viernes, 29 de marzo de 2013

Tres formas de conocer 'The Walking Dead', de Álex R.

En nuestro especial de firmas invitadas contamos con la presencia de Álex R., autor del blog Zona Boom, bitácora que ofrece la combinación perfecta de videojuegos (con abundantes noticias), películas y cómics. De hecho, el artículo de hoy es una buena muestra de esta fusión de medios, pues nos habla de las distintas vertientes del universo creado por Robert Kirkman en Los Muertos Vivientes, que a mí personalmente me encanta. ¡Disfrutadlo!


 ¿Quién no conoce The Walking Dead a estas alturas? El show televisivo se ha hecho enormemente famoso, pero quizás hay alguien que lo ha conocido de otra forma, o aún no lo conoce. Y es que The Walking Dead nació como un cómic del guionista Robert Kirkman, y más tarde fue adaptado a la televisión y a los videojuegos. ¿Desconocéis alguno de los productos de esta historia de zombis? ¿Queréis saber mi opinión? Pues seguid leyendo, majos.
  


The Walking Dead, el cómic

El origen de The Walking Dead se encuentra entre páginas de papel. Kirkman concibió esta obra como una novela gráfica, y a día de hoy ya hay más de 100 números publicados en Estados Unidos. Aquí en España (donde se conoce como Los Muertos Vivientes) la colección se está publicando en tomos de seis números cada uno, y ya llevamos 16 de esos tomos publicados (aunque hay ediciones de lujo que comprenden muchos más capítulos), gracias a Planeta DeAgostini.

No penséis que por ser un cómic deja de ser menos violento. En el papel es más fácil dar forma a las ideas, y Kirkman aprovecha y, junto con la ayuda de los excepcionales dibujantes Moore en el primer número y Adlard en todos los demás, nos deja escenas para la posteridad, que hacen que se nos pongan los pelos de punta. Todo ello en blanco y negro, algo que consigue una atmósfera más depresiva en los cómics.

No penséis que si habéis visto la serie no merece la pena leer los cómics, pues disfrutaréis igualmente, y además hay bastantes cambios argumentales entre ambos productos.


 The Walking Dead, la serie

La AMC se lanzó de cabeza a la piscina y decidió hacer una serie sobre zombis, más concretamente de la obra de Robert Kirkman. La jugada les salió bien, pues no hay más que ver la acogida del público, haciendo que la serie se convierta en todo un icono cultural actualmente. Como ya he dicho, no sigue a pies juntillas la historia del cómic, pues hay bastantes giros argumentales y aparición de personajes que en el cómic no existen, lo cual no es algo malo (mirad a Daryl).

La realización es de lujo, y es que Kirkman supervisa el show, y eso se nota. Los personajes están bastante conseguidos en algunos casos, y los actores son bastante buenos. Sus dos primeras temporadas son bastante recomendables, y su tercera es de obligatorio visionado para todo amante de los zombis.

Ahora mismo, la tercera temporada se ha tomado un descanso, aunque volverá en febrero con su final. Deseándolo estoy.


 The Walking Dead, el videojuego

El universo de Kirkman ha influido tanto en la cultura, y sale tan rentable, que hasta en el mundo videojueguil lo tenemos. Actualmente, existe el videojuego The Walking Dead, una aventura gráfica bastante recomendable que dispone, si no me equivoco de cinco episodios. La trama cuenta las vivencias de otro grupo de supervivientes, alejados de Rick y sus amigos.

Pero no todo acaba aquí, y es que hay un nuevo juego de la franquicia en camino, llamado The Walking Dead: Survival Instinct. El título será un Shooter en el que manejaremos ni más ni menos que a… ¡Daryl Dixon!

Sin duda, el señor Kirkman ha creado una de las sagas más rentables y con más calidad del cómic/televisión/videojuegos. Y es que, The Walking Dead es un universo genial, que cada vez se expande más y a más ámbitos de la cultura.

¿Y tú, conoces The Walking Dead en todas sus formas? 

martes, 26 de marzo de 2013

La trama (Broken City)


Después de ser expulsado del cuerpo de policía de Nueva York por ciertas irregularidades cometidas durante una investigación, Billy Taggart se gana la vida como detective privado, encargándose de casos de poca monta. Su vida se pondrá patas arriba desde el momento en que, a la vista de las próximas elecciones, el alcalde de la ciudad le contrata para que siga a su mujer, que sospecha que mantiene un romance con un político rival. Sin saberlo, Billy se inmiscuye en un asunto que le viene grande, con numerosas partes implicadas y mucho dinero en juego.

Estrenada sin pena ni gloria a principios de 2013, La trama es el nuevo trabajo en solitario de Allen Hughes, responsable junto a su hermano Albert de películas como El libro de Eli. Basándose en e guión del debutante Brian Tucker, La trama no empieza nada mal, y en sus primera media hora de metraje exhibe los tópicos del género negro ambientados en un marco actual: policías de dudosa moral dados a la bebida, mujeres fatales, políticos corruptos... La película parece una actualización de una novela de Dashiell Hammett, mezclando de forma curiosa la trama política con la policíaca y algunos conflictos del protagonista. Sin embargo, estas primeras impresiones pronto se desvanecen, La trama se convierte en una película sencilla, sin sorpresas en ningún apartado en particular ni escenas destacables. Ni siquiera el giro final ni la leve crítica a la corrupción política consiguen levantar una película anodina, que entretiene pero no atrapa.


Al frente del reparto tenemos a Mark Wahlberg, que además es productor de la película, y a Russell Crowe, dos pesos pesados que han demostrado de sobra sus cualidades dramáticas en películas tan recomendables como The Fighter o Los próximos tres días. En La trama no se han esforzado demasiado, los dos se limitan a dar vida a personajes bastante planos y sencillos. Les acompañan Catherine Zeta-Jones,que últimamente no se prodiga mucho por la gran pantalla, Jeffrey Wright con un pequeño papel y dos secundarios en alza, Kyle Chandler (Zero Dark Thirty) y Barry Pepper (Valor de ley), que terminan siendo los que más aprovechan su tiempo en pantalla.


Thriller policíaco sencillo en exceso, La trama consigue entretener sin hacerse demasiado pesada, pero después de verla nos queda la sensación de que se podría haber aprovechado mucho más una historia de estas características con semejantes protagonistas.

sábado, 23 de marzo de 2013

Leer da felicidad, de Yota

Hoy contamos con un invitado especial en el blog: se trata de Yota, experto en el mundo de los cómics que realiza una titánica labor en la blogosfera gracias a su trabajo en webs como Nuestros cómics,  Gen Cómics, y su propio blog, el más que recomendable Los archivos de Typhares. Gran amigo y mejor persona donde las haya, gracias a Yota he podido disfrutar de algunos de mis cómics favoritos actuales como Los Muertos Vivientes, Invencible o Irredeemable. En el emotivo artículo de hoy, nos habla de lo que supone para muchos de nosotros el proceso de leer cómics y los momentos que nos han marcado. ¡Disfrutadlo!


Llegas a casa después de un día de mierda, has tenido un examen que te ha salido mal o en el curro te han echado una bronca que te mueres por algo que posiblemente no ha sido culpa tuya, has podido tener movidas con los colegas, con la novia y simplemente te apetece pasar del mundo por unas horas.

Así que te sientas en tu sillón, o te tiras en la cama, alargas el brazo y pillas esa cosilla que tienes ahí al lado, amontonada en una pila con un montón de cosillas iguales. La abres y en ese momento el interruptor de tu cabeza se activa y entras en modo desconexión, eres uno con esa cosilla.

Esa cosilla es por supuesto un tebeo, abrir sus páginas y no saber qué narices te vas a encontrar, puedes ser testigo de una invasión extraterrestre, de una guerra entre superhéroes, un holocausto zombie o una bonita historia donde unos chavales no muy distintos de ti intentan simplemente cumplir sus sueños.


Amigos, un cómic, como un libro, una película, un videojuego o una serie (aunque ahora me centro en los cómics) es algo único. Es una droga que una vez se prueba se vuelve adictiva y que además es totalmente sana y que puedes compartir con tus amigos a la vez que estos te prestan también parte de las suyas.

En serio, esto puede parecer muy chorra, pero pensadlo, este simple objeto inanimado lleno de emociones y aventuras, no te va a fallar, sabes lo que te va a ofrecer y normalmente te va a dejar con ganas de mucho más. Ahora llega la parte autobiográfica para dar fuerza a estas palabras.

Llevo unos años un poco chungos entre problemas laborales, personales y especialmente familiares y los amigos siempre han estado ahí para ayudarme pero cuando hay momentos en los que necesitas estás solo o bien no te apetece cargarles más con tus historias, ir a la librería el primer jueves de cada mes (soy Marvel Zombie, qué le voy a hacer…) y cargar con la inmensa cantidad de grapa mensual que compro, llegar a casa y mientras te tomas algo fresquito y seleccionando el orden en el que vas a disfrutar de los tebeos, flipar con las portadas o directamente wasapear a los colegas sólo para hacerles partícipes de que te acabas de arruinar comprando un montón de papel con dibujos… esos momentos molan.


Al igual que recordar alguna historia que te haya puesto los pelos de punta, rebuscar en cajas o en las estanterías y volver a leer la Muerte de Gwen Stacy, Invencible, Los Muertos Vivientes, los X-Men de Claremont, Ultrón Ilimitado, Dragon Ball, el Thor de Simonson, el Spider-Man de Straczynski o Predicador de Garth Ennis. Leerlos como si fuera la primera vez. Placeres amigos, auténticos placeres.

Muchas veces me lo pregunto e incluso hago medio encuestas con mis amigos del medio y muchas veces me gano miradas raras aunque me da igual. Lo que me pregunto es si sería capaz de vivir sin cómics, pues gente, tengo claro que no, son demasiado importantes para mí, me han ayudado mucho y me han aportado demasiado como para dejarlos de lado. Así que hoy y siempre lector de tebeos.

Y vosotros ¿os veis capaces de dejar de leer cómics? Si la respuesta es que sí, mejor no me digáis nada.


Y bueno esto ha sido todo. Soy Yota, de Los Archivos de Typhares, Nuestros Cómics, Fandom Magazine, GenComics, Hellpress, Hemeroteca X-Men y Vivir es una Película, agradecer a Mike la oportunidad de escribir para el aniversario de la maravillosa bitácora What´s The Rumpus. Espero que seguir siendo amigo del escriba mayor de este blog por muchos años más y leer centenares si no miles de entradas tuyas.

martes, 19 de marzo de 2013

Adrenalina a 24 fps, de Aldo García

En nuestra sesión de firmas invitadas, hoy contamos con la colaboración de Aldo García, emprendedor audiovisual con quien he tenido la suerte de poder colaborar en la realización de cortometrajes y spots publicitarios. Como buen cinéfilo, Aldo se vio afectado por la pérdida del director Tony Scott el pasado 2012, así que en este tiempo ha estado repasando su filmografía y nos ha preparado un interesante artículo a modo de homenaje a este director que supo unir calidad y entretenimiento en sus películas. ¡Disfrutadlo!

“I wanna feel good with what I’ve done”
                                      Tony Scott


Tony Scott nos ha dejado. El mundo del cine se sumió en una profunda pena al conocer esta trágica e inesperada noticia. Personas como Jerry Bruckheimer, Denzel Washington, Tom Cruise, Susan Sarandon o Michael Bay lanzaron comunicados en los que compartían el pesar con la familia del célebre realizador inglés. Y si algo tenían en común las palabras de todos estos artistas, era que Tony Scott era un hombre cálido y que se hacía querer, en definitiva, era una gran persona. Así que vamos a celebrar su vida y su obra.

Nació en la localidad inglesa de Stockton-on-Tees, en 1944, un año antes del fin de la 2ª Guerra Mundial. Creció en un ambiente con gran sensibilidad artística, y poco a poco se fue interesando cada vez más en el mundo del arte. La primera incursión en el cine por la que le conocemos, es por su participación en la película Boy and Bycicle, dirigida por su hermano Ridley, que en aquél entonces tenía 23 años. Tony, máximo protagonista de la cinta, contaba con 16 años. Y cómo buena estrella de película, no sólo interpretó el personaje principal, sino que tal y cómo cuenta su hermano, era el tramoyista, encargado de atrezo y encargado de transportar la cámara entre toma y toma.

Sin embargo, Tony comenzó su carrera como estudiante de arte en la West Hartlepool College of Art con vistas a convertirse en pintor. Una faceta que jamás abandonó y que siguió poniendo en práctica en la producción de todas sus películas, aparte de en su vida privada.

Ridley conocía perfectamente la afición de su hermano por los coches, y en particular por los deportivos. Así que cuando puso en marcha Ridley Scott Associates (RSA), compañía especializada en producción de anuncios para televisión, se le ocurrió contar con su hermano, al que convenció apelando a su pasión por la velocidad: “Si vienes a trabajar conmigo, en un año podrás comprarte un Ferrari”.


Y así fue. Abandonó su prometedora carrera en el ámbito de la pintura, y entró de lleno en la realización y producción de spots televisivos. En la que se labró una gran reputación debido a su particular estilo visual, y a su variedad y velocidad a la hora de trabajar. Dirigió más de 2.000 anuncios antes de dirigir su primer gran éxito, Top Gun. Pero llegó un momento en el que quiso dar el salto a los largometrajes, y lo hizo con una pequeña película independiente de título  El Ansia (The Hunger), en la que contó con David Bowie, Susan Sarandon y Catherine Deneuve. La historia, de un vampiro moderno y con una estética experimental y quizás demasiado arriesgada para la época, hizo que la película tuviera una acogida fría entre público y crítica.

Mientras intentaba poner en pie otros proyectos de largo, volvió a realizar anuncios, hasta que dos jóvenes productores de Hollywood, Don Simpson y Jerry Bruckheimer, se fijaron en él.

Simpson y Bruckheimer vieron en El Ansia a un director interesante que tuvo el valor de arriesgarse, así que le propusieron para dirigir su mastodóntica cinta de pilotos de caza, Top Gun. “Pensamos en quién podría hacerse cargo de una superproducción que involucrara cazas de combate, y mientras barajábamos candidatos, nos fijamos en un anuncio de la marca de coches SAAB, en la que un coche echa una carrera a un 900 turbo”. Gracias a este anuncio, Scott consiguió la silla de director en la producción. Top Gun, protagonizada por la, en aquel entonces, estrella en alza Tom Cruise, no estuvo exenta de problemas durante su rodaje. Los más sonados fueron los despidos que Scott sufrió. Uno de ellos debido al miedo de algunos miembros del estudio ante lo arriesgadas y “extrañas” que veían las secuencias iniciales que Scott estaba rodando. Irónicamente, esas primeras imágenes de la cinta, con el ritual de preparación de los cazas, y rodadas con una belleza pictórica innovadora en el Hollywood de los 80, son de las más célebres e icónicas del film.


Pese a estos problemas, Top Gun, acabó su producción y resultó ser el gran hit de la Paramount en el año de su estreno, 1986. Y confirmó a su director como uno de los nombres a tener en cuenta en el panorama de finales de los 80. Colocándolo en numerosas listas de estudios para dirigir sus películas.

En los años siguientes, continuó haciendo películas con regularidad, y por todos es conocido que dio una oportunidad de oro a un joven de apellido Tarantino, al fijarse en su guión y llevarlo a la gran pantalla con el nombre de True Romance, (Amor a quemarropa). Que si bien es cierto que tiene todos los tics y lugares comunes del universo Tarantino (torturas, gángsters, mexican standoff, diálogos con referencias pop…), la película también dejó ver el personalísimo y cuidado estilo visual, artístico y narrativo de Scott. Un estilo que hace que con sólo ver una imagen o tres segundos de una de sus películas, inmediatamente se sepa a qué director pertenece.

Colaboradores suyos como Chris Pine han llamado a su cine: kinético. Y es un estupendo adjetivo para el cuerpo de trabajo del genial director inglés. Su dominio del ritmo y del equilibrio entre acción y relaciones entre los personajes, hace que sea endiabladamente difícil aburrirse en cualquiera de sus películas. Y a todo esto debemos sumarle su innovadora técnica de rodaje con la que experimentó en varios de sus filmes, siendo el más destacado en este sentido Man on Fire (El Fuego de la Venganza). Ésta es una de sus más célebres películas, en la que contó con su amigo Denzel Washington, quien nos regala una de las más intensas y matizadas interpretaciones de su carrera. En Man on Fire, Scott dio rienda suelta a su imaginario kinético y usó varios tipos de cámaras y métodos de filmación, desde el 35 mm hasta el 16 mm, pasando por la añeja técnica de la cámara manual, que mediante una manivela, hace que se obtengan en película momentos fragmentados y con una realista y descarnada apariencia de documental.  Este método sobre todo se usa para meternos en la turbia y conflictiva mente del protagonista, John Creasy.

Su último trabajo como director, Unsttopable (Imparable), es una ejemplar y ágil película de acción. En la que demostró que sólo con una premisa simple, unos personajes realistas y creíbles, y su adrenalítico ritmo, se puede hacer entretenimiento del grande, sin recurrir a ningún croma o CGI, o sin apoyarse sobre una saga asentada. Se puede decir que durante toda su carrera fue fiel a su modo de ver el mundo y a su manera de narrar historias, y eso, como cineasta, ya es sinónimo de dedicación y fortaleza.


La vida de Tony Scott estuvo marcada por la pasión y la admiración. Fue un apasionado de la vida, de su familia, de los coches, de la escalada, y de su trabajo. Y sus compañeros y amigos no le demostraron otra cosa sino una profunda admiración y amor. Un amor ganado por el tesón con el que se entregaba a la realización de sus películas, rodeándose de un mismo equipo con el que colaboró durante más de 20 años, y al que él llamaba “familia”. Siempre acompañado de su gastada gorra roja (su good luck charm) y de su chaleco de explorador como prenda multiusos e imprescindible en sus rodajes. Nos llevó a más de 1.000 metros de altura en cazas de combate, nos montó en un explosivo tren bala, nos destapó la vida y la fragilidad de los espías, nos agitó al borde de un conflicto nuclear en lo profundo del océano, y sobre todo, nos enseñó a que luchar por lo que quieres, ser fiel a tu estilo, y amar tu trabajo, son cosas por las que merece la pena luchar.

Te echamos de menos, Tony.

sábado, 16 de marzo de 2013

El Capitán América, de Ed Brubaker


Desde que tomara las riendas de la colección en 2005, llega a su fin la estancia de Ed Brubaker como guionista de El Capitán América. En las últimas sagas hemos presenciado el regreso de Steve Rogers como Centinela de la Libertad y cómo ha tenido que enfrentarse a sus miedos y a un mundo del que se siente desplazado mientras viejos enemigos del pasado, Bravo, el barón Zemo y una renovada Hydra lanzaban ataques en distintas ciudades de Estados Unidos a la vez que intentaban dañar la imagen pública del Capitán.

Aunque conocía al personaje por su papel como líder de los Vengadores, antes de la llegada de Brubaker a la colección no había leído cómics dedicados al Capitán América, con la excepción de las historias de Roger Stern y John Byrne. Después de más de cien números a los guiones, me atrevería a asegurar que la etapa de Ed Brubaker en El Capitán América puede considerarse un clásico del cómic contemporáneo. En todo este tiempo, el guionista de Baltimore se ha centrado en buscar respuestas a dos preguntas básicas para el personaje: ¿Quién es el Capitán América? ¿Y qué significa ser el Capitán América?

Con estas bases para definir al personaje y diferenciarlo de otros superhéroes, Brubaker ha desarrollado enrevesadas tramas de alto espionaje en las que se veía envuelto el personaje y que reflejaban los sucesos de nuestra sociedad actual: campañas políticas, elecciones, el descontento de los ciudadanos e incluso la crisis económica. En ellas, Steve Rogers se veía superado y luchaba contra sus miedos a perder sus poderes y a enfrentarse a su propia condición: es un hombre fuera de su tiempo que debe ponerse en la piel de un símbolo y representar unos valores de justicia y honestidad en los que ya nadie cree. 


El pasado del personaje ha jugado un papel fundamental en esta etapa, pues viejos fantasmas y enemigos han resurgido para hacerle la vida imposible, como Cráneo Rojo y su hija Pecado, Arnim Zola, el Dr. Fausto, Azote, el Capitán América de los años 50, el barón Zemo, Bravo, e incluso Bucky regresó bajo la identidad del Soldado de Invierno para convertirse en uno de los personajes que más ha evolucionado, llegando incluso a heredar el escudo y el legado del Capitán cuando a Steve se le daba por muerto. Por suerte, Rogers no ha estado solo, sino que los secundarios han cobrado especial relevancia y han demostrado ser esenciales para entender al Capitán América y su mundo: Sharon Carter, Nick Furia, la Viuda Negra, el Halcón o Dum Dum Dugan son los mejores aliados con los que Steve Rogers podría contar.


La colección puede presumir también del inestimable talento de dibujantes que han sabido combinar las exigencias del cómic superheroico con el tono de espionaje y grandes conspiraciones de esta etapa, como han demostrado las páginas dibujadas por Butch Guice, Alan Davis, Chris Samnee, Patrick Zircher y sobre todo Steve Epting. Además, este dibujante ha tenido el detalle de volver a trabajar en un emotivo epílogo, escrito por Brubaker después de cerrar las tramas pertinentes, en el que el propio Steve Rogers reflexiona acerca de su historia, del símbolo que representa y de los valores humanos que le engrandecen. 


Con esta genial despedida, Ed Brubaker dice adiós a una etapa que, aunque haya tenido momentos más brillantes que otros, ha revitalizado a uno de los pilares del Universo Marvel mientras nos ofrecía historias absorbentes y emocionantes. Tras ella, se despedirá también del cómic de superhéroes con su partida de El Soldado de Invierno, mientras que el Capitán América, como la leyenda viviente que es, seguirá protegiendo a los inocentes de la tiranía y de aquellos que desafían a la justicia.

martes, 12 de marzo de 2013

10 Muestra Syfy de cine fantástico (II)

Después de las sorpresas que nos depararon las jornadas del jueves y del viernes, las películas del sábado presentaban un panorama interesante que incluía hombres lobo, vampiros, virus, zombis y el regreso de Coppola.

Una de las piezas de atrezo de la Exposición de Syfy
La primera proyección fue la de Wolf Children, la nueva película de animación del reputado director japonés Mamoru Hosoda, autor de las recomendables La chica que saltaba a través del tiempo y Summer Wars. Al igual que en sus anteriores trabajos, en Wolf Children se mezclan sentimentalismo, ciencia ficción y costumbrismo japonés, en este caso para contarnos la historia de la relación que mantiene una madre con sus dos hijos, pequeños hombres lobo, y los peligros a los que se enfrentan en sus primeros años de vida. Con una técnica de animación prodigiosa, Wolf Children divierte y deslumbra con escenas de mucha fuerza visual, aunque termina haciéndose un poco larga.


La que sí se hizo demasiado larga fue Twixt, el nuevo trabajo de Francis Ford Coppola. Sorprende que el director responsable de títulos clave en la historia del cine como El Padrino o Apocalypse Now sea también artífice de este película, que nos narra cómo un escritor en horas bajas llega a un pequeño pueblo donde se dedica a investigar extraños crímenes de motivos vampíricos mientras Edgar Allan Poe se le aparece en sueños para conversar sobre el arte de la escritura y de paso le revela pistas del crimen. Tal cual. Una historia farragosa que no lleva a ninguna parte y un acabado visual cutre, inferior a la serie B, sitúan a esta película en el polo opuesto al Drácula de Bram Stoker. Por ella podremos ver desfilar a un irreconocible Val Kilmer, a Ben Chaplin haciendo de Poe y a la joven promesa Elle Fanning (Super 8).


De un director veterano pasamos al debut en la dirección de Brandon Cronenberg, hijo de David. Su ópera prima, Antiviral, nos traslada a un futuro cercano en el que la devoción por los famosos y las estrellas ha llevado a varias empresas a vender los virus que afectan a las celebridades para que sus clientes se los inoculen y se sientan más cerca de las personas que idolatran. La propuesta no podría ser más interesante y da pie a inquietantes y certeras reflexiones acerca del actual culto a la fama. Sin embargo, la trama de esta sangrienta y perturbadora película pronto se diluye en el angustioso viaje de su protagonista, afectado por una de estas enfermedades.


El sábado por la noche se proyectó una de las joyas de la Muestra, The Cabin in the Woods. Ya convertida en una película de culto (la mayoría de los espectadores la habíamos visto por otros medios debido a la absurda decisión de no estrenarla en España), esta vuelta de tuerca a las convenciones del terror cinematográfico inundó la sala de frescura, humor y toneladas de diversión gracias al carisma de los personajes, los giros ingeniosos obra de Drew Goddard y Joss Whedon y a cierto cameo final.


Durante la tarde del domingo presenciamos una nueva edición de Phenomena, la iniciativa de Nacho Cerdá que recupera clásicos del cine de los 70, 80 y 90. En esta ocasión tuvimos el lujo de disfrutar en pantalla grande de dos obras maestras del cine de ciencia ficción, Alien y Desafío total. No importa cuántas veces las hayamos visto ya, mantienen intactas su fuerza visual y su capacidad de asombrar. La película de Ridley Scott consiguió aterrarnos de nuevo (por mucho Prometheus que haya de por medio ahora) al transportarnos a los angustiosos pasillos de la nave comercial Nostromo, donde Ripley y el gato Jones se las verán con una auténtica máquina de matar alienígena.


Unos tráilers antiguos después daba comienzo Desafío total, que deja en evidencia al penoso remake estrenado hace unos meses. La hiperviolencia de Paul Verhoeven, la ciencia ficción de Philip K. Dick y la banda sonora de Jerry Goldsmith nos sumergieron en esta frenética aventura espacial protagonizada por los impagables Arnold Schwarzenegger, Sharon Stone y Michael Ironside.


Tras un breve descanso, llegó una de las sorpresas del día con Cockneys vs. Zombies. Comedia británica que bebe de Shaun of the Dead (sin llegar a sus niveles de ingenio y excelencia, eso sí), nos cuenta cómo un grupo de jóvenes aspirantes a atracadores de bancos y otro de jubilados resisten a una invasión zombi en el East End londinense. Humor negro, salpicaduras de sangre y una legión de muertos vivientes provocaron que las carcajadas no cesaran.


Con la proyección de El último exorcismo 2 (a la que no pude asistir) se puso punto final a esta décima edición de la 10ª Muestra de cine fantástico. Desde aquí me gustaría expresar mi agradecimiento al canal Syfy por organizar, un año más, un festival de cine de género tan divertido.

lunes, 11 de marzo de 2013

10 Muestra Syfy de cine fantástico (I)

Entre los días 7 y 10 de marzo se ha celebrado en los madrileños cines Callao la 10ª Muestra de cine fantástico que organiza cada año el canal Syfy. En ella, los espectadores pudimos disfrutar de todo tipo de películas, desde grandes estrenos a pequeñas propuestas que no han llegado al circuito comercial., todas ellas vinculadas al género de la ciencia ficción, el terror y lo fantástico.


En la primera jornada, la del jueves, se estrenó en primicia Oz, un mundo de fantasía, la nueva película de Disney que cuenta con Sam Raimi (Evil Dead) como director. A modo de precuela, en ella se nos muestra el origen del mítico mago de las novelas de L. Frank Baum, cómo llegó al asombroso mundo de Oz y se enfrentó a las brujas que lo gobernaban. A pesar de su elaborado diseño de producción (que recuerda bastante a la Alicia de Tim Burton) y de una divertida y prometedora primera hora, la historia termina volviéndose demasiado insulsa y absurda; el talento de Mila Kunis, Rachel Weisz y sobre todo de Michelle Williams está desaprovechado y ni la labor de James Franco ni el oportuno cameo de Bruce Campbell consiguen salvar la función.


Al día siguiente la actriz Leticia Dolera (REC 3) recuperó su papel como presentadora de la Muestra y la jornada arrancó con Kenshin, el guerrero samurái. Adaptación del famoso manga homónimo, nos cuenta la historia de un antiguo samurái que ha prometido no volver a matar tras la guerra civil que dio paso a la era Meiji y la occidentalización de Japón en el siglo XIX. El problema surge cuando viejos fantasmas del pasado y un nuevo enemigo entran en escena para ponerle a prueba. Violenta y con una buena ambientación, Kenshin resulta bastante divertida, si bien su final termina cansando y le falta fuerza.


La sorpresa del día llegó con Grabbers, una modesta película que nos narra la llegada de una monstruosa criatura alienígena a una apacible isla de Irlanda, en la que sus habitantes tendrán que ingeniárselas para defenderse de ella. Heredera del cine de Steven Spielberg y de las ya míticas comedias de Edgar Wright (sobre todo de Shaun of the Dead), Grabbers consigue entretener en todo momento gracias a su disparatada historia, la combinación perfecta entre humor y terror, sus pintorescos personajes y unos dignos efectos especiales.


De todas las virtudes de Grabbers carecía la siguiente película, Boneboys. Secuela bastarda de La matanza de Texas, nos presenta a un grupo de psicópatas que se dedican a secuestrar a jóvenes que luego serán devorados en un restaurante de San Antonio, Texas, donde se sirve carne humana. Con una historia que carece de sentido alguno, una sucesión de eventos sin explicación, escenas que dan vergüenza ajena, mal rodada y peor interpretada, la eterna Boneboys (dura 86 minutos) es de las peores películas que he visto jamás. Insufrible. Suerte que todavía quedaba mucha más Muestra de Syfy por delante. 


miércoles, 6 de marzo de 2013

Mamá: Terror de la factoría Del Toro


Cinco años después de su desaparición, Lucas y Annabel encuentran a sus sobrinas, Lilly y Victoria, en una siniestra cabaña perdida en el bosque. Nadie sabe con certeza cómo han sobrevivido todo este tiempo y, una vez en casa de sus tíos, las dos pequeñas no cesan de hacer referencia a la presencia de Mamá, un extraño ente que parece haberlas cuidado en el bosque y que no está nada contento con que le hayan arrebatado a sus niñas.

Por méritos propios, Mamá se ha convertido en uno de los estrenos más exitosos de lo que llevamos de 2013 y una propuesta decente para el cine de terror. Dirigida por el debutante Andrés Muschietti, que procede del mundo de la publicidad, y basada en un guión que escribió él mismo junto a su hermana Barbara, Mamá viene apadrinada por Guillermo Del Toro, responsable de películas como Hellboy o El laberinto del fauno. Que el productor de Mamá sea el mencionado director mexicano no me hacía demasiada ilusión, pues que le definan como un visionario cuando no hace más que embarcarse en proyectos cinematográficos que no termina me parece una estrategia de márketing más. Su mano se nota en el acabado de Mamá, que comparte estética y temática con otras películas del propio Del Toro o producidas por él, como la irregular No tengas miedo de la oscuridad.


Mamá tiene un buen arranque, y durante la primera mitad de la película destaca la habilidad de Muschietti para la creación de atmósferas terroríficas en las que prima lo que no se muestra en pantalla por encima los tópicos del género que The Cabin in the Woods satirizó con ingenio, lo cual es de agradecer en los tiempos que corren para el terror cinematográfico. El director opta por un estilo limpio y cuidado que transmite tensión a los espectadores, y lo combina con cierto desarrollo de personajes, adentrándose en las personalidades de los miembros de la disfuncional familia protagonista, lo cual siempre es de agradecer. Sin embargo, según nos acercamos al final, la trama de Mamá pierde bastante fuerza, sobre todo en lo que concierne a la criatura paranormal que da nombre a la película, cuyo origen es demasiado tópico, mil veces visto y nada espectacular.

La sombre de Del toro se aprecia en los elementos fantásticos incluidos en la historia, así como en la fotografía y estética de la película. Dejando de lado al productor, Muschietti ha sabido manejar a un reparto convincente y sacar provecho a dos actores emergentes con mucho potencial. Nos referimos, por supuesto, a Nicolaj Coster-Waldau (más conocido como Jamie Lannister gracias a su interpretación en la serie Juego de Tronos), y a la todoterreno Jessica Chastain (deslumbrante en La noche más oscura). Una vez más merece la pena alabar el trabajo de esta gran actriz, pues su personaje, Annabel, es de lo mejor de Mamá, capaz de transmitir cierta ternura y emoción dentro de una película de terror.



Curioso debut de Andrés Muschietti, Mamá supone una entretenida película de terror que evita la mayoría de los tópicos del género, si bien termina cayendo en otros, y que cuenta con la presencia de una pareja de actores de mucho potencial.

domingo, 3 de marzo de 2013

El Doctor, de Oneyros

En nuestra sección de firmas invitadas hoy tenemos a un colaborador especial: se trata de Oneyros, autor del blog Welcome to the Suck y redactor de Nuestros Cómics. Apasionado de los cómics, las series de televisión, el cine y la literatura, Oneyros es un gran amigo, a quien nunca le estaré lo suficientemente agradecido después de todo lo que hemos pasado desde que nos conociéramos hace ya algunos años. En su colaboración para este blog nos habla de una de sus series favoritas de la actualidad: Doctor Who. Os dejo con su recomendación de esta serie de culto británica.


“Because I've seen him.
And he's like fire and ice and rage.
 He's like the night and the storm and the heart of the sun.
He's ancient and forever.
He burns at the center of time and he can see the turn of the Universe...
 And he's wonderful"”

Estoy siendo partícipe de una tradición inglesa, que lleva vigente durante medio siglo. Lógicamente, al ser el país de las tradiciones, medio siglo no implica nada, es casi un suspiro, pero aun así, emociona formar parte de algo así. Y es que este año, se cumplen cincuenta años del estreno de la serie Doctor Who.

Con más de treinta temporadas a sus espaldas, la serie está viviendo uno de sus mejores momentos, con la encarnación más famosa del Doctor, desde su reinicio en el año 2005. A pesar de haber contado con actores del calibre de mi adorado Christopher Ecclestone y el espléndido David Tennant, Matt Smith ha alcanzado una fama mundial. 

Gran parte del éxito de esta nueva etapa es la toma de posesión de Steven Moffat como productor de la serie a partir de la quinta temporada. Moffat es un gran fan del Doctor desde que era pequeño y ya escribió algunos de los capítulos más carismáticos como el maravilloso “Blink”, además es el creador de la serie Sherlock, que tanto le gusta al dueño de este blog en el que escribo. No quiero, ni mucho menos, desmerecer al productor anterior Russel T. Davies, que realizó una labor fantástica, rescatando al personaje del olvido y convirtiéndolo en un héroe actual.


Pero me estoy yendo por las ramas. El aniversario no es de ni Moffat, ni de Davies, ni de Smith, ni de Tennant, ni de Ecclestone (aunque sueño con que todos participen en el mismo), el que cumple año es el Doctor.

¿Quién es el doctor?

Al comienzo del post, pongo unas pequeñas líneas de descripción del personaje, que pueden ajustarse o no al concepto del personaje. Ha tenido multitud de nombres: “The oncoming storrn”, “The raggedy doctor”, “John Smith”, “Sweetie”… ha tenido once caras y once personalidades. Ha sido héroe a la vez que antihéroe, ha sido benevolente y mezquino. Y es que lo cierto es que a pesar de existir multitud de libros y explicaciones del personaje, el último señor del tiempo no puede ser representado por palabras.


Por mucho que leas la descripción del capítulo, no hay mejor manera que sumergirte en este fantástico mundo con la compañía musical de Murray Gold, para entender al personaje en todos sus matices. Y aunque llevo años leyendo cómics y me he visto series y series de televisión, el Doctor tiene algo mágico que te atrapa y no te deja escapar.

Con esto, dirijo la mirada al cielo, deseo un feliz cumpleaños anticipado al Doctor, mientras sueño con encontrar la cabina azul.

viernes, 1 de marzo de 2013

Apostando por la creatividad, de The Korinthian

Hoy contamos con la participación de The Korinthian como firma invitada. Autor del blog El libro del Destino e incansable dibujante, The Korinthian es un verdadero apasionado del noveno arte, pues posee conocimientos enciclopédicos acerca de los cómics y de los artistas que se esconden detrás de las viñetas para sorprendernos y emocionarnos historia tras historia. Relacionado con este medio, The Korinthian reflexiona acerca del nuevo rumbo del mundo editorial del cómic gracias a fenómenos como el crowdfunding en el artículo con el que os dejo a continuación.

Tradicionalmente la creación artística  en cualquiera de sus variantes y en cualquier ámbito ha necesitado de un apoyo económico que la sustentase.
Los antiguos mecenas fueron los iniciadores del proceso en el que tanto artista como promotor dependían de alguna manera uno del otro. Sin las dos partes de la ecuación ésta no se sostenía. Grandísimas obras pictóricas, arquitectónicas y escultóricas deben su existencia a dicho sistema.

En el caso de la publicación de creaciones noveladas y relacionadas con el mundo del libro y de la escritura, con la imprenta y los sistemas de producción en masa, el acercamiento al gran público hizo posible llegar mucho más lejos, y también que los autores comenzasen a depender menos de un único promotor, pues aunque siempre alguien tenía que financiar los gastos de publicación, está claro que el sustento de esas creaciones ya no dependía únicamente del productor financiero, sino del éxito de ventas del producto y de la cantidad de compradores individuales que se hacían con el producto, de forma que cada lector de alguna manera se hacía partícipe en el sistema como promotor de una pequeña parte de la creación.

Específicamente en el mundo del cómic, y en concreto en el comic book americano, han sido las empresas grandes (dueñas de los derechos de publicación de los personajes que publican) las que han iniciado el proceso, alquilando los servicios de los artistas para trabajar en sus publicaciones.

The Fracture of the Universal Boy, de Michael Zulli
Con el tiempo comenzó a crearse poco a poco una corriente de autores que se autopublicaban, arriesgando su dinero sin el apoyo financiero de una empresa que lo respaldase, pero manteniendo la enorme ventaja de controlar todo el proceso creativo.

Los tiempos habían cambiado y el mercado se había diversificado. Hoy día no es tan difícil encontrar variedad e incluso éxito de ventas en unos artistas que han creado verdaderas franquicias apostando por sí mismos.

A pesar de todo esto, encontrar medios de financiarse para publicar algo de creación propia siempre es complicado, puesto que la novedad, alejada de los cauces habituales siempre es un riesgo económico. El cada vez más extendido y habitual crowdfunding permite a muchos de estos autores con un proyecto personal concebido, desarrollado y listo para ser publicado, encontrar esa fuente de financiación.

Las plataformas que permiten mostrar estos proyectos (hay varias, como Verkami o Kickstarter) están ofreciendo todo lo mejor de los autores que buscan sacar adelante sus interesantes propuestas. Al tiempo que ofrecen y publicitan su proyecto para todo aquel interesado en él, buscan a esos mecenas que apuesten por el proyecto para sacarlo adelante. Con diferentes modalidades y niveles de aportación monetaria (y por tanto para todos los bolsillos y gustos), los mecenas se comprometen a invertir su dinero si a una fecha determinada se ha alcanzado la cantidad necesaria para sufragar el proyecto, de modo que sólo se desembolsa la cantidad pactada si todo resulta favorable para la publicación.

No sólo autores menos conocidos presentan así sus proyectos. Autores tan interesantes y conocidos como Guillem March, Michael Zulli o Marc Silvestri utilizan estas plataformas. Y uno tiene la emoción de implicarse por algo que le supone no sólo un gusto para los sentidos y la mente, sino también una satisfacción personal por haber contribuido a sacar adelante un proyecto que merecía la pena…