En la última película del director Horizaku Kore-eda, Still Walking (cuyo título original sería Caminando, Caminando) , se nos presenta la historia de una familia japonesa que se reúne en una fecha señalada, surgiendo numerosos problemas de convivencia entre sus miembros relacionados con conflictos pasados.
Con un ritmo pausado y haciendo uso de importantes silencios y ágiles diálogos poco a poco se nos presentan los personajes y sus diferentes puntos de vista: una madre que no duda en decir lo que piensa aunque hiera a los demás, un padre malhumorado obsesionado con su antigua profesión y Ryo, el hijo menor que debe hacer frente a lo que los demás opinen de él y seguir su propio camino. De este modo en la película se plantean los conceptos japoneses sobre el honor de la familia, el trabajo, el deber y los hijos, que se ven sometidos a constantes cambios para adaptarse al estilo de vida actual. Al mismo tiempo que avanza la película y vamos conociendo más información sobre los personajes también descubrimos más detalles sobre la muerte hace tiempo del hijo mayor de la familia, Junpei, que provocó la gran mayoría de los conflictos que se plantean.
A una dirección muy hábil, que centra la atención justo donde la historia lo necesita para su comprensión, y a unas convincentes interpretaciones hay que sumar una adecuada banda sonora para la ocasión. Resulta también llamativo que la acción se desarrolle en un sólo día, que la familia pase la mayor parte del tiempo comiendo todo tipo de platos que hacen que el hambre invada al público o que en los propios créditos se incluya a los espectadores como uno más de los personajes.
Una película curiosa, aunque lenta, que lanza una mirada sincera al mundo de tradiciones que envuelve a las familias japonesas.
Con un ritmo pausado y haciendo uso de importantes silencios y ágiles diálogos poco a poco se nos presentan los personajes y sus diferentes puntos de vista: una madre que no duda en decir lo que piensa aunque hiera a los demás, un padre malhumorado obsesionado con su antigua profesión y Ryo, el hijo menor que debe hacer frente a lo que los demás opinen de él y seguir su propio camino. De este modo en la película se plantean los conceptos japoneses sobre el honor de la familia, el trabajo, el deber y los hijos, que se ven sometidos a constantes cambios para adaptarse al estilo de vida actual. Al mismo tiempo que avanza la película y vamos conociendo más información sobre los personajes también descubrimos más detalles sobre la muerte hace tiempo del hijo mayor de la familia, Junpei, que provocó la gran mayoría de los conflictos que se plantean.
A una dirección muy hábil, que centra la atención justo donde la historia lo necesita para su comprensión, y a unas convincentes interpretaciones hay que sumar una adecuada banda sonora para la ocasión. Resulta también llamativo que la acción se desarrolle en un sólo día, que la familia pase la mayor parte del tiempo comiendo todo tipo de platos que hacen que el hambre invada al público o que en los propios créditos se incluya a los espectadores como uno más de los personajes.
Una película curiosa, aunque lenta, que lanza una mirada sincera al mundo de tradiciones que envuelve a las familias japonesas.
1 comentario:
La pelicula es lenta, es algo que no se puede negar, pero es un ritmo totalmente diferente de cine, espera otras emociones y otras reacciones que el cine occidental.
Aunque no guste, es bueno verlo de vez en cuando para aprender otras culturas y otras formas de proponer el septimo arte
Un abrazo
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