desarrollo de personajes. Las tribulaciones de Rick quedan en segundo plano y se da más trasfondo a secundarios como Michonne, los hermanos Daryl y Merle, a las motivaciones de Andrea y la transformación en psicópata del Gobernador, que debido a los últimos acontecimientos consigue transmitir verdadero terror con su sola presencia.
Gracias al espléndido trabajo del equipo que está detrás de ella, encabezados por un reparto más que solvente, The Walking Dead ha conseguido alzarse dentro del rico panorama televisivo actual como una serie que merece la pena seguir semana tras semana gracias a los conflictos que afectan a unos personajes muy queridos por los espectadores. Además, el éxito de esta tercera temporada ha abierto la posibilidad a más cómics de saltar a la pequeña pantalla, mientras que la AMC se establece como uno de los estandartes de la calidad televisiva gracias a series como Breaking Bad, Hell on Wheels o The Walking Dead, cuyo regreso esperamos con ganas.
6 comentarios:
Llevo diez episodios de esta tercera temporada y me lo estoy pasando bomba, un gran trabajo del showrunner... que ya está despedido, a ver que tal la cuarta.
Vengo de pasada, que voy con retraso y ya sólo viendo el cartel he visto un spoiler, el gobernador tuerto!!!! :-D
Yota: Para mí ha sido la temporada más brillante de esta serie hasta el momento, con personajes bien definidos y capítulos muy intensos. A ver qué preparan para la cuarta.
Meg: Ups, he intentado no incluir spoilers en el post, pero las imágenes sí que revelan ese detalle del gobernador.
¡Gracias por comentar! ¡Saludos!
Bueno, con la inclusión del "gobernador" la serie gana enteros, pero sabe mal que no hayan expandido los sucesos de la cárcel.
Precisamente de dónde YOTA ilustra su artículo. Un momento clave para entender la psicología de los personjes.
A parte, está el hecho de lo que representa la cárcel en un mundo donde las reglas de supervivencia y convivencia difieren muy mucho respecto del nuestro.
Estoy muy de acuerdo con tu apreciación, Mike. En esta temporada se ha combinado mejor el componente de motivación de los personajes con momentos particularmente potentes a nivel de acción. Aunque el arranque marcó un nivel muy alto que ha sido difícil de mantener posteriormente.
En concreto, a mi me gustó ese capítulo "islote" en que Rick, Michonne y su hijo encuentran a Morgan Jones. Me parece que reflejó, áun con más fuerza, el desgaste psicológico brutal que implica continuar vivo en este "nuevo" mundo. A Morgan ya no le queda nada, excepto seguir matando a zombies de la forma más brutal posible, mientras le corroen los terribles recuerdos de la muerte de su hijo. No hay esperanza, no hay salvación, en su caso sólo le sirve la constante eliminación de "mordedores".
Los zombies habrán perdido todo su cerebro, excepto las funciones motrices, con el virus pero algunos humanos también han perdido todo rastro de racionalidad y son simples máquinas de matar. Interesante reflexión en una tierra poblada por seres perdidos y descarriados, mantengan o no su condición de vivos.
Saludos Mike!
Xavi: Sí, la parte de la cárcel no ha sido tan exprimida ni tan salvaje como en el cómic, pero aun así la serie ha estado a la altura.
Néstor: Gracias, me alegro de que coincidamos. El capítulo de Morgan estuvo muy bien, con el regreso de Rick al lugar donde empezó la serie para presenciar los grandes cambios que ha habido y lo difícil que es sobrevivir en este panorama.
Muchas gracias por comentar, esperaremos con ganas la cuarta temporada, que promete seguir el camino marcado por la tercera.
¡Saludos!
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