Hace 9 años el director Bryan Singer asombró al público con su espectacular visión de los X-Men, iniciando una nueva era de adaptaciones de cómics a la gran pantalla que continúa en la actualidad. Tres años más tarde Singer nos sorprendió de nuevo con una segunda parte a la altura de su predecesora, que continuaba desarrollando con coherencia todo lo anteriormente establecido en la primera entrega. Por desgracia, mientras Singer se encargaba de homenajear al hombre de acero en Superman Returns, Brett Ratner desaprovechó todo lo conseguido anteriormente en la franquicia mutante con X-Men 3, donde la inclusión de tramas y personajes de forma atropellada fue la principal causa de un producto que rompía con la unidad de las anteriores entregas. Pasados otros 3 años, llega a los cines X-Men Orígenes: Lobezno, spin off del mutante de las garras de adamántium con el fin de inaugurar la temporada de taquillazos veraniegos.
Esta película centrada en un personaje tan popular constituye nada más ni nada menos que entretenimiento puro y duro. Con una dirección correcta por parte de Gavin Hood, en la película se nos cuenta la historia de Lobezno desde sus orígenes hace más de un siglo hasta el momento en que pierde la memoria, pasando por su estrecha relación con Victor Creed, su vínculo con el proyecto Arma X o su romance e intento de llevar una vida normal junto a Kayla Silverfox. Así, el mayor acierto de esta película es lo amena que resulta, pues consigue entretener a lo largo de su metraje al contar con un buen número de escenas de acción, originales títulos de crédito, efectos especiales adecuados para la ocasión y una acertada banda sonora.
Otro de los puntos a favor del filme son las interpretaciones de los dos protagonistas. Por un lado tenemos a Hugh Jackman dando vida una vez más a un personaje que ha hecho suyo desde que lo catapultó a la fama con las primeras entregas de X-Men, creando una serie de gestos, miradas y gruñidos que definen a la perfección a Lobezno; mientras que por otra parte nos encontramos con un sorprendente Liev Schreiber (alias Orson Welles en RKO281) encarnando a la perfección a la némesis de Lobezno, un violento Dientes de Sable que representa todo aquello de lo que Logan intenta escapar aferrándose a su humanidad. A ellos hay que unirles las apariciones de Dominic Morgan (conocido como Merry o Charlie en Perdidos), un Gámbito poco explotado, el joven e inexperto Scott Summer o los primeros momentos de Wade Wilson, a quien da vida Ryan Reynolds.
El lado más polémico de esta película es su fidelidad a las obras en que se basa. Los guiños a los cómics vistos en Lobezno se asemejan más al desenfreno de X-Men 3 que a los simpáticos y acertados momentos de Iron Man, sobre todo en el tramo final del filme. Es cierto que, como ya hemos visto en anteriores entregas de la saga mutante, el universo de la Patrulla X es demasiado complejo como para llevarlo al cine con total fidelidad, por lo que resultan comprensibles ciertas licencias como el papel de William Stryker y la inclusión de ciertos mutantes en el programa Arma X. Aún así, según se acerca la parte final determinadas acciones de los personajes resultan un tanto inverosímiles y aparecen guiños sin mucho sentido a otras sagas de ciencia ficción como el enfrentamiento final con ArmaXI (¿versión del combate final de La Amenaza Fantasma con motivo del décimo aniversario?) o la relación entre el origen del adamántium y el matrimonio que encuentra a Lobezno y debería ser Alpha Flight con la mitología de Superman (¿tendrá que ver la labor de Richard Donner como productor?).
A parte de todo esto, se agradecen otros guiños que ayudan a atar cabos con la primera película de X-Men (con cameo inesperado incluido) y aparecen otros tantos que pueden dar lugar a una más que probable segunda parte (la escena tras los créditos o el hecho de que Dientes de Sable no pierda la memoria).
En su conjunto, X-Men Orígenes: Lobezno resulta una película realmente entretenida y palomitera, pero podría haber dado mejores resultados si se hubieran tenido más en cuenta elementos de los cómics en que se basa, cuya riqueza se pierde a la hora de adaptar.
Esta película centrada en un personaje tan popular constituye nada más ni nada menos que entretenimiento puro y duro. Con una dirección correcta por parte de Gavin Hood, en la película se nos cuenta la historia de Lobezno desde sus orígenes hace más de un siglo hasta el momento en que pierde la memoria, pasando por su estrecha relación con Victor Creed, su vínculo con el proyecto Arma X o su romance e intento de llevar una vida normal junto a Kayla Silverfox. Así, el mayor acierto de esta película es lo amena que resulta, pues consigue entretener a lo largo de su metraje al contar con un buen número de escenas de acción, originales títulos de crédito, efectos especiales adecuados para la ocasión y una acertada banda sonora.
Otro de los puntos a favor del filme son las interpretaciones de los dos protagonistas. Por un lado tenemos a Hugh Jackman dando vida una vez más a un personaje que ha hecho suyo desde que lo catapultó a la fama con las primeras entregas de X-Men, creando una serie de gestos, miradas y gruñidos que definen a la perfección a Lobezno; mientras que por otra parte nos encontramos con un sorprendente Liev Schreiber (alias Orson Welles en RKO281) encarnando a la perfección a la némesis de Lobezno, un violento Dientes de Sable que representa todo aquello de lo que Logan intenta escapar aferrándose a su humanidad. A ellos hay que unirles las apariciones de Dominic Morgan (conocido como Merry o Charlie en Perdidos), un Gámbito poco explotado, el joven e inexperto Scott Summer o los primeros momentos de Wade Wilson, a quien da vida Ryan Reynolds.
El lado más polémico de esta película es su fidelidad a las obras en que se basa. Los guiños a los cómics vistos en Lobezno se asemejan más al desenfreno de X-Men 3 que a los simpáticos y acertados momentos de Iron Man, sobre todo en el tramo final del filme. Es cierto que, como ya hemos visto en anteriores entregas de la saga mutante, el universo de la Patrulla X es demasiado complejo como para llevarlo al cine con total fidelidad, por lo que resultan comprensibles ciertas licencias como el papel de William Stryker y la inclusión de ciertos mutantes en el programa Arma X. Aún así, según se acerca la parte final determinadas acciones de los personajes resultan un tanto inverosímiles y aparecen guiños sin mucho sentido a otras sagas de ciencia ficción como el enfrentamiento final con ArmaXI (¿versión del combate final de La Amenaza Fantasma con motivo del décimo aniversario?) o la relación entre el origen del adamántium y el matrimonio que encuentra a Lobezno y debería ser Alpha Flight con la mitología de Superman (¿tendrá que ver la labor de Richard Donner como productor?).
A parte de todo esto, se agradecen otros guiños que ayudan a atar cabos con la primera película de X-Men (con cameo inesperado incluido) y aparecen otros tantos que pueden dar lugar a una más que probable segunda parte (la escena tras los créditos o el hecho de que Dientes de Sable no pierda la memoria).
En su conjunto, X-Men Orígenes: Lobezno resulta una película realmente entretenida y palomitera, pero podría haber dado mejores resultados si se hubieran tenido más en cuenta elementos de los cómics en que se basa, cuya riqueza se pierde a la hora de adaptar.
4 comentarios:
Tiene tantas paridas como aciertos,pero cuanto más pienso en ella, más me gusta.
El cameo que dices es uno que tiene que ver con photoshop y Max Factor no?
Buen post champ, he empezado a leer el post de ZN pero se hizo tarde, mañana lo leo con calma
Enhorabuena!
Yo cuanto más pienso en ella menos me gusta...
Una película muy entretenida sin duda e interesante y como tu dices si, se toma licencias...pero X-men en si se las ha tomado en toda la saga...
anuncian un x-men primera clase...que imagino que serán los primeros mutantes que dirigio xavier
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